jueves, diciembre 29, 2005

Aventura en África: Kenia 2005.

El 2 de enero se acerca. Poco queda ya. El año pasado por estas fechas teníamos todo preparado para embarcarnos en un boeing rumbo a tierras africanas. La aventura, lo desconocido, pero también un montón de gente extraordinaria por conocer nos esperaba.

Ahora que estamos a punto de cumplir el primer aniversario de nuestra primera experiencia africana, los recuerdos empiezan a aflorar, los rostros, los momentos especiales, las situaciones que nos hicieron no parar de reír, todo lo que convirtió un simple viaje de trabajo en una experiencia inolvidable.


Estas fechas, las Navidades, tan propicias para rememorar lo acontecido en el año que se está terminando, esta vez no han sido la causa de que vuelva a mi memoria Kenia. Esta mañana cuando iba a trabajar en Barajas me he cruzado en un abandonado y oscuro pasillo, colgado, con un cuadro, una lámina enmarcada de un cartel publicitario clásico, de allá por los años setenta, de una conocida línea aérea española. Se trataba de un dibujo de un guepardo, altivo, elegante, orgulloso, mirando al frente sobre un fondo que intentaba representarlas interminables llanuras de la sabana africana, con su hierbas altas y sus acacias y espinos solitarios. Rotulado en negro se podía leer Kenia.

Una vez más me rodea la nostalgia, la morriña como tan bien definen esta sensación los gallegos. Recuerdos y más recuerdos se agolpan dentro de mi cabeza, todos ellos quieren salir, ver la luz de nuevo. Todavía está muy reciente la experiencia vivida, sentida, disfrutada al máximo, pero aunque el tiempo pase creo que la emoción que me sobresalta cada vez que rememoro esos días nunca desaparecerá. Lo presiento y tengo la certeza de que puedo afirmar que así va a ser.

Larga vida “keniatas” ¡Qué nos quiten lo bailado! Felices Fiestas a todos y que 2006 nos depare un año tan extraordinario como el pasado.

PD Queridos Reyes Magos: ¡por qué no otra salida como la keniata el año que viene? Yo me lo pido.

miércoles, diciembre 28, 2005

LIBROS. Lecturas Convulsivas. "Los subterráneos", de Jack Kerouac.

Cuando abres un libro de Kerouac, en este caso Los Subterráneos, no sé lo que te esperas encontrar desde un principio, quizás lo que algún amigo te haya contado, o lo que hayas leído en alguna revista de libros, o lo que diga tu profesor de literatura al respecto. Yo había leído a Bukowsky y a Burroughs, y contaba con encontrarme algo parecido a estos dos escritores americanos de su generación, al enfrentarme con Kerouac. Pero, no fue así.

Mayúscula sorpresa me he llevado al empezar y en unas cuantas horas devorar literalmente la novela de Kerouac. Me he encontrado con una sórdida historia, con una historia de la vida, con una historia de amor, el amor del escritor Leo Percepied (alter ego de Kerouac) y la joven negra Mardou Fox. Por mucho que los críticos literarios nos bombardeen con que la novela de Kerouac es el fiel reflejo de los “cool beat” de la década de los 50 en Estados Unidos, y que representa y caracteriza magistralmente a esa generación y a lo acontecido en la costa oeste norteamericana durante esos años: las borracheras, la miseria que rodeaba a sus protagonistas, las fiestas continuas, los coqueteos con las drogas de diseño, la mendicidad, la otra cara del sueño americano, que también, “los subterráneos” es una historia de amor, del amor de Leo y Mardou.

Kerouac pone a prueba en su narrativa los que él denominaba principios de una escritura espontánea, en uno de ellos, que dice así: “procura primero satisfacerte a ti mismo, que luego el lector no podrá dejar de recibir la comunicación telepática y la excitación mental, pues en su cerebro actúan las mismas leyes que en el tuyo”, satisfactoriamente sale airoso del envite. La obra de Kerouac te llena desde el primer párrafo, te enamora con su invertebrada prosa, te sobrecoge desde el comienzo, te coge de la mano y te da un paseo por el San Francisco de la época, y luego te deja solo, y tú como hechizado ya empiezas a caminar sin su compañía a través de sus metáforas y de su poesía.

Los entendidos en literatura suelen caracterizar a “en el camino” como el mejor reflejo narrativo de la generación “beat” de finales de los 40, los conocidos como “hot beat”, luego “los subterráneos” viene a dar imagen a esos mismos “beat”, pero unos años más tarde, los años duros, los denominados “cool beat”, como he indicado arriba. Pero aún con todo esto, lo que Kerouac refleja en sus obras está ahí fuera, en ti, en tu vida, en lo cotidiano, porque ante todo Kerouac era un observador, un gran “voyeur” de la vida real.

El estilo de Kerouac es complicado estructuralmente, se trata de párrafos larguísimos, con puntos y aparte unos seguidos de otros, farragosos de seguir al principio. Aunque en seguida te enganchan y no quieres que su lectura se acabe nunca, lo que refleja otro objetivo propuesto, y conseguido, en el último de los principios de la escritura espontánea: “[escribid] con excitación, a toda prisa, hasta sentir calambres, de acuerdo con las leyes del orgasmo”. Aquí nace su originalidad, un estilo heredado de la música bop, de la genial revolución de Charly Parker; Kerouac improvisa sobre un tema principal, deja que las variaciones de su prosa te lleven, como en una partitura de jazz. Al fin, la abrumadora escritura de Kerouac te envuelve por completo, cada situación, cada escena, hace revivir en ti a todos tus sentidos.

Doctor Faustus.
Referencia bibliográfica: ”Los subterráneos”, por Jack Kerouac. Barcelona: Anagrama. Posted by Picasa

lunes, diciembre 26, 2005

ARTE. 35. Amanecer, 2004. Beatriz de las Heras.

35. Amanecer.


VIDA RURAL. ¡Esas otoñales setas!!!

Se trataba de un nuevo día que amanecía entre neblinas y con un rocío que cubría por completo todo el suelo. Era fiesta y serían las ocho de la mañana. El motor del Land Cruiser rompió el silencio de la amanecida. Cauteloso me dirigí a la cañada galiana, todavía desierta, con un zurrón a la espalda y una buena vara de fresno que me ayudaba al caminar.

La pradera se extendía por unos largos kilómetros de un verde que quería romper la monotonía del blanco cegador de la helada nocturna. Las primera sorpresa de la mañana no se hizo esperar mucho tiempo, un corro de unas ocho setitas de cardo se cruzó en mi camino. Todavía recuerdo que una fina capa de hielo cubría por completo su sombrero, marrón, negro pardo.

La mañana se dio bien, el morral iba medio lleno, unos dos kilos de hongos para hacer las delicias de una tarde de setas fritas; con un poco de aceite, una pizca de sal y un sartén bien caliente bastaría. Ya volvía cuando vislumbré a lo lejos una figura humana, otro paseante. La discreción en estos casos es imprescindible y lo más audaz habría sido internarse en el soto bosque para perderme entre las sombras de los fresnos y los olmos. Me pudo más la tentación de añadir alguna otra seta a mi saco.

Hombre chaval, buenos días, ¿qué haces por aquí?, me preguntó el bueno de Guillermo, pastor toda su vida, casado y con tres hijas. Entre media sonrisa le respondí que de paseo. Él se echó a reír, de sobra sabía de dónde venía y qué llevaba en el morral que intentaba esconder entre los pliegues de mi gabán de invierno. Todos sabemos que entre un pescador, un vendedor de leña y un setero hay muchas diferencias, pero lo que todos ellos tienen en común es las mentiras “piadosas” que tienen que decir para darse importancia o para no dar más explicaciones de las debidas.

Guillermo me preguntó que si venía de “las Desillas”, y qué si había visto a alguien por allí. Le contesté que no venía de allí pero que a lo lejos había visto un coche rojo por esa zona. Cambiando de tema, y por si su curiosidad le hacia querer saber algo más de mi “paseo”, le pregunté que qué había puesto en la “porra” del mesón para el “derby” del sábado. Guillermo era del Barcelona, 0-3 me dijo. Yo me eché a reír, era un resultado demasiado abultado, el Madrid jugaba en casa. El domingo me enteré de que se había llevado los sesenta euros del bote.

Ir a coger setas, es un placer de esos que todavía no se pagan con dinero, aparte de darte un buen paseo y respirar aire puro, te llevas algo a casa, un regalo con el que puedes compartir con tu familia o tus amigos una merienda de lujo. Las primeras veces, cuando todavía no sabía diferenciar un pedo de lobo de una senderuela eran frustrantes, pero a fuerza de salir y salir, uno se hace un pequeño experto, y disfruta cada vez que encuentra un ejemplar en condiciones. Es algo difícil de explicar, cuando llegan las primeras lluvias de otoño, algo te recorre de arriba abajo, y cuando empiezas a preparar la mochila y sacas las botas de montaña del fondo del armario, algo sucede, estás ansioso por la infructuosa y precipitada primera salida.

Recuerdo salidas memorables en la lejana y deprimida Molina de Aragón, o las primeras excursiones a por níscalos, que no es lo mismo porque la cantidad de hongos que recoges suele ser inmensa. Pero a pesar de todas estas, recuerdo dos salidas con especial cariño. Una fue con mi abuelo paterno, en junio, totalmente fuera de temporada. Cogimos unos cuatro kilos, fue todo un festín guerrero. ¡Qué risas en medio del monte! Hasta un pastor se acercó oyendo las risotadas. Y el muy, ... vamos un setero en toda regla nos recomendó ir por la parte alta de ladera, que es donde salían las setas según él. Pues nosotros fuimos por la parte de abajo, y vamos si llenamos el talego en un par de horas.

La otra salida que nunca olvidaré, fue cerca de los Pinares del Ducado, en Guadalajara, los que éste verano se quemaron por una imprudencia y por el pasotismo y la ignorancia de unas autoridades que siguen fuera de sitio, pero ocupando su sillón. Era una salida con los amigos de una biblioteca rural al bosque para recolectar unos níscalos y luego por la tarde hacer una buena fritada. Estuvo ella, Merce, y nos hizo la excursión más amena y divertida. Su espíritu sigue allí, estoy seguro, lo presiento. Yo todavía no me he atrevido a volver. Aun así lo sé, está allí.

miércoles, diciembre 21, 2005

TEATRO. En un lugar de Manhattan. "El retablo de maese Boadella".

Dramaturgia de Albert Boadella a partir de textos de El Quijote de Miguel de Cervantes.
Con: Xavier Boada, Xavi Sais, Dolors Teneu, Jesús Angelet, Minnie Marx, Francesc Pérez, Pilar Sáenz, Ramón Fontserè y Pep Vila
Dirección: Albert Boadella.
Madrid, Teatro Albéniz.

De todos los pasajes del Quijote que guardo en la memoria es quizá el relativo al retablo de maese Pedro (capítulo XXVI de la segunda parte), el que mejor cuadra con el planteamiento del espectáculo que, como homenaje a la obra cervantina, representa estos días en Madrid la compañía Els Joglars. Asistía allí nuestro insigne caballero a una función de títeres en la que se rememoraban las hazañas del señor Don Gaiferos para liberar del cautiverio a su esposa Melisendra; enardecido por el ardor guerrero de la narración y presa de un furor repentino la emprende a mandobles contra los moros perseguidores de Gaiferos y Marsilio y viene a dar en el suelo con todo el tinglado del retablillo, justificándose después ante los presentes explicándoles que había creído verdadero lo representado por aquellas figurillas de cartón.



En este nuevo retablo los personajes son actores y actrices de carne y hueso que están ensayando precisamente una versión posmoderna de la novela de Cervantes. La responsable del montaje es Gabriela, una directora excéntrica y vanguardista, un híbrido de Pina Bausch y Bob Wilson que ha convertido la novela cervantina en un furibundo alegato feminista. No tardan en surgir los problemas con el grupo de actores varones, que no se resignan a ser relegados al papel de segundones y tratan de boicotear el ensayo. Para acabar de arreglar las cosas, irrumpen en escena dos internos del psiquiátrico de San Blas, fontaneros por más señas, que vienen a reparar una gotera, y que presa de una singular locura, como la que aquejaba a nuestro eximio caballero andante, se creen Don Alonso y Sancho. El conflicto está servido, alimentado por la rivalidad existente entre el sector masculino y el femenino del elenco y por las bromas de los actores, que recrean teatralmente escenas del Quijote para burlarse de Don Alonso ora siguiéndole la corriente ora ridiculizando sus actitudes trasnochadas y su credo quijotesco.

La acción se resuelve en una trepidante sucesión de escenas que reflejan dos mundos enfrentados: el auténtico de el Quijote y el ficticio, o más bien, el falseado, de su representación escénica, en la que se banaliza el mensaje primitivo y se pervierte el genuino espíritu quijotesco instrumentalizando el texto originario para satisfacer las obsesiones y las fantasías delirantes de una directora frívola y esnob. El resultado es un alambicado juego dramático en el que se vulneran permanentemente los límites entre la realidad y las apariencias y que desemboca en situaciones hilarantes fraguadas con los múltiples recursos de la comicidad bufonesca que tan bien manejan los integrantes de la compañía. Al paso, se parodia a una cierta forma de la creación teatral vanguardista contemporánea y a un buen número de tipos humanos representativos de lo más conspicuo de la fauna carpetovetónica y se ironiza sobre muchos de los tópicos que subyacen a actitudes y comportamientos individuales y colectivos.

La invención, la sorpresa, la invitación al juego; la chanza permanente y el sarcasmo ocasional, que revelan una aguda percepción de la realidad social y política españolas, son las señas de identidad de este divertido espectáculo de Albert Boadella. Y su respeto escrupuloso por el espíritu cervantino, que reverdece en la patética figura del pintoresco fontanero que encarna Don Alonso Quijano y en su pánfilo comparsa Sancho (espléndidos Ramón Fonserè y Pep Vila), enfrentados a los molinos de viento de la falsificación y de la impostura.

Feliz colofón -cuando estábamos ya próximos al hartazgo-, a la plétora de publicaciones, homenajes, exposiciones, mascaradas, cabalgatas, y espectáculos de toda laya, que con varia fortuna pero con no magro dispendio de caudales del erario público –sin pagar por ello el alto precio que pagó el alcalaíno-, se han venido celebrando para conmemorar la efemérides del cuatrocientos aniversario de la publicación del Quijote; una libérrima reescritura del mito, rigurosa y atinada que nos reconcilia con la obra de Cervantes y nos invita a reflexionar sobre la pervivencia de la escala de valores morales del setecientos que dicha obra representa.

Gordon Craig.

miércoles, diciembre 14, 2005

TEATRO. Yo Satán. "Vendedores de palabras".

De: Antonio Álamo.
Con: Alfonso Lara, Juan Fernández, Pako Sagarzazu, Ales Furandarena, Ildefonso Tamayo, Ramón Ibarra y Adolfo Fernández.
Dirección: Álvaro Lavín.
Madrid, Teatro Bellas Artes.



Al contrario de lo que ocurre con el cine, donde comúnmente tienen cabida como protagonistas de muchas películas personalidades relevantes de la vida pública del presente o de la historia inmediata, ya sean miembros de la realeza, líderes políticos, religiosos o militares, o bien procedan del ámbito de la creación intelectual o artística, el teatro parece más reacio a enfrentarse a estos personajes, aunque un tratamiento riguroso de los mismos, más allá de los tópicos, de la veneración que suscitan entre los adeptos, o del reconocimiento acrítico de sus supuestas virtudes, tendría un innegable atractivo escénico

Antonio Álamo -con algunos otros autores, como Albert Boadella, o más recientemente, Juan Mayorga- constituye una excepción a la regla. Ha demostrado que no se arredra ante las dificultades y que es capaz de sacudirse el lastre de lo políticamente correcto y de romper el prejuicio de la aparente intangibilidad de la que gozarían ciertas celebridades históricas al llevar a escena a personajes como Hitler, Churchil o Stalin (en Los enfermos). Ahora lo intenta con el mismísimo Santo Padre y algunos miembros del colegio cardenalicio para devolvernos de ellos una imagen no por caricaturizada y esperpéntica menos humana y ornada, en su entorno privado, de debilidades, delirios y pequeñas mezquindades que son ingredientes habituales en el carácter del común de los mortales.

La obra es una versión para teatro de su libro “Nata soy”, y constituye un auténtico “thriller”. El dominico y exorcista español Fray Gaspar de Olivares es reclamado urgentemente al Vaticano por miembros destacados de la Curia para llevar a cabo una investigación secreta sobre la ejecutoria del Santo Padre. Pronto se verá involucrado en una conspiración para asesinarle, pues sus detractores -y aspirantes a sucederle-, alarmados por su comportamiento anómalo, atribuyen lo que no son quizá sino manifestaciones de una incipiente demencia senil al efecto de una posesión del maligno. El conflicto entre el bienintencionado Fray Gaspar y su “fe de carbonero” con la actitud interesada y malévola de los más altos dignatarios eclesiásticos del entorno del Papa, empezando por su secretario personal y terminando por el cardenal Joseph Hacker, presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, da lugar a una intriga policiaco-burlesca que revela los aspectos más sórdidos de la vida en la Santa Sede, centro neurálgico de dirección de “la multinacional más antigua que existe sobre el planeta”, a la vez que pone al descubierto la soledad y las miserias de un hombre condenado a representar hasta el límite de sus fuerzas el papel de líder carismático e infalible de esta institución milenaria.

Comedia ágil y divertida, la obra no rehuye el análisis y la reflexión, viniendo a denunciar las irreductibles contradicciones que surgen al intentar conjugar la espiritualidad genuina de muchos creyentes con la doctrina de la fe, en permanente proceso de adaptación a los tiempos cambiantes, y todo ello, con el mantenimiento de la superestructura organizativa que proporciona cobertura material, crematística, al funcionamiento de la institución.

Un montaje y ambientación sobrios, funcionales, crean el marco adecuado para los múltiples espacios de la acción; aunque la responsabilidad del milagro de hacerla verosímil y rebosante de humor recae sobre el solvente trabajo de los actores, sobre todo en la inigualable vis cómica de un espléndido Pako Sagarzazu, en verdadero estado de gracia en el papel del Santo Padre y en Alfonso Lara, el mirífico y crédulo Fray Gaspar de Olivares, sucesivamente espía, confidente y protegido de su Santidad y viva imagen de la inocencia corrompida.

Gordon Craig.

martes, diciembre 13, 2005

LECTURA. Plan de Lectura “Érase que se era”, del I.E.S. Luis de Lucena de Guadalajara.

El poder y el placer de leer.

Uno de los objetivos generales de la etapa de Educación Secundaria Obligatoria es “que los alumnos se beneficien y disfruten autónomamente de la lectura como fuente de enriquecimiento cultural y placer personal”. Por ello en las programaciones didácticas de la materia Lengua Castellana y Literatura para los distintos cursos y niveles se incluye, vinculada al desarrollo de las actividades de la enseñanza y aprendizaje de la Literatura, y con carácter obligatorio, la lectura de al menos tres obras literarias, una por cada período de evaluación para la ESO y primer curso de Bachillerato y cuatro para segundo de Bachillerato, repartidas cronológicamente, una del Siglo XVIII, otra del siglo XIX y otras dos, correspondientes respectivamente a la primera y segunda mitad del siglo XX.

Considerando los bajísimos índices de lectura del alumnado y la escasa implantación del hábito de la lectura, el Departamento de Lengua Castellana y Literatura del Centro para paliar en alguna medida esta situación ha venido enfocando la selección de lecturas obligatorias para la E.S.O. siguiendo criterios que permitieran compaginar los aspectos estrictamente académicos de la lectura con sus aspectos lúdicos. Sin menoscabo de su calidad literaria, se trataba en todo momento de sugerir obras de lectura amena, no muy largas, de poca dificultad estructural y complicación estilística y actuales, en el sentido de que pudieran conectar con los intereses y con las referencias –exiguas- de la cultura literaria de los alumnos, desde el convencimiento de que lo más importante durante esta etapa –o al menos en el primer ciclo-, era iniciar a los alumnos en el hábito de la lectura o consolidarlo y ponerlos en contacto con el rico y variado mundo del libro. En este sentido se conjugaba la discrecionalidad en la elección de algunos títulos entre una oferta variada, con la obligatoriedad de otros para poder hacer actividades conjuntas de comentario y análisis, como exige el currículo para la enseñanza de la materia.


Con todo y con eso, año tras año se ha venido constatando que esa tendencia no se invierte, antes bien se mantiene o se incrementa, reforzada por la disminución de horas lectivas dedicadas a la asignatura de Lengua y Literatura y por la “competencia desleal” de otros medios de información, cada vez más presentes en la vida de nuestros adolescentes: la Televisión, los videojuegos y actualmente un uso indiscriminado y acrítico de las nuevas tecnologías de la información, sobre todo de Internet. La cultura de la imagen, los dibujos animados o las superproducciones de Hollywood van invadiendo cada vez más espacios y arrinconando la cultura tradicional libresca, haciendo que el universo de referencias clásicas, históricas o literarias de nuestra tradición occidental, la cultura grecorromana, medieval, renacentista o barroca, ilustrada o romántica, sea cada vez más exiguo, dificultándose, por ende, o retrasándose el acceso a las grandes obras literarias, no sólo a los clásicos, sino a la gran tradición de la novela decimonónica anglosajona de aventuras, por ejemplo, o a las obras de carácter iniciático, o la novela sentimental o histórica, o la literatura fantástica, por no mencionar la prácticamente inexistente relación de los alumnos con la literatura dramática o con la poesía, o con las dos grandes aportaciones del siglo XX a la expresión escrita: el periodismo y el ensayo y la erudición.

Se impone, pues, una toma de posición clara y una voluntad decidida de todos los miembros de la comunidad educativa, y en el seno del instituto, de todos los departamentos didácticos, de tomar medidas tendentes a solventar esta situación desastrosa que amenaza con el analfabetismo funcional sobre todo a aquellos alumnos más desfavorecidos y que, como siempre, sin el conveniente apoyo y estímulo familiar –explícito o por la mera vía del ejemplo (padres que leen a sus hijos pequeños, o que leen habitualmente libros o periódicos)- se van a quedar descolgados para siempre fuera de los circuitos de la letra impresa una vez que abandonen la institución escolar. Y no nos engañemos, el momento de actuar es ahora, queremos decir, durante la preadolescencia y adolescencia, que es el periodo de desarrollo personal durante el que, primero: se crean los hábitos de conducta y, por ende, intelectuales, que van a impregnar la vida del futuro adulto; y segundo, y esto es casi más importante, este periodo de desarrollo del niño es aquel en el que este está más necesitado de los modelos y de la experiencia humana en forma “concentrada” que le proporcionan los libros; eso sin contar con las carencias insalvables en el desarrollo cultural del individuo que acarrea el hecho, no ya de no saber leer, sino de no “desear” hacerlo porque hayamos descuidado padres y maestros esa labor de aprendizaje adecuado y permanente estímulo e invitación a la lectura placentera y en libertad. Un plan sistemático y coordinado de fomento de la lectura podría servir al menos para una toma de conciencia del problema y contribuir, en alguna medida, a solventarlo.

Pero ¿de qué tipo de lectura estamos hablando? O, en otras palabras ¿qué entendemos por lectura? Lo que proponemos es el acercamiento y la profundización en los libros de una forma creativa, lúdica y placentera. Se trata de que los alumnos realicen una lectura profunda y viva, frente a la lectura pasiva que se limita a descifrar los caracteres impresos, y que les permita proyectar sus inquietudes y encontrar vías de solución a sus problemas. El gusto por la lectura no se adquiere –o no sólo- leyendo bajo el efecto de la necesidad o de la obligación; la lectura sólo puede ser fuente de satisfacción cuando ha sido fuente de descubrimientos, y de descubrimientos espontáneos. La mayor preocupación, por tanto, de quienes enseñamos a leer a los niños debería consistir en hacer que el placer dure y que la demanda persista mucho más allá del tiempo que exige el aprendizaje.

En primer lugar, habrá que asegurarse de que se ha cubierto convenientemente la fase de la descodificación de los mensajes escritos y que se ha llegado al dominio absoluto del desciframiento del sistema gráfico. Ese grado de desarrollo instrumental es necesario para llegar a adquirir el verdadero “poder” que proporciona la lectura. Pero no es suficiente. Según Robert Gloton “el verdadero poder de leer le está dado sólo a aquel que sabe hacer de la lectura una operación eminentemente activa (...) al que sabe comprender un texto con una actitud espiritual esencialmente crítica, (...) a quien sabe dialogar y comunicarse con el autor del texto aunque medien entre ambos siglos o kilómetros de distancia. (...) Sólo quien posea ese poder de compromiso total en la búsqueda del diálogo, de la comprensión, tendrá necesariamente el gusto por la lectura, y la riqueza de la producción literaria -y no literaria, añadimos nosotros-, será para su deseo una excitación permanente”.

Arte. Bea de las Heras: 66. Casa junto al mar, 2004.

66. Casa junto al mar.
















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viernes, diciembre 09, 2005

LIBROS. Perro Callejero, de Martin Amis. Barcelona: Anagrama, 2005.


Xan Meo es un tipo multidisciplinar, escritor, actor y otras tantas cosas más. También es hijo de un delincuente muy afamado. Xan está casado de segundas nupcias con Russia, y tiene dos hijas. Un día cualquiera después de despedirse de su mujer se dirige a su pub. Allí, al lado de una barandilla recibe una brutal paliza. Xan es hospitalizado y después de una larga convalecencia revive, pero ya no es el mismo, es un tipo diferente, más agresivo y está obsesionado con el sexo.


De repente y con Xan todavía en el Hospital salta la noticia de que la Princesa, la hija del Rey de Inglaterra, ha sido fotografiada desnuda mientras se bañaba. En medio de todo este escándalo surge la prensa de los bajos fondos, Clint Smoke, el periodista estrella del Morning Lark (la gozada matutina), un rotativo sensacionalistas dirigido a “soplapollas”, que basa su línea editorial en la pornografía y las noticias amarillas, hace su aparición estelar, para no abandonarnos hasta el final de la novela.

Como si todo lo anterior fuera poco, mientras el accidentado vuelo 101 de CigAir transporta un cadáver en sus bodegas, surge en la historia la figura de un histórico mafioso Joseph Andrews y la de Karla White una megaestrella

del porno. ¿Necesitan más alicientes para devorar la última novela de Martin Amis?

Martín Amis nos presenta una novela aterradora y divertida, que trata de abrir en canal el mundo de la sexualidad, de la pornografía, de la lucha entre hombres y mujeres, del papel que juega al paternidad en la vida posterior de los hijos, y de decenas de asuntos más. El estilo de Amis es directo, incisivo, mordaz y sarcástico, humorístico otras veces. Su narrativa llega dentro, sobrecoge, entretiene, te hace reír. Algunas veces, las menos, te sobrepasa la ficción, como si fuera difícil ver la realidad de lo narrado, como si todo fuera un artificio literario; entonces el invento hace aguas. Aun así un buen regalo de Reyes y una excelente lectura sosegada para vacaciones.

jueves, diciembre 08, 2005

LECTURA. Plan de Lectura: "Érase que se era", del I.E.S. Luis de Lucena de Guadalajara.

Érase que se era”, el Plan de Lectura del I.E.S. Luis de Lucena lleva andando un par de meses, y para gran satisfacción de sus promotores, está siendo acogido con gran júbilo tanto por parte de los alumnos del centro en cuestión, como por los docentes y el cuerpo directivo del mismo.

Hace unos largos meses, cuando unos amigos se sentaron por primera vez para empezar a manchar folios, y a gastar horas y horas de trabajo que les permitieron esbozar las primeras ideas sobre las que asentar el futuro proyecto del Plan de fomento de la lectura, ni ellos mismos se podían imaginar un recibimiento tan cálido.

Para empezar, el proyecto, ya definido, fue elegido, entre un gran número, por la Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, como uno de los planes seleccionados por el Gobierno Regional para recibir ayudas, sobre todo económicas, técnicas y de asesoramiento, que no lo hiciera naufragar antes de nacer, y que por lo menos tuviera la oportunidad de morir en el intento de acercar la magia de la literatura a nuestros alumnos.

Antes de que las primeras actividades empezaran a andar, llegó la materialización de la política de marketing del Plan, inteligentemente llevada a cabo por nuestra invitada de lujo en Whispers, Bea de las Heras, que ideó un “burrito” entrañable que con un diseño imaginativo y recurrente es la “mascota” que ilustra los carteles, postales y marcalibros con los que se quiere dar a conocer las intenciones de “Érase que se era”.

Desde aquí, desde Whispers, vamos a ir dando a lo largo de los meses las últimas noticias sobre el desarrollo del Plan, el seguimiento de las actividades, los buenos momentos y también los duros, que seguro que llegarán. Como aperitivo para vosotros, lectores, también como pequeño homenaje a toda las personas que se dejan la piel cada día para que nuestros alumnos sientan el placer de la gran literatura en sus carnes, y para dar ánimo y agradecer su impagable dedicación, a los profesores que andan detrás de este “Érase que se era”, la semana que viene las páginas de Whispers publicarán la introducción y los objetivos del Plan de Lectura del I.E.S. Luis de Lucena. También dejaremos un hueco a nuestra querida Basic_B para que nos presente el diseño de su “Platero".

miércoles, diciembre 07, 2005

TEATRO. “Flechas del Ángel del Olvido” de José Sanchís Sinisterra.

Esta vez José Sanchís Sinisterra y el Teatro de La Abadía, nos presentan, Flechas del Ángel del Olvido, una reflexión sobre la memoria, una invitación a volver a los recuerdos o a “formatear” lo vivido y empezar de nuevo. Sanchís Sinisterra pretende adentrarnos en el mundo de una generación, la actual, que no tiene claros sus fines, no encuentra los alicientes para seguir un camino u otro, que muchas veces se siente perdida, y no sabe continuar, y entonces hace un alto en el camino y quiere olvidar; para luego volver a atrás, mantenerse quieta, sin moverse tan siquiera, o mirar hacia delante y seguir una nueva senda: el resultado de una memoria fragmentada. En resumen en el último trabajo de Sanchís Sinisterra se trata de criticar, o al menos eso se pretende, a los jóvenes “fórmula” actuales que son el producto de la maquinaria económica, publicitaria y comercial del siglo XXI.



X es una joven de unos veinte años que sufre una amnesia retroactiva y está internada en un centro especializado, a la espera de que algo la pueda devolver de nuevo al lugar de donde viene. X apareció en un descampado poblado de “sin techo”, de vagabundos, vestida de Arlequín y con una flecha entre las manos. La joven recibe cuatro visitas en una sala de la clínica: la de una hermana, la de un ex novio, la de una antigua amante y la de un desconocido que viene en nombre de su abuela, que está muy enferma. Cada uno de los encuentros de X con sus cuatro invitados se convierte en un monólogo del visitante con la paciente y muda X.

Los encuentros con X tratan de cubrir, de llenar, unas vidas vacías, cada una de las cuatro de los visitantes, las de ellos mismos, mientras X se mantiene distante, ajena, desmemoriada, como si ninguno de sus interlocutores pudiera abrir una pequeña brecha en la situación de la joven, y que la entrada de un pequeño rayo de luz la permitiera volver a la realidad anterior. ¿X quiere volver? El tiempo de cada encuentro con X se va a agotando. Cuando se termina por completo, una enfermera reúne a los cuatro “visitantes” en una sala contigua, donde una de las paredes es un gran espejo imaginario que cubre por completo la escena, y separa a los actores del público, a la espera de que X se decante por alguno de los cuatro personajes, o por ninguno, en su vuelta a su vida anterior. Uno es el elegido.

El trabajo de Sanchís Sinisterra es elogiable, los cuatro diálogos del principio son sugerentes e inspirados, cada uno de los personajes quiere llevar a X a su personal realidad con un lenguaje cambiante para cada situación, unas veces directo, otras familiar, casi íntimo. Cuando la escena agrupa a los cuatro diferentes mundos, o al mismo mundo anterior de X, sus visitantes en la clínica, el ambiente se vuelve más agresivo, cada uno quiere defender su “verdad”, los diálogos a cuatro son incisivos y están jalonados con breves toques humorísticos que hacen que la acción se relaje.

El trabajo actoral es muy relevante y contando con la dificultad que entraña siempre conversar con un interlocutor mudo, más aun. La compañía de la Sala Beckett de Barcelona cumple las expectativas, se les echaba de menos en Madrid, sobresaliendo un gran Ferrán Audi en el papel del ex novio, galán.

Con todo esto, el texto deja demasiadas cosas en el tintero, digamos que se hace imprescindible el epílogo de la enfermera, al final de la obra, “aclarando” todo lo acontecido anteriormente. Demasiado críptico el mensaje, o quizás un servidor no lo comprendió en su totalidad. ¿X no quiere volver a una realidad que no le gusta? ¿Sus visitas buscan cambiar sus propias realidades, apoyándose para ello de X? ¿Por qué de repente ese inesperado cambio en la actitud de X, ausente en la primera parte de la obra, y casi intimidatoria en la segunda, en el encuentro con el personaje elegido? Demasiadas preguntas.

Flechas del Ángel del Olvido en el Teatro de la Abadía.

Arte. Bea de las Heras: 37. Pajarillo intrepido, 2004.

37. Pajarillo intrepido.







 

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domingo, diciembre 04, 2005

VIDA URBANA. Nancy.

El paseo comenzó por el centro, cerca del Museo del Prado. Su nombre era Nancy y llamó mi atención en un semáforo mientras esperaba para cruzar un paso de peatones. Nancy era californiana, hablaba un perfecto castellano, y sus ojos azules tenían un brillo especial, como si se tratara de la mirada de una de las grandes estrellas de Hollywood. Con unos modales exquisitos me preguntó por los horarios del Museo, y que sino me importaba indicarle dónde se encontraban las taquillas.


Yo todavía no había abierto la boca, estaba prendado de sus carnosos labios, y mis ojos se dirigían una y otra vez a un escote prominente y escandalosamente provocador. Al fin, y con el mapa de bolsillo de Nancy entre mis manos, le indiqué la zona del museo dónde podía adquirir las entradas. Hice una marca roja, bien visible.

Mientras los dos cruzábamos el majestuoso Paseo del Prado, con los ardientes vehículos acechando tras un gruesa línea blanca y a la espera de la luz verde que les cediera el paso, se me ocurrió proponerle a Nancy acompañarla hasta las mismas taquillas. Ella dobló la apuesta y me propuso tomar un breve café, si mi tiempo me lo permitía. Tenía que volver a casa a comer, la comida de mi madre, exquisita, me esperaba. Hice una llamada al hogar y degusté un cremoso café en una soleada terraza madrileña, con una californiana enfrente mío.

Nancy era soltera, estudiaba Historia del Arte, y estaba de vacaciones por Europa. Tenía previsto visitar Roma y después París. Hoy era su último día en Madrid. Su familia, de ascendencia argentina, llegó a California en los años 30, y allí instaló una cadena de asadores de carne que eran conocidos en toda la costa oeste. Nancy estaba enamorada del Arte y de la cultura occidental de la Vieja Europa, por esto estaba aquí, para sentirla en vivo y en directo.

Ambos apuramos nuestros cafés. Nancy quería perderse por las salas del Prado, y yo quería arrastrarla hasta las sábanas del hotel más cercano. Pudo más su pasión por Velázquez que mis insinuaciones placenteras del embrujo del sexo mediterráneo. Hubo un beso de despedida, probé sus labios carnosos una única vez, el resto, su cuerpo, su secreto americano, se lo llevó consigo misma para siempre.

Todavía hechizado por la magia de la escena, sorprendido por la perplejidad de la situación vivida, y dando las gracias a la Providencia, regresé a Atocha a pié, a buen ritmo. Enseguida la marabunta del andén me introdujo en un convoy. El tren se puso en marcha, próxima estación, ¿el hogar? ¿Quién lo podría asegurar? Caprichoso Destino.

viernes, diciembre 02, 2005

TEATRO. Conozca usted el mundo. "Viaje a ninguna parte".

De: Lluïsa Cunillé.
Con: Lola López, Rosa López, Victoria Enguídanos y Paco Zarzoso
La Hongaresa Teatre.
Dirección: Paco Zarzoso.
Madrid. Sala Cuarta Pared.


De nuevo la escritura sutil y desnuda de Luïsa Cunillé, el análisis incisivo pero siempre comedido e indoloro; su habilidad para el aforismo y la frase ingeniosa y su pericia para trenzar los finos hilos que tejen comportamientos convencionales a situaciones inverosímiles, absurdas o disparatadas. Y la misma mirada indulgente hacia unos seres resignados, anclados en el espacio intemporal de la memoria. Y una veta de lirismo que pulsa las cuerdas de la sensibilidad y de la ternura y suaviza la sardónica impronta pinteriana de su dramaturgia personalísima.

El azar parece haber convocado simultáneamente a los protagonistas, tres personajes sin nombre, a tres habitaciones contiguas de un hotel de mala muerte, un espacio impreciso anclado en la vastedad de nuestros recuerdos de decorados de películas olvidadas. Y allí vamos a asistir a la revelación de tres intimidades, a medias compartidas, veladas pudorosamente tras el tul de las ilusiones perdidas, de tres proyectos de vida frustrados, unidos en la inseguridad y en el miedo a mostrarse tal cual son a los demás; tres seres desvalidos, enfermos de soledad y de tristeza, que sueñan, sin demasiado convencimiento con una felicidad que la vida parece negarles. Y el ruido de los trenes en la noche como metáfora de esa permanente invitación al viaje, a la itinerancia; y la vieja estación de ferrocarril pronto convertida en apeadero, a la que llegan al final nuestros protagonistas para comprobar que han perdido su último tren.

Tres personajes improbables, pero a la vez reales, hechos de jirones de recuerdos, a cuya vida la autora nos permite asomarnos por un breve lapso de tiempo, el suficiente mientras dura el encantamiento y antes de que nos resulten demasiado familiares, demasiado próximos, y amenacen nuestra seguridad de espectadores satisfechos refugiados en la oscuridad de la butaca. Pero no antes de que descubramos que quizá nosotros también hemos sido tentados alguna vez por el señuelo de la engañosa oferta de una guía de viajes, o por la pulsión urgente de una fantasía nunca realizada, o por la llamada, desatendida, de una misteriosa inclinación, o por el deseo impostergable de buscar la dicha en otra parte.

Paco Zarzoso, habitual colaborador de la autora, ha creado un molde adecuado para un texto de perfiles y contrastes muy marcados y cuya trama, exigua, se resiste a ser contextualizada. Combina hábilmente una poética de interpretación naturalista con proyecciones y otros efectos especiales prestados del lenguaje del cine, y con un sugerente espacio sonoro, integrando todos los elementos para alumbrar un espectáculo minimalista y naif que dirige nuestra percepción hacia el ámbito etéreo y poético de las evocaciones.

Gordon Craig.

Sala Cuarta Pared. Conozca usted el mundo.

jueves, diciembre 01, 2005

MÚSICA. Sir Hannofer y Mercury Rev.

Este pequeño “post” sólo se debe a una cosa: la publicación de la crónica de Sir Hannofer sobre el concierto de Mercury Rev del pasado viernes. Todavía sigo anonadado por la explosión de música de los neoyorquinos, pero cuando alguien puede sintetizar ese vendaval rockero de una manera tan magistral como lo ha hecho Sir Hannofer, hay que quitarse el sombrero. Visitadlo y disfrutad:
El Badaluque, Mercury Rev.

El amor es libre.

[Hacia mucho que Kimbisa no nos visitaba. Dicen que lo bueno se hace esperar. Esta carta enamorada es el regalo que nos ofrece por nuestra paciente espera. La hermosura que emanan sus palabras, simples, sinceras, justas, enternece, aflige, pero a la vez denotan esperanza, quieren dar una salida a un siempre duro adiós. La esperanza del amor, la libertad de la vida.]

“El amor es libre, la libertad es amor” John Lennon.

Te escribo porque necesito que vuelvas a recoger la nada con que sembraste mi existencia.

Hablaste; pero el dueño de las palabras no se dignó a ofrecerme ni el mas leve murmullo. La gélida tristeza robó todas mis sonrisas y heló mis lágrimas en un cristal a través del que te vi partir.

El miedo se ha hecho tan fuerte que como cancerbero guarda las puertas de mi corazón. Alguien llama, pero yo no se indicarle el camino porque sólo tú sabes la ruta hacia el paraíso, ese lugar de cuya existencia ahora dudo pero por el que tantas veces contigo paseé.

Las estaciones se llevaron el tiempo y un día el seco aire del desierto me trajo el mensaje: otro aroma baña tu piel, dejó el silencio e hizo un laberinto de aquel bello jardín.

Y en mi corazón los recuerdos se empeñaron en erguir una fortaleza y llenaron un gran foso con todas las lágrimas que mis ojos no dejaron caer.

Ahora vuelvo a ti, porque una vez más necesito tu ayuda, necesito oir de tu boca que no podré cruzar nunca el abismo que nos separa, que no volveré nunca a acercarme a tu camino.

Dime que sacarte de mi vida es sólo decidirlo, que tu brillo se apagará para poder alcanzar la luz de una nueva estrella. Quiero que mi pecho deje de gritar tu nombre, que mis ojos dejen de ver tu cálida sonrisa y que el recuerdo de tu tacto no vuelva nunca a erizarme la piel.

Necesito que alguien aleje la inseguridad y la incertidumbre de tu ausencia.

No sé si en tu carta encontraré respuestas o la solución al hecho de que no sé pensar de otra manera en ti y de que me siento capaz de sentir algo distinto de lo que siento.

Espero tus noticias y espero que sus palabras me traigan libertad.

Kimbisa.

ARTE. Bea de las Heras, Basic_B, Mariposa, 2004.

4. Mariposa.



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