miércoles, diciembre 28, 2005

LIBROS. Lecturas Convulsivas. "Los subterráneos", de Jack Kerouac.

Cuando abres un libro de Kerouac, en este caso Los Subterráneos, no sé lo que te esperas encontrar desde un principio, quizás lo que algún amigo te haya contado, o lo que hayas leído en alguna revista de libros, o lo que diga tu profesor de literatura al respecto. Yo había leído a Bukowsky y a Burroughs, y contaba con encontrarme algo parecido a estos dos escritores americanos de su generación, al enfrentarme con Kerouac. Pero, no fue así.

Mayúscula sorpresa me he llevado al empezar y en unas cuantas horas devorar literalmente la novela de Kerouac. Me he encontrado con una sórdida historia, con una historia de la vida, con una historia de amor, el amor del escritor Leo Percepied (alter ego de Kerouac) y la joven negra Mardou Fox. Por mucho que los críticos literarios nos bombardeen con que la novela de Kerouac es el fiel reflejo de los “cool beat” de la década de los 50 en Estados Unidos, y que representa y caracteriza magistralmente a esa generación y a lo acontecido en la costa oeste norteamericana durante esos años: las borracheras, la miseria que rodeaba a sus protagonistas, las fiestas continuas, los coqueteos con las drogas de diseño, la mendicidad, la otra cara del sueño americano, que también, “los subterráneos” es una historia de amor, del amor de Leo y Mardou.

Kerouac pone a prueba en su narrativa los que él denominaba principios de una escritura espontánea, en uno de ellos, que dice así: “procura primero satisfacerte a ti mismo, que luego el lector no podrá dejar de recibir la comunicación telepática y la excitación mental, pues en su cerebro actúan las mismas leyes que en el tuyo”, satisfactoriamente sale airoso del envite. La obra de Kerouac te llena desde el primer párrafo, te enamora con su invertebrada prosa, te sobrecoge desde el comienzo, te coge de la mano y te da un paseo por el San Francisco de la época, y luego te deja solo, y tú como hechizado ya empiezas a caminar sin su compañía a través de sus metáforas y de su poesía.

Los entendidos en literatura suelen caracterizar a “en el camino” como el mejor reflejo narrativo de la generación “beat” de finales de los 40, los conocidos como “hot beat”, luego “los subterráneos” viene a dar imagen a esos mismos “beat”, pero unos años más tarde, los años duros, los denominados “cool beat”, como he indicado arriba. Pero aún con todo esto, lo que Kerouac refleja en sus obras está ahí fuera, en ti, en tu vida, en lo cotidiano, porque ante todo Kerouac era un observador, un gran “voyeur” de la vida real.

El estilo de Kerouac es complicado estructuralmente, se trata de párrafos larguísimos, con puntos y aparte unos seguidos de otros, farragosos de seguir al principio. Aunque en seguida te enganchan y no quieres que su lectura se acabe nunca, lo que refleja otro objetivo propuesto, y conseguido, en el último de los principios de la escritura espontánea: “[escribid] con excitación, a toda prisa, hasta sentir calambres, de acuerdo con las leyes del orgasmo”. Aquí nace su originalidad, un estilo heredado de la música bop, de la genial revolución de Charly Parker; Kerouac improvisa sobre un tema principal, deja que las variaciones de su prosa te lleven, como en una partitura de jazz. Al fin, la abrumadora escritura de Kerouac te envuelve por completo, cada situación, cada escena, hace revivir en ti a todos tus sentidos.

Doctor Faustus.
Referencia bibliográfica: ”Los subterráneos”, por Jack Kerouac. Barcelona: Anagrama. Posted by Picasa

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo en todo lo que comentas. Voy por tres cuartos de libro, que he leido en el tren, en el lavabo, andando por la calle, tomando unas cervezas...
Estoy pillado como no me habia ocurrido jamàs con ningún otro libro. No se como describirlo, es pura pasion, pura energia, amor, tristeza, melancolia, fuerza...
Quisiera que no acabara nunca.