domingo, octubre 29, 2017

1000 razones para no dejar de leer. "El conocimiento inútil" de Jean Francois Revel.

[...] "La ideología se fundamenta en una comunión en la mentira, implicando el ostracismo automático de quienquiera que rehúse compartirla. [...] Es interesante examinar qué uso hace el hombre de la libertad, cuando la tiene, y también qué uso hace de la facultad de saber y de decir lo que sabe". [...].

"El conocimiento inútil" de Jean Francois Revel.

FOTOGRAFÍA. Pequeñas fotografías. Filmoteca de Cantabria. Santander.

Pequeñas fotografías. Canon G7X.



Filmoteca de Cantabria. Santander.

domingo, octubre 22, 2017

1000 razones para no dejar de leer. Adam Zagajewski. "La poesía no está de moda".

[...] La poesía no está de moda, las novelas policíacas, las biografías de los tiranos, las películas americanas y las series de televisión británicas están de moda. La política está de moda. La moda está de moda. Las relaciones están de moda, la sustancia no está de moda. Los pantalones entubados, los vestidos con estampados de flores, las perlas en la ropa, los jerséis rojos, los abrigos a cuadros, las botines plateados y los pantalones vaqueros con apliques están de moda.



Las bicicletas y los patinetes están de moda, los maratones y los medio maratones, la marcha nórdica; no está de moda detenerse en medio de un prado primaveral ni la reflexión. La falta de movimiento es nociva para la salud, nos dicen los médicos. Un momento de reflexión es peligroso para la salud, hay que correr, hay que escapar de uno mismo. [...].




Fragmento del discurso leído por Adam Zagajewski tras recibir el Premio Princesa de Asturias de las Letras.

viernes, octubre 13, 2017

1000 razones para no dejar de leer. Entrevista en El Cultural a Juan Mayorga: las fuerzas que moldean nuestra sensibilidad".

[...] Sobre el tema de la ilusión de la libertad lo fundamental ya fue dicho, precisamente sobre un escenario, por Calderón y Pasolini. En nuestros días, ese tema me parece ineludible. No hace falta ser partidario de ninguna teoría de la conspiración para pensar que estamos expuestos a fuerzas en absoluto neutrales que moldean nuestra sensibilidad, nuestra imaginación y nuestra memoria, y también nuestra mirada sobre los otros y sobre nosotros mismos. [...] También los adultos estamos rodeados de relatos invasivos, de algoritmos que orientan nuestro llamado “tiempo libre”, de propaganda. Y de instituciones y grupos que, a cambio de protección, nos reclaman, de forma más o menos cariñosa, docilidad. Todo ello me lleva al tema barroco del “Theatrum mundi”, que es finalmente el tema de la libertad: ¿soy el autor del personaje que represento en el escenario del mundo o me ha sido impuesto?  [...].

Juan Mayorga en El Cultural.

Lee aquí la entrevista completa.

domingo, octubre 08, 2017

TEATRO. Oleanna. "De poder a poder".

Autor: David Mamet.
Versión de Juan V. Martínez Luciano.
Con: Fernando Guillén Cuervo y Natalia Sánchez.
Escenografía: Mónica Borromello
Música y espacio sonoro: Mariano Marín.
Dirección: Luis Luque..
Madrid. Teatro Bellas Artes. Hasta el 15 de octubre de 2017.



Oleana viene a ser una representación en estado puro de la actualísima -y eterna- lucha strindberiana por el poder, por ese deseo de someter al otro que media en las relaciones humanas, que en casos extremos puede llegar a la imposición o a la violencia física pero que las más de las veces adopta las formas más sutiles del chantaje emocional y de la manipulación lingüística.

Y resulta más que evidente que si John, a lo largo de esos tensos encuentros que mantiene con Carol en su despacho de la Universidad, se sirve de tecnicismos que Carol no comprende o reformula y reinterpreta permanentemente sus palabras no es por mera pedantería, que también, sino porque es consciente del ascendiente que ejerce sobre su alumna, de la situación de fuerza en que se sitúa respecto a ella por el mero hecho ostentar la primacía sobre el control del sentido de tales palabras y expresiones, incluyendo los sobreentendidos y las presuposiciones, que enmascaran, como es sabido, tópicos, prejuicios o ideas dominantes sobre el estatus, el sexo o la condición social de los interlocutores. 

No contaré mucho del argumento de la pieza para no arruinar el suspense. Comienza con la visita de una joven universitaria, Carol, al despacho de John, su profesor, para reclamar la nota de un examen. Y dos pistas más sobre los personajes: John es el tipo de profesor “colega”, un tanto infatuado y con no pocas carencias y problemas personales. Cordial, comprensivo, en apariencia, es perfectamente conocedor de los privilegios que le otorga su estatus, de ahí su aire de superioridad y una permanente actitud paternalista que tanto molesta a Carol. La joven, por su parte, al principio aparece como una pobre chica, tímida, frágil y acomplejada, pero luego se revela como una furibunda feminista, consumada maestra de la manipulación e implacable luchadora contra los últimos vestigios de la estructura social y familiar patriarcal caduca, a cuyos valores, según ella, se acomoda el comportamiento prepotente y sexista del profesor.

La obra se articula en tres actos, según el típico patrón del teatro aristotélico: planteamiento, nudo y desenlace, con un respeto escrupuloso por las tres unidades, de tiempo, lugar y acción y con una estructura en cuyo desarrollo hay una típica inversión de papeles. A ello habría que añadir que el autor, como el protagonista de un conocido cuento infantil va dejando miguitas por el camino, pequeños detalles sin importancia en apariencia, pero que resultan cruciales a posteriori para explicar la evolución del comportamiento de los personajes. Un prodigioso mecanismo de precisión que, cabe resaltar, el director, Luis Luque, ha desentrañado a la perfección y ha engrasado a conciencia para mostrárnoslo funcionando a pleno rendimiento. 

La versión de Juan Vicente García Luciano acierta de pleno al traducir un texto que bascula entre el tono profesoral y el más rabiosamente coloquial de unos diálogos dotados de gran viveza y expresividad que fluyen a veces con un ritmo endiablado. Y, desde luego, hay que mencionar a los actores que hacen un magnífico trabajo. Natalia Sánchez transita con enorme desenvoltura por las diversas etapas y registros que le exige su personaje, Carol, siempre atenta a esos mínimos detalles, a los que hacíamos referencia arriba, que nos van poniendo sobre aviso de cual son sus verdaderas intenciones. Casi provoca lástima su desvalimiento y la sensación de frustración y de fracaso que trasmite al principio, pero luego puede ser fría, calculadora, despiadada y hasta cruel cuando tiene al enemigo acorralado. Fernando Guillén Cuervo pone toda su experiencia y oficio al servicio de su personaje, ese producto arquetípico del establishment universitario, profesor de mediana edad, afable y campechano, buen conversador, halagado por la admiración que concita entre las jóvenes alumnas y dispuesto siempre a abrirles la puerta su despacho para resolver problemas, aunque no sean de índole estrictamente académica, bajo la premisa tácita de cobrarse algo a cambio, aunque sólo sea la gratificación que proporciona un rato de compañía agradable en la intimidad del despacho, retrepado en un sillón giratorio y parapetado tras la confortable posición de poder que garantiza su amplia mesa de escritorio. Modula, asimismo, Guillén Cuervo, con gran acierto, la profunda transformación de su personaje para adaptarse a las cambiantes circunstancias. Y el arrebato de cólera de la escena final es realmente apoteósico.