martes, abril 28, 2009

ACTUALIDAD. Nace la Espresso Book Machina.

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Ayer me di un paseo por la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión que desde el día 23 se puede visitar en el Paseo de Recoletos de Madrid. Me traje un par de cosas; algunos de esos libros que llevas apuntados en la agenda desde hace unos años, y que rara vez encuentras porque están agotados o descatalogados; hasta que el azar te lleva a fijar la vista en el momento idóneo en el lugar adecuado, y, ¡sorpresa!, ahí lo tienes. Uno menos.



A partir de ahora, sin tener que abandonar esos encantadores paseos entre libros y libreros tacaños y cascarrabias, la búsqueda de un ejemplar raro y difícil de localizar va a ser una tarea menos complicada. La librería “Blackwell” de Charing Cross Road de Londres, ha adquirido la “Espresso Book Machine”, una gran impresora con unos 500.000 libros en su memoria (la mayoría de los libros con los derechos de autor caducados, aunque están negociando ya con algunas editoriales para poder ofrecer también novedades), que te permite seleccionar una obra, la que tú quieras, de su extensa colección, y en unos minutos llevarte una copia a casa impresa y encuadernada.

Según Andrew Hutchings, propietario de Blackwell: “(la impresora Espresso) podría cambiar la venta de libros de manera fundamental, ofrece la posibilidad de que las pequeñas tiendas y librerías independientes puedan competir de verdad con las grandes cadenas y con tiendas “on line” como Amazon”. Además añade: “me gusta pensar que puede ser la revitalizacion de la industria librera local; es bastante atractivo que puedas entrar en la librería local y acceder a un millón de títulos”.

Hace ya unos cuantos años, recuerdo de una librería madrileña, un verdadero tesoro, que ya no es lo que era, que todavía no disponía de este “artilugio”, pero que guardaba entre miles de estanterías un inmenso fondo de libros especializados, tampoco voy a decir el tema en cuestión, por si algún topo de la SGAE sigue mis pasos y les planta una demanda con carácter retroactivo. El caso es que en un par de días te proporcionaba una copia del libro en cuestión, ese volumen que no se encontraba ni en las mejores bibliotecas de país.

Dejando a un lado las pequeñas historias de “repipi” ratón de biblioteca, y dando la bienvenida al nuevo invento que algunos equiparan con la imprenta de Gutenberg, quiero invitaros a daros un paseo por una librería de ensueño, uno de esos lugares que ni siquiera hubiéramos soñado alguna vez que existieran, pero que es real:

Livraria Lello, Oporto vídeo 1.
Livraria Lello, Oporto vídeo 2.

The Guardian. Noticia.

jueves, abril 23, 2009

INTERNET. Nace la Biblioteca Digital Mundial.

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El sueño de la Biblioteca Universal de Paul Otlet y Henri Lafontaine cada vez está más cerca. El proyecto que James H. Billington, presidente de la Library Congress, presentó a la UNESCO allá por el año 2005, la Biblioteca Digital Mundial, ya está operativa.



James H. Billington presentó el proyecto Biblioteca Digital Mundial a la UNESCO bajo el pretexto de que “podría tener el efecto beneficioso de unir a las personas, exaltando el carácter profundo y excepcional de las diferentes culturas en un proyecto a escala mundial”. Pero su finalidad no era crear un inmenso archivo digital, que también, sino que la biblioteca pudiera recoger los documentos más importantes, los más raros, excepcionales de cada cultura para el acceso gratuito e ilimitado para cualquier usuario. Este pequeño regalo virtual ya está al alcance de nuestra mano: Biblioteca Digital Mundial.

La biblioteca, de momento, recoge alrededor de un millar de documentos (1250): mapas, fotografías, vídeos, manuscritos, libros y láminas que datan desde el año 8000 antes de Cristo (pinturas rupestres realizadas por cazadores recolectores de la tribu san que poblaron el sur de África) hasta la actualidad. La página web se puede consultar en siete idiomas: árabe, chino, español, francés, inglés, portugués y ruso y permite delimitar la búsqueda por grandes temas: lugar, tiempo, tema (descriptores temáticos), tipo de artículo e institución.

Me gustaría dejaros unas pequeñas pistas de lo que deberíais no perderos en vuestro paseo virtual:

- La Biblia del Diablo del siglo XIII, perteneciente a los fondos de la Biblioteca Nacional de Suecia. Aquí.



- El Hyakumanto Darani (el millón de pagodas y oraciones Dharani) publicación del año 764, uno de los primeros documentos en los que se utilizó la técnica de la imprenta, de la Biblioteca Nacional de la Dieta de Japón. Aquí.



- La colección de fotografías de Frank y Francis Carpenter, colección de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos (1855-1972), que muestran instantáneas de maoríes de Nueva Zelanda, malayos adinerados en Singapur, o mujeres coreanas durante la ocupación japonesa. Aquí.



- La filmación de los hermanos Lumiere de una corrida de toros y de una procesión de Semana Santa en Sevilla del año 1898. Aquí.

- El libro: “Setenta y dos especimenes de castas de la India”. 72 imágenes en color de hombres y mujeres ataviados con joyas y ropas típicas de la región de Madura, elaborado por un maestro indio para el reverendo británico William Twining en el año 1837. El original pertenece a la biblioteca de la Universidad de Yale. Aquí.



Más sobre Paul Otlet y Henri Lafontaine.

martes, abril 21, 2009

TEATRO. Historia del soldado. "El precio de la felicidad".


Texto de Charles Ferdinand Ramuz. Música de Igor Stravinski.
Con: Morgan Blasco, Álex Tormo, Kike del Río y Cristina Palomo.
Músicos: Marisa Moro: piano; Beatrix Urban: violín y Marco Cresci: clarinete
Coreografía: Elvira Sanz. Dirección: Juan Pastor.
Madrid. Teatro de La Guindalera



No deja de sorprendernos este modesto centro de producción teatral que es “Guidalera Escena Abierta” por su constante trabajo de investigación en las dramaturgias contemporáneas -que los aficionados nunca le agradeceremos bastante-, por su vocación didáctica, por su potencial creativo y por su esfuerzo siempre renovado de explorar nuevas formas de la teatralidad, haciendo que cada una de sus representaciones se convierta en lo que Enzo Cormann ha denominado “el lugar por excelencia de la afirmación de nuestro derecho fundamental a la singularidad”, más allá de modas, de lugares comunes o de la vacuidad mediática.

En esta ocasión Juan Pastor aborda una evocadora revisión del mito fáustico escrita a modo de cuento infantil por el narrador suizo Charles F. Ramuz a la que puso música su amigo Igor Stravinski. La fecunda inspiración del compositor, que para entonces ya había escrito muchas de sus mejores piezas para danza, crea una espléndida suite para trío (piano, violín y clarinete) de extraordinaria complejidad rítmica que enriquece y potencia la desbordante fantasía del relato.

La Historia del soldado cuenta, en efecto, lo sucedido a un soldado de vuelta a casa para disfrutar de un permiso. Cómo es tentado por el diablo para que le venda su alma -simbolizada aquí por un violín- a cambio del poder especial de adivinar el porvenir, un poder mediante el que se hace inmensamente rico. Este trato con el diablo ha producido en él una transformación tan profunda que, cuando por fin llega a casa, nadie le reconoce, empezando desde ese momento a echar de menos las cosas que le había procurado hasta ahora la verdadera felicidad.

La anécdota es sencilla; encierra una profunda lección moral que la puesta en escena revela con claridad meridiana, aunque no se agota en ella, sino que apoyada en la música y en los elementos plásticos y visuales asciende al universo de lo poético. De hecho muchos cuadros de la obra, enmarcados en esa especie de retablillo naif que conforma la escenografía, nos recuerdan a esas estupendas ilustraciones que llenaban de asombro nuestros ojos infantiles cuando volvíamos las páginas de La bella durmiente o de El soldadito de plomo.

Es todo un mundo de imágenes recobrado; imágenes en cuya materialización juegan un papel nada desdeñable los sugerentes figurines de Lupe Estévez, el diseño de movimiento y la coreografía de Elvira Sanz, y desde luego, el estupendo trabajo de los actores: la cálida y abierta sonrisa de payaso del Narrador (Morgan Blasco); el ademán desmayado, la mirada entre sorprendida y pícara de la Princesa enferma (Cristina Palomo); los movimientos marciales sincopados de muñeco articulado, la expresión entre fatua y campechana y la actitud vehemente del Soldado (Alex Tormo) y la expresión torva y la sonrisa malévola del Diablo (Kike del Río) un Mefistófeles de opereta de andar sinuoso, manos de ilusionista y agilidad de felino.

Gordon Craig.

Guindalera Teatro.

domingo, abril 12, 2009

TEATRO. Platonov. "Crónica de la degradación".

De Antón Chéjov. Versión de Juan Mayorga.
Con: Pere Arquillué, Jesús Berenguer, Pep Cortés, Gonzalo Cunill, Jordi Dauder, Raúl Fernández, Elisabet Gelabert, Mónica López, David Luque, Carmen Machi, María Pastor, Roberto San Martín y otros.
Dirección: Gerardo Vera.
C.D.N. Teatro María Guerrero. Madrid.



Platonov refleja un mundo en descomposición. Es la Rusia zarista de finales del siglo XIX, que en los ambientes provincianos -que Chéjov tan bien conocía y que no se cansa de retratar en sus relatos breves y en su teatro-, está dominada por aristócratas corrompidos, plagada de burócratas de medio pelo integrantes de una clase media perezosa, disipada, carente de los valores que hacen fuerte a la sociedad y presa del tedio, de la abulia y de la inacción.

Obra primeriza de Chéjov, contiene, en embrión, los grandes temas de sus obras mayores, sólo que aquí el planteamiento es bastante caótico y todavía no ha establecido esa mirada irónica y hasta compasiva, si se quiere, sobre las debilidades de sus personajes, por lo que los conflictos están planteados de manera más abrupta, más vehemente, más apasionada, adquiriendo su protagonista Mijail Platonov un airado tono acusatorio, que no volveremos a encontrar en ninguna de sus obras posteriores, y que le permite reprender agriamente a sus amigos y ponerlos en evidencia ante los demás sin contemplaciones, lamentándose a voz en grito de que “todo es vil e inmoral y sucio en este mundo”. Aunque él no sea mejor que los demás y se halle también varado en la inacción, oscilando entre los momentos de exaltación y de lucidez, en los que seduce con su verbo impetuoso a quienes le rodean, y la irresolución para llevar a término las expectativas que ha generado, para consumar sus conquistas o incluso para conservar a la única persona que le quiere, la solícita Sacha. (Estremecedora la escena en la que nos enteramos del contenido de su carta de despedida exhortando a Platonov que se haga cargo de su hijo).

Junto a Mijail Platonov (Pere Arquillué) y a su mujer, Sacha (Carmen Machi), desfila ante nuestros ojos un amplio friso de personajes representantes de todos los estamentos sociales, donde los más jóvenes (el insolente Glagoliev (Toni Agusti), el arrogante Venguerovich (Raúl Fernández), el vago y borrachín Nikolai Triletski (Gonzalo Cunill), o el irresoluto y pusilánime Serguei (David Luque), incapaz de responder a la afrenta y a la humillación), son el resultado de la hipocresía y de la mezquindad de los mayores, crisol de todos los vicios. No salen mejor parados los personajes femeninos, la caprichosa y un tanto engreída María Grékova (María Pastor) dispuesta enseguida a perdonar una ofensa, porque, en el fondo, también se siente atraída por Mijail, la voluble y enamoradiza Sonia (Elisabet Gelabert), que, no obstante, exhibe el único rasgo de dignidad perceptible en la pieza poniendo por obra su venganza; la excepción es, quizá, Anna Petrovna (Mónica López) que es la única que, con Platonov, tiene una conciencia clara de su situación; menos complicada que él, aparenta cinismo, donde lo que hay, creo yo, es una mayor libertad para dejar que se manifieste su instinto.

La versión es pulcra y ponderada, con un lenguaje actual, muy cuidado; muchas escenas, empero, resultan excesivamente esquemáticas. La puesta en escena sencilla, despojada de elementos costumbristas, somete a los variados espacios donde se desarrolla la acción a un riguroso proceso de estilización que rescata sólo los imprescindibles elementos de atrezzo y utilería para sugerir la atmósfera de exquisito refinamiento de la casa de Anna Petrovna, la sencillez del domicilio de Platonov, o la claridad de los bosques bajo el cielo estrellado, permitiendo una gran libertad de movimiento a los actores y la creación de cuadros de gran belleza plástica (espléndidas las escenas corales de la fiesta en la primera parte de la obra). La dirección escénica es rigurosa; cada entonación, cada posición sobre el escenario y cada desplazamiento parecen estar meticulosamente programados, aunque algunas poses o movimientos adolecen de una cierta afectación manierista cuando no son gratuita y excesivamente forzados. El ritmo es ágil y la acción fluye con naturalidad –dentro de lo que cabe-, aunque a medida que avanza la obra, los permanentes cambios de estado de ánimo del protagonista pierden la espontaneidad y la vivacidad del principio, sus explosiones de cólera se amortiguan, su agudeza e impetuosidad se atemperan y se pierden los contrastes en un proceso que va más allá, de lo que sería la natural evolución psicológica del personaje hacia la frustración, la melancolía y el abatimiento, y que tiene que ver, creo yo, con el trabajo de interpretación, con las dificultades propias del personaje cuya extrema complejidad desborda las posibilidades de Pere Arquillué. Desde el punto de vista del trabajo de los actores, en general, los secundarios encajan con varia fortuna sus respectivos papeles; Carmen Machi, Elisabet Gelabert y Mónica López resuelven con solvencia su cometido; las dos primeras no están al máximo de sus posibilidades y las hemos visto en tardes mejores; respecto a Mónica López presta a Anna Petrovna elegancia, desenvoltura y una buena dosis de energía y de vitalidad. Destaca asimismo Roberto San Martín en su papel Ossip, un personaje de clara filiación dostoyevskiana, un desclasado social que en razón de su marginación conserva intactas las pasiones primarias y cuyas maneras y ejecutoria son el contrapunto de las del resto de los miembros de esta sociedad degradada.

Un texto denso y complejo, en suma, que se resiste a ser revelado en razón de su propia dificultad intrínseca. Aunque el intento ha merecido la pena.

Gordon Craig.

Centro Dramático Nacional. Platonov.

MÚSICA. Arte de Liar presentan en la Sala Caracol su primera maqueta.

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Arte de Liar presenta su primera maqueta "Combustión lenta" el próximo 25 de abril en la madrileña Sala El Caracol, C/ Bernardino Obregón 18, Embajadores.

Arte de Liar es una formación que consta de 6 MCs (Pozas, Keko, Jimboman, Pablo Banton, Moha, Kalipo) y un DJ (HAR) y aunque es difícil "clasificar" un grupo, por los encasillamientos posteriores y los mal rollos que eso conlleva, si os gusta el hip hop y el reggae nos perdáis esta cita.




Myspace. Arte de Liar.

sábado, abril 11, 2009

ARTE. Hoteles del Arte.

[Discurso escrito con motivo de la presentación de la red Hoteles del Arte en España.]

Buenas tardes señoras y señores.

Antes de nada quería agradecerles su presencia y darles la bienvenida al Palacio de la Serna.

Me gustaría comenzar recordándoles un pasaje de la novela de Saul Bellow, “el diciembre del decano”, que seguro que muchos de ustedes han leído. Albert Corde, el protagonista del relato, se encuentra en Rumania porque la madre de su mujer, Minna, se está muriendo. Corde, decano de la Universidad de Chicago, mantiene una entrevista con el embajador norteamericano en Bucarest; necesita de su ayuda, en un país todavía dominado por la dictadura comunista. Durante el transcurso de la misma, en un momento dado, mientras Corde le explica al embajador porqué regresó a Chicago, le dice: “En Paris yo estaba demasiado ocupado, y cuando las ocupaciones lo cercan a uno, la filosofía, la poesía y las cosas así tienen que hacerse a un lado”.



Ese “París” que vivió Corde, es una clarividente metáfora de la sociedad que Bellow ya comenzaba a vislumbrar a comienzos de los años 80, la misma que ahora nos rodea a nosotros: un día a día lleno de prisas, de mil y una ocupaciones, y de horas y horas dentro de un vehículo, una voluntaria nueva forma de esclavitud.

Esas “cosas así, que tienen que hacerse a un lado”, según Corde, tienen que ser nuestro objetivo, señores. Los “Hoteles del Arte” tienen que intentar reencontrar al hombre, al huésped, con todo aquello de lo que nunca debió desprenderse: del arte, de la belleza, del descanso basado en el deleite de los sentidos, de lo inherente a la esencia del ser humano.

La sociedad postmoderna que nos rodea nos está haciendo creer que si adquirimos un teléfono móvil última generación, o llevamos puesta una camisa de la marca tal, que es lo más de lo más en los círculos más exclusivos, nos convertimos en seres dichosos, en los más virtuosos del mundo. Y, reconozcámoslo, eso no es así. Todos esos “añadidos”, son en realidad necesidades superficiales creadas por la insaciable sociedad de consumo imperante, falacias, engaños, mentiras que nos hacen olvidar que la esencia del ser humano se encuentra en otro lugar. ¿Recuerdan?, se trata de esa vieja idea de la “virtud griega”; para entendernos, la felicidad se encuentra en la sabiduría, en el disfrute de lo bello.

Podríamos definir a un artista como una persona que con una sensibilidad especial, nos muestra al resto de personas, una cara de la realidad a la que nadie nunca se había acercado, y nos la muestra además de forma gratuita a través de su obra. Transformémonos, pues, en artistas, y convirtamos a los Hoteles de Arte en impertinentes lugares donde las personas puedan echar el freno, al menos por unos días, y tengan la oportunidad de disfrutar de lo que en realidad vale la pena por estar vivos, el goce de sus sentidos. Nuestros hoteles serán refugios del Arte, que permitirán a nuestros huéspedes escapar de su furiosa cotidianidad, rodeados de jardines con eternos atardeceres, de una cuidada carta de platos con exquisiteces fuera de lo normal, con una bodega seleccionada de caldos, que tras el primer trago les conviertan en un Baco o una Afrodita, al menos por una noche. En resumen señores, que la excelencia de nuestros establecimientos, les muestre, a las claras y sin miramientos, que la realidad no es sólo lo que ellos conocen; que durante su estancia, el Arte les remueva las conciencias, o que los suma en un estado placentero que les permita huir de la vorágine de sus ciudades.

Para terminar, me gustaría añadir que no nos permitamos caer en la complacencia, y que de ninguna manera lleguemos a creer que como el “invento” ya está puesto en marcha hay que dejarse llevar y permitir que ande solo. Hay que tener siempre en cuenta que “Hoteles del Arte” es un proyecto vivo, y como tal hay que alimentarlo constantemente, con nuevas ideas, con iniciativas novedosas, con contribuciones arriesgadas.

Otra vez, para concluir, voy a citar al irreverente Bellow. En esta ocasión se trata de un fragmento de la entrevista que el premio Nobel concedió al escritor británico Martín Amis. Ambos se citan en la antesala del “Arts club” de Chicago. Bellow le dice a Amis, mientras los dos se dirigen hacia el comedor: “como ves esto no es en absoluto un club de las artes; hay un Braque, un De Kooning, un dibujo de Matisse. Pero es sólo un club de almuerzo para amas de casa elegantes”. No permitamos, bajo ningún concepto, que nuestros Hoteles se conviertan en clubs de almuerzo para amas de casa elegantes.

Muchas gracias.

Hoteles del Arte.
Convento de San Pablo, Redondo, Portugal.
Palacio de la Serna, Ciudad Real, España.
Hotel Nautilus, Lanzarote, España.

jueves, abril 09, 2009

TEATRO. Drákula. "Un vampiro con dolor de muelas".

Creación colectiva a partir de Drácula, de Bram Stoker.
Con: Jorge Cruz, José Carlos García y Tiago Viegas.
Compañía Do Chapitó. Dirección: John Mowat.
Alcalá de Henares. Corral de Comedias.



Lo real, con sus secuelas de racionalidad, verosimilitud y evidencia empírica, debe ser una carga demasiado pesada para nosotros de ahí que aprovechemos cualquier válvula de escape para zafarnos de su tiranía. El humor, que surge con frecuencia de la asociaciones más disparatadas e inverosímiles es quizá el resquicio que tenemos más a mano para liberarnos de la presión psíquica a la que nos somete la vida diaria, por eso resulta particularmente gratificante asistir a un espectáculo como el que comentamos, de una comicidad desbordante que estimula la carcajada franca, desinhibida y reparadora.

Inspirada en la conocida novela de Bram Stoker, una de la más acabadas formalizaciones literarias de la leyenda del famoso vampiro de Transilvania, la obra de estos consumados cómicos de la compañía do Chapitó tritura literalmente el mito de Drácula convirtiendo la narración originaria en una hilarante parodia de los relatos de terror. El que fuera procurador en ciernes Jonathan Harker, que gestionaba el viaje del conde a Inglaterra en el relato de Stoker, es ahora un famoso médico dentista cuyos servicios reclama la familia Drácula para tratar, curiosamente, una peculiar dolencia dental que atormenta a su vástago. Acompañado de su inseparable esposa Mina, emprende el azaroso periplo que le llevará a la remota región de los Cárpatos y, luego, de vuelta a Londres donde el conde será sometido a una espeluznante operación quirúrgica.

Un mínimo hilo argumental sostiene una trama rocambolesca que, no obstante, por vía de la evocación remite con bastante fidelidad al ambiente de misterio y de exotismo que respira la obra. Lo truculento, lo terrorífico, son rápidamente degradados por vía de la deformación grotesca, y convertidos en ocasión de regocijo y carcajada Y cualquier situación por anodina que parezca, ya sea un trayecto en los destartalados trenes de la época, una jornada en diligencia por los intransitable vericuetos de las montañas, un encontronazo con los estibadores del puerto, o la primera toma de contacto con los burdos y supersticiosos lugareños en una taberna perdida de la inmediaciones del castillo de los Drácula sirve a estos espléndidos actores para explorar los más variados motivos de la comicidad primaria haciendo gala de un inagotable inventario de recursos expresivos, de la voz, y sobre todo, del cuerpo. Y sólo tres actores, en un vertiginoso proceso de trasformación, son capaces desdoblarse, multiplicarse, podríamos decir, con un mínimo cambio de atuendo, o de tocado, o de ademán, para dar vida a la pléyade de personajes que pueblan el relato. Los elementos escenográficos son también mínimos, apenas unas baúles de viaje y un desvencijado ataúd, pero les sirven para transformar permanentemente el espacio, ayudados de una iluminación efectista y de un espléndido espacio sonoro, en el que no falta el chirriar de goznes, el fragor de la tormenta, los lastimeros aullidos de los lobos o el lúgubre tañido de las campanas que anuncia la entrada en el reino de las sombras o la llegada del nuevo día que pone límite al ciclo vital de los protagonistas.

Gordon Craig.

Teatro de la Abadia. Drakula.
Compañía Do Chapitó.

miércoles, abril 01, 2009

CINE. El cine se muere.

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Camerún se queda sin cines. Según informa Fabien Essiane para la agencia Efe, “El Hurí”, la última sala comercial de cine que quedaba en el país africano, en la portuaria ciudad de Duala, ha echado el cierre. La última película que se proyectó fue “Not without my daughter”, “No sin mi hija”, según su titulo en español.

Paulatinamente en Camerún han ido cerrando los últimos cines desde que en enero bajaran el telón por última vez los de Ngaunderem, Garua, Bafoussan y Yaundé. Según Siméon Fotso, propietario del cerrado Cinema Abbia, de la capital del país: “desde 1985, con la llegada de la televisión a Camerún, empezaron a morir las salas de cine”, pero sobre todo “la llegada del dvd y la mejora de la calidad en la televisión moderna llevó a una falta de clientes en las salas comerciales, lo que precipitó su agonía”.



Jean Jacques Kimgue, cinéfilo, sostiene que el Ministerio de Cultura es responsable del cierre de los cines: “nos han puesto al nivel de la República Centroafricana, donde tampoco hay cines. El Gobierno ha favorecido la apertura de un gran número de video-clubs, y ahora no hay público para las salas. Lo que sostiene Siméon Fotso y añade que el Gobierno ha subido los impuestos de las entradas a los cines y ha obligado a muchos ciudadanos a no poder asistir a representaciones ya que no pueden hacer frente al precio de las localidades.

Y mientras, ¿qué sucede en España?

Las salas de exhibición cada vez están mas vacías y aquí no se puede decir que el problema sea consecuencia de la apertura de video-clubs, que están desapareciendo, o que el precio de las entradas sea abusivo, ya hay salas comerciales, de las mejor equipadas y más modernas, que ofrecen entradas a 4,5 euros.

La problemática radica fundamentalmente en dos cuestiones: la primera, la desidia y la ignorancia de los espectadores españoles, cada vez más desvergonzada, que han olvidado que la mayoría de películas que se estrenan en las salas de proyecciones hoy en día, están montadas para poder disfrutarlas en pantalla grande y con un equipo de sonido que nadie todavía puede instalar en el salón de su hogar. La segunda, se fundamenta en ese sentimiento “kitsch” de estar a la moda, a la última, y tener en casa un disco duro de varios “terabytes” dónde se pueden almacenar las películas que todavía “están en los cines” y que ilegalmente se descarga un importante porcentaje de la población española; copias ilegales con una calidad pésima, tanto de imagen como de sonido, que luego al reproducirlas en una pantalla de televisión casera se convierten en verdaderos “monstruos” cinematográficos. ¡Qué gran paradoja, en la era de las nuevas tecnologías se disfruta de productos audiovisuales con una calidad del pleistoceno!

Me gustaría añadir, aunque muchos de vosotros me etiquetéis de clasista, de que el hecho de acercarse a una sala de cine, es, además de todo lo que ofrece una sala oscura, un trozo de tela y un proyector en marcha, un acto social, una excusa para salir de casa, para quedar con unos amigos, para tomar unas cervezas, ir a cenar, y compartir unas risas con personas a las que apreciamos.

Como nos cuenta Fabien Essiane desde Camerún, la desaparición de las salas de cine, no es una utopía, ya está sucediendo en algunos lugares. Y aquí, los que todavía nos acercamos a las salas comerciales estamos presenciando con nuestros propios ojos que los cines cada vez están más vacíos. ¿Se acerca el final del cine?

TEATRO. La estrella de Sevilla. "Los abusos del poder".


Atribuida a Lope de Vega.
Con: Daniel Albaladejo, José Vicente Ramos, José Ramón Iglesias, Francisco Rojas, Mon Ceballos, Jesús Calvo, Arturo Querejeta, Jaime Soler, Muriel Sánchez, Paco Vila, Eva Trancón, Fernando Sendino, Jesús Hierónides y Ángel Ramón Jiménez.
Violín: Isaac M. Pulet; Iluminación: Miguel Ángel Camacho.
C.N.T.C. Dirección : Eduardo Vasco. Teatro Pavón. Madrid.



El rey Sancho IV el Fuerte llega a Sevilla con intención de atraer para su causa a la nobleza local. Prendado de la bella dama Estrella Tavera, intriga, servido por su fiel Arias, para conseguirla. Primero intenta ganarse con favores a su hermano Busto, que no cede a sus ofrecimientos; así que, Arias soborna a la doncella Natilde para que facilite al rey el acceso a la alcoba de Estrella. Pero el hermano de la dama, Busto Tavera, vuelve esa noche a casa antes de lo previsto y le descubre. Para evitar que se conozca su villanía el monarca no dudará en servirse de manera torticera de sus prerrogativas reales y abusar de la lealtad de sus súbditos.

Estamos ante un caso típico de abuso de poder que si bien nunca ha dejado de estar presente en los hábitos de la clase dirigente, hoy se revela de rigurosa actualidad si reparamos en los comportamientos de una clase política sin escrúpulos enfangada en la corrupción y que no duda en servirse de los resortes del poder que tienen a su alcance, -siempre al borde de la legalidad, cuando no sobrepasando sus límites- para conseguir sus fines y mantener sus prebendas.

Es un Lope no habitual, por la dureza con la que está tratada la figura del rey Sancho, un monarca prepotente, rufianesco, incapaz incluso de respetar su palabra y que contrasta con la sagacidad e integridad de Busto Tavera, la dignidad y entereza de la propia Estrella o la honorabilidad y la lealtad de Sancho Ortiz de las Roelas y en general de todos los miembros del cabildo sevillano.

La adaptación es buena, aligera de elementos espurios el texto original manteniendo los términos esenciales del conflicto; algo falla, sin embargo, porque las motivaciones y la evolución psicológica de los personajes parecen insuficientemente matizadas y carentes de la rotundidad que adorna los grandes caracteres lopescos. La homogeneidad e indiferenciación del vestuario, así como la extrema sobriedad de la escenografía, rayana con la austeridad monacal e incapaz de evocar espacios reales o simbólicos reconocibles donde ubicar a los personajes, tampoco ayudan a esa concreción. Definitivamente ni uno ni otra (vestuario y ambientación) hacen justicia a un texto incisivo que recorre los tortuosos meandros por donde se desliza el ejercicio del poder, pero que habla también de la lealtad, del amor y de la generosidad.

El espacio sonoro y la iluminación, espléndidos, mitigan en parte esas carencias de la puesta en escena que condicionan también el trabajo de los actores, dando como resultado, salvo excepciones, personajes sin relieve en cuya construcción apenas si interviene otro elemento que la palabra, un verso vibrante y caudaloso, eso sí, dicho con justeza y mesura, como corresponde a la experiencia y preparación del elenco. Entre las excepciones que hemos indicado, cabe mencionar la figura del déspota Rey Sancho (Daniel Albaladejo), impetuoso a la vez que irresoluto gigoló esclavo de sus caprichos; al perspicaz y cabal caballero Busto Tavera (siempre ponderado Arturo Querejeta); a la desenvuelta y confiada Estrella Tavera que crea Muriel Sánchez, jovial, cariñosa pero firme en la defensa de su honorabilidad, y que nos proporciona, junto a Jaime Soler en el difícil papel de Sancho Ortiz de las Roelas, algunos de los momentos de más intenso dramatismo de la obra, éste, debatiéndose entre los sentimientos de amor y de amistad y el cumplimiento de la palabra dada, aquella, por ejemplo, cuando se entera de los términos de la muerte de su hermano. Y, en fin, la figura del gracioso Clarindo a cargo de Paco Vila, estupenda creación que se percibe, no obstante, como algo anacrónico inserta como está en una ambientación tan fría, tan estilizada y privada de otros elementos populares característicos de la dramaturgia de Lope.


Gordon Craig.

Compañía Nacional de Teatro Clásico.