viernes, diciembre 28, 2007

FELIZ AÑO NUEVO 2008

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Pues ni más ni menos un nuevo año comienza en unos días, eso es nada.
Whispers os desea todo lo mejor para este 2008.

jueves, diciembre 27, 2007

TEATRO. Presas. "Callar y rezar".


De Verónica Fernández e Ignacio del Moral.
Con: Esther Acevedo, José Luis Alcobendas, Celia Bermejo, Miriam Cano, Lola Casamayor, Pedro G. de las Heras, Karina Garantivá, Marta Gómez, Ivana Heredia, Aurora Herrero, María Herrero, Cristina de Inza, Marta Hurtado, Maruchi León, Mariano Llorente, Ascen López, Gerardo Malla, Julia Moyano, Pietro Olivera, Ana Otero, Ainhoa Santamaría, Victoria Teijeiro, Devorah Vukusic y Arantxa Zambrano.
Escenografía de José Luis Raimond.
Dirección: Ernesto Caballero.
Madrid. C.D.N. Teatro Valle Inclán.



Un penal para mujeres. Años cuarenta. Hambre, frío, piojos, enfermedades; un régimen despótico e inmisericorde impuesto con mano de hierro por la madre superiora de la congregación a cuyo cargo se encuentran las reclusas; turbios deseos de revancha conviviendo con actitudes y conductas canallescas, amparadas por la situación de indefensión de las desventuradas que por delitos políticos o por causas penales han venido a dar con sus huesos en ese inhóspito y perdido lugar de la geografía española; y una estricta ley del silencio impuesta para ocultar los más execrables abusos y las más abyectas aberraciones.

Y sobre el telón de fondo de ese retrato colectivo de la degradación y de la infamia a cuya descripción atiende la obra se destacan, entretejidas con la rutina de la vida diaria de la prisión, varias historias paralelas cuyo desarrollo hace avanzar la acción en un tiempo que pareciera detenido, estancado en un presente sin esperanza, alterado apenas por la eventual llegada de una nueva interna o por la periódica vista pastoral que cada siete años realiza a la institución el prelado de la diócesis que trae bajo el brazo el indulto para una de las reclusas. Se trata de testimonios a cual más estremecedores que dan fe de la tremenda fractura social que alumbró el final de la contienda, pero no sólo. Más allá de las referencias explícitas a la represión llevada a cabo por los vencedores con la anuencia o el silencio cómplice de la Iglesia, o de los reproches mutuos entre los afectos a uno otro de los bandos, la obra destila el sabor amargo de todas las derrotas y explora algunas facetas del comportamiento humano, como la insensibilidad ante el dolor, la cobardía para enfrentarse a la injusticia o la respuesta ante situaciones de falta de libertad o de extrema violencia ejercida, sobre todo, sobre las mujeres.

La obra, pese a su excesiva duración, mantiene siempre la tensión dramática, que se acrecienta a medida que nos acercamos hacia el desenlace ofreciéndonos escenas de gran emotividad y de un alto vuelo poético, como el recibimiento en el reino de las sombras que le tributa el fantasma de Esperanza Martín a “la Charito”, cuya muerte viene por así decirlo a purificarla de una existencia cruel y desdichada y sin otra salida, al parecer, que obedecer la fatídica consigna de “rezar y callar” impuesta por su confesor. El director mantiene con pulso firme el tempo y el movimiento escénicos y lidia con consumada maestría con los numerosísimos personajes del reparto, sacando de los actores y actrices, sobre todo de estas últimas -para quienes está pensada la pieza-, lo mejor de si mismas. Dentro de un tono general alto, como digo, advertimos una extraordinaria madurez artística en la creación de algunos personajes. Por ejemplo, la desmedrada y cálida Charito (Ainhoa Santamaría) viva imagen de la fragilidad y el desamparo; la cínica y chulesca Magdalena (Cristina de Inza); la imperturbable frialdad e indiferencia de Concepción de María (Aurora Herrero); la bonachona y confiada Paquita (Maruchi León), trágica imagen del desconsuelo cuando le arrebatan el hijo recién nacido; el orgullo, la dignidad y el carácter indomable de Mari Cruz (Ana Otero); o la malencarada soplona Teodosia (Lola Casamayor), verdadera estampa solanesca de una pobre desgraciada cuya malhadada existencia la ha convertido en un verdadero despojo humano de mirada torva y de aspecto repulsivo, carcomida por el rencor y por la frustración y odiada por igual por su compañeras de infortunio y por la madre superiora a la que sirve y ante la que se arrastra inútilmente para obtener su beneplácito.

Gordon Craig.

Presas en el CDN.

lunes, diciembre 24, 2007

¡FELIZ NAVIDAD!

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Todas la personas que están detrás de "Whispers" os deseamos una Feliz Navidad y que esta noche se convierta en una bonita reunión familiar llena de felicidad y alegría.

miércoles, diciembre 19, 2007

LIBROS. Regalos para estas Navidades.


La semana pasada pedí a mis amigos que me recomendaran una lectura para estas Navidades acompañada de un breve comentario que invitara a los lectores de Whispers a regalar ese ejemplar. Algunos han contestado a la misiva y ahí van sus recomendaciones:

Sir Hannofer el Maligno:



Título: Cola (Glue).
Autor: Irvine Welsh
Datos: Anagrama.

Cuenta la historia de cuatro amigos en Edimburgo durante tres décadas distintas, donde las drogas, las broncas en el fútbol y su afición a la música forman un pegamento indisoluble al que no podrán escapar. Si te gustan las excursiones campestres para ver trenes pasar agarrado a una botella de cerveza, este es tu libro.
Irving Welsh.

El Patrullero Mancuso:



Título: Maus
Autor: Art Spiegelman

Los nazis son gatos y los ratones judíos, la historia de la familia del autor y sus demonios.
Maus

PeterPanPais:



Título: Un día de cólera.
Autor: Arturo Pérez Reverte.

Hay un libro que creo que te puede gustar: "Un día de cólera" de Arturo Pérez Reverte.

Estoy escuchando una entrevista que le hicieron en RNE con motivo de la novedad editorial y me lo voy a comprar. Va sobre el 2 de mayo de 1808 en Madrid y su intención es documentar los hechos antes de que en el bicentenario cada autonomía empiece a argumentar su pequeña guerra local y a contar la historia a gusto de quien la relata.

La definen como una novela documental porque se basa en la investigación documental pero con la libertad del novelista para argumentar diálogos y detalles.

Al tipo le han encargado ser comisario de una exposición que habrá para celebrar el bicentenario y que, parece ser, seguirá los pasos del libro...
Un día de cólera

Gordon Craig:



Título: El estado cultural, (ensayos sobre una religión moderna). Autor: Marc Fumaroli. Datos: Acantilado 147.

Una lectura provocadora, no grata para mentes conformistas, pero necesaria. Fumarola analiza las raíces históricas de la política cultural francesa, que los “gaullistas” utilizaron para “compensar la agraviada grandeza de Francia y al socialismo para gratificar a una ideología derrotada”. Dado que la cultura gala ha tenido gran influencia en la política cultural europea, y también en la española, la lectura de este ensayo se convierte en urgentísima para poder comprender mejor muchas de las consecuencias directas que todavía hoy en día vemos a diario de la aplicación de la política cultural francesa en nuestra sociedad.
Marc Fumaroli

Doctor Brigato:



Título: La nariz y otros cuentos.
Autor: Nikolai V. Gógol
Datos: Anaya.

Llevaba bastante tiempo con ganas de leer los relatos de Gógol, pero tras el finísimo análisis de “La nariz” por parte de Amos Oz en “La historia comienza” y las numerosas citas sobre sus cuentos por parte de Vassily Grossman en su magna obra “Vida y destino” me compré un volumen de sus mejores narraciones breves y no puedo más que recomendároslo y que vosotros solos disfrutéis de su fina ironía y de la cercanía de sus historias.
Nikolai V. Gógol

lunes, diciembre 17, 2007

VIDAL RURAL. El sonido del silencio.

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Ya no escuchamos el silencio. No sabemos a que suena, ni cual es su ronroneo. Tan acostumbrados estamos a nuestras ruidosas ciudades y a unos hogares en los que el zumbido de la televisión forma parte de nuestra vida, que cuando uno se enfrenta, solo, ante la inmensidad de un paisaje dónde ni tan siquiera un susurro es perceptible, mil y una sensaciones olvidadas recorren todo tu ser, y una pequeñas lágrimas de satisfacción recorren tu rostro casi sin querer ante la novedad, ante el redescubrimiento de unas emociones que en lo más profundo de cada uno permanecen escondidas, sepultadas bajo miles de sonidos estridentes y de ruidos inmisericordes.

Hoy he paseado unas cuantas horas en uno de esos lugares perdidos que todavía existen, sintiendo el silencio, saboreando cada sorbo de su rítmico titilar. Cuando el camino se convierte en sendero y tras cruzar el pequeño arroyuelo, te encuentras ante una estampa escalofriante: un pueblo fantasma, un pueblo en ruinas, abandonado. Y el pasear por sus calles, por donde hace tiempo había vida, por donde los labradores llevarían sus mulas para arar la tierra, y por donde la mujeres bajarían al río a por agua o colgar las prendas de la colada, se convierte en un experiencia mágica, imaginando las sonrisas, las palabras, los secretos inconfesables que guardan los muros medio caídos de lo que fueron viviendas hace un tiempo quizás no muy lejano.

Cuando uno oye el latido de su corazón, aunque su amada compañera de cama no se encuentre cerca, quiere decir que estas ruinas ante las que se encuentra, todavía guardan algo de la magia de la vida. La emoción recorre tus entrañas y ahí el porqué de esta sensación tan extraña y a la vez tan placentera. Al llegar a lo que queda de lo que fue la iglesia, de la que han arrancado todos los pilares de sillería y donde su interior parece un erial invadido de muros caídos y malas hierbas, uno empieza a comprender porqué ante la inmensidad de la tierra y la soledad de estos campos, sus moradores buscaban el consuelo de la fé en la Iglesia. Intento localizar el campo santo, alguna señal de que algunos antiguos vecinos sigan aquí, pero tras una y mil vueltas no encuentro pista alguna. Quizás los últimos pobladores se llevaron hasta sus muertos, no quisieron dejar a nadie en una tierra de desheredados que tan sólo les proporcionó miseria y sinsabores.

No queda ni un nombre, ni una inscripción, ni tan siquiera sigue en su sitio la placa conmemorativa de la pared norte de la parroquia, sólo permanecen tres de los cuatro ganchos de hierro que la sostenían en el muro. Nada queda salvo los fantasmales susurros del viento colándose entre los huecos de las ruinas invadidas por el musgo y los líquenes, trayendo palabras inconexas y medio vacías de sus antiguos moradores, jadeos de gozos olvidados y risas y gimoteos por doquier de unos espíritus que recorren día tras día cada uno de los lugares donde se encuentran los últimos vecinos, y llenan sus ancianos tímpanos de cantos de sirena pidiendo su regreso, su vuelta, el renacer de un pueblo que se extinguió para siempre.

domingo, diciembre 09, 2007

TEATRO. EL RINCÓN DE GORDON CRAIG. Aullidos. "Inquietante, turbador, divertido".

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De Jesús Peña.
Con: Teresa Lázaro, Olga Mansilla, Sergio Reques e Iñaki Arzúa.
Teatro Corsario. Dirección: Jesús Peña.
Guadalajara, Teatro Moderno. 16 de noviembre de 2007.



Dice Lovecraft que el criterio definitivo de autenticidad de lo fantástico no es la estructura de la intriga sino la creación de una impresión específica en los lectores, y que por tal razón, debemos de juzgar un cuento fantástico no tanto por los mecanismos de la intriga sino por la intensidad emocional que provoca.

Parece que en este montaje de Teatro Corsario que estamos reseñando esta máxima del maestro del relato de terror se hubiera erigido en principio rector de su quehacer artístico, porque más allá de la verosimilitud de la historia, fraguada con retales un tanto inconexos, aunque perfectamente reconocibles, de multitud de cuentos tradicionales, lo que prima es el impacto visual de las imágenes, su poder casi hipnótico para absorber nuestra atención, arrancarnos literalmente de la realidad del patio de butacas y sumirnos en ese estado entre la extrañeza y el arrobamiento en el que escuchábamos aquellas narraciones orales de la infancia que en boca de nuestros padres venían a apaciguar la agitación de nuestro espíritu antes de irnos a dormir, a velar nuestros sueños o a exorcizar nuestros miedos y pesadillas.

Pensado quizá para estimular la fantasía y para potenciar su efecto liberador de los componentes irracionales de la conciencia del espectador, el montaje se aleja del edulcorado y melifluo tufo de los cuentos de hadas, a cuya exquisita sensibilidad contrapone el más crudo realismo de los relatos tradicionales, sin escamotear la violencia, lo erótico o lo escatológico. Realismo que se refuerza, paradójicamente, debido al efecto desrealizador de unos personajes-marioneta, especie de muñecos de guiñol que sin corresponder a seres totalmente individualizados aciertan a expresa tras la inmutabilidad de sus facciones deformes y la fijeza de sus miradas vacías todo un universo de sentimientos, instintos y pasiones, desde la candidez y gazmoñería de esta mezcla de Cenicienta y Caperucita roja que viene a ser Talía, la protagonista del cuento, a la saña del caballero cristiano en su cruzada contra la brujería, pasando por la irascible y malvada Duquesa-madrastra amancebada con un fatuo, egocéntrico y lúbrico príncipe coronado o la ferocidad próxima al sadismo del ogro-Polifemo y de su travieso y maléfico retoño, una criatura cruel y despiadada semejante a una muñeca diabólica, emanación del mismísimo demonio que actúa como maestro de ceremonias.

Sin palabras –en realidad no las necesita porque la plástica del espectáculo es irreprochable-, los muñecos manipulados y el aparato escenográfico componen cuadros de gran belleza y extraordinariamente elocuentes que apelan a un nivel de comprensión anterior a la palabra, al dominio de la intuición y de las emociones primarias, de la angustia y del terror de los tabúes ancestrales, pero también del juego, de la risa, del placer de redescubrir el niño que todos llevamos dentro, oculto con demasiada frecuencia por el barniz de la hipocresía y de una educación represiva.

Un espectáculo, en fin, radicalmente diferente, riguroso; un ataque de fantasía y de imaginación, inquietante, turbador, divertido, que rompe con la rutina de lo cotidiano y que explora con indulgencia pero con franqueza los estratos más profundos de nuestra sensibilidad y los lugares más recónditos de nuestra memoria. Toda una proeza que el público agradeció con un aplauso generoso.

Gordon Craig.
18-XI-2007.

Infórmate sobre las nuevas representaciones de Teatro Corsario.

jueves, diciembre 06, 2007

ANIMACIÓN. Revolt of the mouses.

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Recuerdo que hace unos años tuve entre mis manos un trabajo titulado "del lápiz al pixel". Se trataba de una pequeña reflexión, entre lo romántico y lo nostálgico, de como las nuevas tecnologías estaban sustituyendo a los instrumentos tradicionales de dibujo en el marco del diseño y la maquetación.



La semana pasada recibí un correo electrónico que me proponía visitar una web que nos ofrece un cortometraje de animación muy original que plantea una ficticia batalla virtual entre lápices, bolígrafos y estilográficas contra ratones cibernéticos al más estilo Guerra de las Galaxias.

Revolt of the mouses, no es sólamente una verdadera joyita de la animación, sino que nos propone, porqué no, una reivindicación de los sistemas tradicionales de construción de películas de dibujos animados, como sostiene su director David Alejandro Gen, pero también intenta retorcer un poco nuestros estómagos en un intento de que nuestra conciencia despierte ante el mundo del consumo feroz y de la publicidad tan agresiva que nos rodea por todos lados, en nuestra sociedad hipermoderna.

Relájate y disfruta con Revolt of the mouses.