jueves, diciembre 29, 2005

Aventura en África: Kenia 2005.

El 2 de enero se acerca. Poco queda ya. El año pasado por estas fechas teníamos todo preparado para embarcarnos en un boeing rumbo a tierras africanas. La aventura, lo desconocido, pero también un montón de gente extraordinaria por conocer nos esperaba.

Ahora que estamos a punto de cumplir el primer aniversario de nuestra primera experiencia africana, los recuerdos empiezan a aflorar, los rostros, los momentos especiales, las situaciones que nos hicieron no parar de reír, todo lo que convirtió un simple viaje de trabajo en una experiencia inolvidable.


Estas fechas, las Navidades, tan propicias para rememorar lo acontecido en el año que se está terminando, esta vez no han sido la causa de que vuelva a mi memoria Kenia. Esta mañana cuando iba a trabajar en Barajas me he cruzado en un abandonado y oscuro pasillo, colgado, con un cuadro, una lámina enmarcada de un cartel publicitario clásico, de allá por los años setenta, de una conocida línea aérea española. Se trataba de un dibujo de un guepardo, altivo, elegante, orgulloso, mirando al frente sobre un fondo que intentaba representarlas interminables llanuras de la sabana africana, con su hierbas altas y sus acacias y espinos solitarios. Rotulado en negro se podía leer Kenia.

Una vez más me rodea la nostalgia, la morriña como tan bien definen esta sensación los gallegos. Recuerdos y más recuerdos se agolpan dentro de mi cabeza, todos ellos quieren salir, ver la luz de nuevo. Todavía está muy reciente la experiencia vivida, sentida, disfrutada al máximo, pero aunque el tiempo pase creo que la emoción que me sobresalta cada vez que rememoro esos días nunca desaparecerá. Lo presiento y tengo la certeza de que puedo afirmar que así va a ser.

Larga vida “keniatas” ¡Qué nos quiten lo bailado! Felices Fiestas a todos y que 2006 nos depare un año tan extraordinario como el pasado.

PD Queridos Reyes Magos: ¡por qué no otra salida como la keniata el año que viene? Yo me lo pido.

miércoles, diciembre 28, 2005

LIBROS. Lecturas Convulsivas. "Los subterráneos", de Jack Kerouac.

Cuando abres un libro de Kerouac, en este caso Los Subterráneos, no sé lo que te esperas encontrar desde un principio, quizás lo que algún amigo te haya contado, o lo que hayas leído en alguna revista de libros, o lo que diga tu profesor de literatura al respecto. Yo había leído a Bukowsky y a Burroughs, y contaba con encontrarme algo parecido a estos dos escritores americanos de su generación, al enfrentarme con Kerouac. Pero, no fue así.

Mayúscula sorpresa me he llevado al empezar y en unas cuantas horas devorar literalmente la novela de Kerouac. Me he encontrado con una sórdida historia, con una historia de la vida, con una historia de amor, el amor del escritor Leo Percepied (alter ego de Kerouac) y la joven negra Mardou Fox. Por mucho que los críticos literarios nos bombardeen con que la novela de Kerouac es el fiel reflejo de los “cool beat” de la década de los 50 en Estados Unidos, y que representa y caracteriza magistralmente a esa generación y a lo acontecido en la costa oeste norteamericana durante esos años: las borracheras, la miseria que rodeaba a sus protagonistas, las fiestas continuas, los coqueteos con las drogas de diseño, la mendicidad, la otra cara del sueño americano, que también, “los subterráneos” es una historia de amor, del amor de Leo y Mardou.

Kerouac pone a prueba en su narrativa los que él denominaba principios de una escritura espontánea, en uno de ellos, que dice así: “procura primero satisfacerte a ti mismo, que luego el lector no podrá dejar de recibir la comunicación telepática y la excitación mental, pues en su cerebro actúan las mismas leyes que en el tuyo”, satisfactoriamente sale airoso del envite. La obra de Kerouac te llena desde el primer párrafo, te enamora con su invertebrada prosa, te sobrecoge desde el comienzo, te coge de la mano y te da un paseo por el San Francisco de la época, y luego te deja solo, y tú como hechizado ya empiezas a caminar sin su compañía a través de sus metáforas y de su poesía.

Los entendidos en literatura suelen caracterizar a “en el camino” como el mejor reflejo narrativo de la generación “beat” de finales de los 40, los conocidos como “hot beat”, luego “los subterráneos” viene a dar imagen a esos mismos “beat”, pero unos años más tarde, los años duros, los denominados “cool beat”, como he indicado arriba. Pero aún con todo esto, lo que Kerouac refleja en sus obras está ahí fuera, en ti, en tu vida, en lo cotidiano, porque ante todo Kerouac era un observador, un gran “voyeur” de la vida real.

El estilo de Kerouac es complicado estructuralmente, se trata de párrafos larguísimos, con puntos y aparte unos seguidos de otros, farragosos de seguir al principio. Aunque en seguida te enganchan y no quieres que su lectura se acabe nunca, lo que refleja otro objetivo propuesto, y conseguido, en el último de los principios de la escritura espontánea: “[escribid] con excitación, a toda prisa, hasta sentir calambres, de acuerdo con las leyes del orgasmo”. Aquí nace su originalidad, un estilo heredado de la música bop, de la genial revolución de Charly Parker; Kerouac improvisa sobre un tema principal, deja que las variaciones de su prosa te lleven, como en una partitura de jazz. Al fin, la abrumadora escritura de Kerouac te envuelve por completo, cada situación, cada escena, hace revivir en ti a todos tus sentidos.

Doctor Faustus.
Referencia bibliográfica: ”Los subterráneos”, por Jack Kerouac. Barcelona: Anagrama. Posted by Picasa

lunes, diciembre 26, 2005

ARTE. 35. Amanecer, 2004. Beatriz de las Heras.

35. Amanecer.


VIDA RURAL. ¡Esas otoñales setas!!!

Se trataba de un nuevo día que amanecía entre neblinas y con un rocío que cubría por completo todo el suelo. Era fiesta y serían las ocho de la mañana. El motor del Land Cruiser rompió el silencio de la amanecida. Cauteloso me dirigí a la cañada galiana, todavía desierta, con un zurrón a la espalda y una buena vara de fresno que me ayudaba al caminar.

La pradera se extendía por unos largos kilómetros de un verde que quería romper la monotonía del blanco cegador de la helada nocturna. Las primera sorpresa de la mañana no se hizo esperar mucho tiempo, un corro de unas ocho setitas de cardo se cruzó en mi camino. Todavía recuerdo que una fina capa de hielo cubría por completo su sombrero, marrón, negro pardo.

La mañana se dio bien, el morral iba medio lleno, unos dos kilos de hongos para hacer las delicias de una tarde de setas fritas; con un poco de aceite, una pizca de sal y un sartén bien caliente bastaría. Ya volvía cuando vislumbré a lo lejos una figura humana, otro paseante. La discreción en estos casos es imprescindible y lo más audaz habría sido internarse en el soto bosque para perderme entre las sombras de los fresnos y los olmos. Me pudo más la tentación de añadir alguna otra seta a mi saco.

Hombre chaval, buenos días, ¿qué haces por aquí?, me preguntó el bueno de Guillermo, pastor toda su vida, casado y con tres hijas. Entre media sonrisa le respondí que de paseo. Él se echó a reír, de sobra sabía de dónde venía y qué llevaba en el morral que intentaba esconder entre los pliegues de mi gabán de invierno. Todos sabemos que entre un pescador, un vendedor de leña y un setero hay muchas diferencias, pero lo que todos ellos tienen en común es las mentiras “piadosas” que tienen que decir para darse importancia o para no dar más explicaciones de las debidas.

Guillermo me preguntó que si venía de “las Desillas”, y qué si había visto a alguien por allí. Le contesté que no venía de allí pero que a lo lejos había visto un coche rojo por esa zona. Cambiando de tema, y por si su curiosidad le hacia querer saber algo más de mi “paseo”, le pregunté que qué había puesto en la “porra” del mesón para el “derby” del sábado. Guillermo era del Barcelona, 0-3 me dijo. Yo me eché a reír, era un resultado demasiado abultado, el Madrid jugaba en casa. El domingo me enteré de que se había llevado los sesenta euros del bote.

Ir a coger setas, es un placer de esos que todavía no se pagan con dinero, aparte de darte un buen paseo y respirar aire puro, te llevas algo a casa, un regalo con el que puedes compartir con tu familia o tus amigos una merienda de lujo. Las primeras veces, cuando todavía no sabía diferenciar un pedo de lobo de una senderuela eran frustrantes, pero a fuerza de salir y salir, uno se hace un pequeño experto, y disfruta cada vez que encuentra un ejemplar en condiciones. Es algo difícil de explicar, cuando llegan las primeras lluvias de otoño, algo te recorre de arriba abajo, y cuando empiezas a preparar la mochila y sacas las botas de montaña del fondo del armario, algo sucede, estás ansioso por la infructuosa y precipitada primera salida.

Recuerdo salidas memorables en la lejana y deprimida Molina de Aragón, o las primeras excursiones a por níscalos, que no es lo mismo porque la cantidad de hongos que recoges suele ser inmensa. Pero a pesar de todas estas, recuerdo dos salidas con especial cariño. Una fue con mi abuelo paterno, en junio, totalmente fuera de temporada. Cogimos unos cuatro kilos, fue todo un festín guerrero. ¡Qué risas en medio del monte! Hasta un pastor se acercó oyendo las risotadas. Y el muy, ... vamos un setero en toda regla nos recomendó ir por la parte alta de ladera, que es donde salían las setas según él. Pues nosotros fuimos por la parte de abajo, y vamos si llenamos el talego en un par de horas.

La otra salida que nunca olvidaré, fue cerca de los Pinares del Ducado, en Guadalajara, los que éste verano se quemaron por una imprudencia y por el pasotismo y la ignorancia de unas autoridades que siguen fuera de sitio, pero ocupando su sillón. Era una salida con los amigos de una biblioteca rural al bosque para recolectar unos níscalos y luego por la tarde hacer una buena fritada. Estuvo ella, Merce, y nos hizo la excursión más amena y divertida. Su espíritu sigue allí, estoy seguro, lo presiento. Yo todavía no me he atrevido a volver. Aun así lo sé, está allí.

miércoles, diciembre 21, 2005

TEATRO. En un lugar de Manhattan. "El retablo de maese Boadella".

Dramaturgia de Albert Boadella a partir de textos de El Quijote de Miguel de Cervantes.
Con: Xavier Boada, Xavi Sais, Dolors Teneu, Jesús Angelet, Minnie Marx, Francesc Pérez, Pilar Sáenz, Ramón Fontserè y Pep Vila
Dirección: Albert Boadella.
Madrid, Teatro Albéniz.

De todos los pasajes del Quijote que guardo en la memoria es quizá el relativo al retablo de maese Pedro (capítulo XXVI de la segunda parte), el que mejor cuadra con el planteamiento del espectáculo que, como homenaje a la obra cervantina, representa estos días en Madrid la compañía Els Joglars. Asistía allí nuestro insigne caballero a una función de títeres en la que se rememoraban las hazañas del señor Don Gaiferos para liberar del cautiverio a su esposa Melisendra; enardecido por el ardor guerrero de la narración y presa de un furor repentino la emprende a mandobles contra los moros perseguidores de Gaiferos y Marsilio y viene a dar en el suelo con todo el tinglado del retablillo, justificándose después ante los presentes explicándoles que había creído verdadero lo representado por aquellas figurillas de cartón.



En este nuevo retablo los personajes son actores y actrices de carne y hueso que están ensayando precisamente una versión posmoderna de la novela de Cervantes. La responsable del montaje es Gabriela, una directora excéntrica y vanguardista, un híbrido de Pina Bausch y Bob Wilson que ha convertido la novela cervantina en un furibundo alegato feminista. No tardan en surgir los problemas con el grupo de actores varones, que no se resignan a ser relegados al papel de segundones y tratan de boicotear el ensayo. Para acabar de arreglar las cosas, irrumpen en escena dos internos del psiquiátrico de San Blas, fontaneros por más señas, que vienen a reparar una gotera, y que presa de una singular locura, como la que aquejaba a nuestro eximio caballero andante, se creen Don Alonso y Sancho. El conflicto está servido, alimentado por la rivalidad existente entre el sector masculino y el femenino del elenco y por las bromas de los actores, que recrean teatralmente escenas del Quijote para burlarse de Don Alonso ora siguiéndole la corriente ora ridiculizando sus actitudes trasnochadas y su credo quijotesco.

La acción se resuelve en una trepidante sucesión de escenas que reflejan dos mundos enfrentados: el auténtico de el Quijote y el ficticio, o más bien, el falseado, de su representación escénica, en la que se banaliza el mensaje primitivo y se pervierte el genuino espíritu quijotesco instrumentalizando el texto originario para satisfacer las obsesiones y las fantasías delirantes de una directora frívola y esnob. El resultado es un alambicado juego dramático en el que se vulneran permanentemente los límites entre la realidad y las apariencias y que desemboca en situaciones hilarantes fraguadas con los múltiples recursos de la comicidad bufonesca que tan bien manejan los integrantes de la compañía. Al paso, se parodia a una cierta forma de la creación teatral vanguardista contemporánea y a un buen número de tipos humanos representativos de lo más conspicuo de la fauna carpetovetónica y se ironiza sobre muchos de los tópicos que subyacen a actitudes y comportamientos individuales y colectivos.

La invención, la sorpresa, la invitación al juego; la chanza permanente y el sarcasmo ocasional, que revelan una aguda percepción de la realidad social y política españolas, son las señas de identidad de este divertido espectáculo de Albert Boadella. Y su respeto escrupuloso por el espíritu cervantino, que reverdece en la patética figura del pintoresco fontanero que encarna Don Alonso Quijano y en su pánfilo comparsa Sancho (espléndidos Ramón Fonserè y Pep Vila), enfrentados a los molinos de viento de la falsificación y de la impostura.

Feliz colofón -cuando estábamos ya próximos al hartazgo-, a la plétora de publicaciones, homenajes, exposiciones, mascaradas, cabalgatas, y espectáculos de toda laya, que con varia fortuna pero con no magro dispendio de caudales del erario público –sin pagar por ello el alto precio que pagó el alcalaíno-, se han venido celebrando para conmemorar la efemérides del cuatrocientos aniversario de la publicación del Quijote; una libérrima reescritura del mito, rigurosa y atinada que nos reconcilia con la obra de Cervantes y nos invita a reflexionar sobre la pervivencia de la escala de valores morales del setecientos que dicha obra representa.

Gordon Craig.

miércoles, diciembre 14, 2005

TEATRO. Yo Satán. "Vendedores de palabras".

De: Antonio Álamo.
Con: Alfonso Lara, Juan Fernández, Pako Sagarzazu, Ales Furandarena, Ildefonso Tamayo, Ramón Ibarra y Adolfo Fernández.
Dirección: Álvaro Lavín.
Madrid, Teatro Bellas Artes.



Al contrario de lo que ocurre con el cine, donde comúnmente tienen cabida como protagonistas de muchas películas personalidades relevantes de la vida pública del presente o de la historia inmediata, ya sean miembros de la realeza, líderes políticos, religiosos o militares, o bien procedan del ámbito de la creación intelectual o artística, el teatro parece más reacio a enfrentarse a estos personajes, aunque un tratamiento riguroso de los mismos, más allá de los tópicos, de la veneración que suscitan entre los adeptos, o del reconocimiento acrítico de sus supuestas virtudes, tendría un innegable atractivo escénico

Antonio Álamo -con algunos otros autores, como Albert Boadella, o más recientemente, Juan Mayorga- constituye una excepción a la regla. Ha demostrado que no se arredra ante las dificultades y que es capaz de sacudirse el lastre de lo políticamente correcto y de romper el prejuicio de la aparente intangibilidad de la que gozarían ciertas celebridades históricas al llevar a escena a personajes como Hitler, Churchil o Stalin (en Los enfermos). Ahora lo intenta con el mismísimo Santo Padre y algunos miembros del colegio cardenalicio para devolvernos de ellos una imagen no por caricaturizada y esperpéntica menos humana y ornada, en su entorno privado, de debilidades, delirios y pequeñas mezquindades que son ingredientes habituales en el carácter del común de los mortales.

La obra es una versión para teatro de su libro “Nata soy”, y constituye un auténtico “thriller”. El dominico y exorcista español Fray Gaspar de Olivares es reclamado urgentemente al Vaticano por miembros destacados de la Curia para llevar a cabo una investigación secreta sobre la ejecutoria del Santo Padre. Pronto se verá involucrado en una conspiración para asesinarle, pues sus detractores -y aspirantes a sucederle-, alarmados por su comportamiento anómalo, atribuyen lo que no son quizá sino manifestaciones de una incipiente demencia senil al efecto de una posesión del maligno. El conflicto entre el bienintencionado Fray Gaspar y su “fe de carbonero” con la actitud interesada y malévola de los más altos dignatarios eclesiásticos del entorno del Papa, empezando por su secretario personal y terminando por el cardenal Joseph Hacker, presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, da lugar a una intriga policiaco-burlesca que revela los aspectos más sórdidos de la vida en la Santa Sede, centro neurálgico de dirección de “la multinacional más antigua que existe sobre el planeta”, a la vez que pone al descubierto la soledad y las miserias de un hombre condenado a representar hasta el límite de sus fuerzas el papel de líder carismático e infalible de esta institución milenaria.

Comedia ágil y divertida, la obra no rehuye el análisis y la reflexión, viniendo a denunciar las irreductibles contradicciones que surgen al intentar conjugar la espiritualidad genuina de muchos creyentes con la doctrina de la fe, en permanente proceso de adaptación a los tiempos cambiantes, y todo ello, con el mantenimiento de la superestructura organizativa que proporciona cobertura material, crematística, al funcionamiento de la institución.

Un montaje y ambientación sobrios, funcionales, crean el marco adecuado para los múltiples espacios de la acción; aunque la responsabilidad del milagro de hacerla verosímil y rebosante de humor recae sobre el solvente trabajo de los actores, sobre todo en la inigualable vis cómica de un espléndido Pako Sagarzazu, en verdadero estado de gracia en el papel del Santo Padre y en Alfonso Lara, el mirífico y crédulo Fray Gaspar de Olivares, sucesivamente espía, confidente y protegido de su Santidad y viva imagen de la inocencia corrompida.

Gordon Craig.

martes, diciembre 13, 2005

LECTURA. Plan de Lectura “Érase que se era”, del I.E.S. Luis de Lucena de Guadalajara.

El poder y el placer de leer.

Uno de los objetivos generales de la etapa de Educación Secundaria Obligatoria es “que los alumnos se beneficien y disfruten autónomamente de la lectura como fuente de enriquecimiento cultural y placer personal”. Por ello en las programaciones didácticas de la materia Lengua Castellana y Literatura para los distintos cursos y niveles se incluye, vinculada al desarrollo de las actividades de la enseñanza y aprendizaje de la Literatura, y con carácter obligatorio, la lectura de al menos tres obras literarias, una por cada período de evaluación para la ESO y primer curso de Bachillerato y cuatro para segundo de Bachillerato, repartidas cronológicamente, una del Siglo XVIII, otra del siglo XIX y otras dos, correspondientes respectivamente a la primera y segunda mitad del siglo XX.

Considerando los bajísimos índices de lectura del alumnado y la escasa implantación del hábito de la lectura, el Departamento de Lengua Castellana y Literatura del Centro para paliar en alguna medida esta situación ha venido enfocando la selección de lecturas obligatorias para la E.S.O. siguiendo criterios que permitieran compaginar los aspectos estrictamente académicos de la lectura con sus aspectos lúdicos. Sin menoscabo de su calidad literaria, se trataba en todo momento de sugerir obras de lectura amena, no muy largas, de poca dificultad estructural y complicación estilística y actuales, en el sentido de que pudieran conectar con los intereses y con las referencias –exiguas- de la cultura literaria de los alumnos, desde el convencimiento de que lo más importante durante esta etapa –o al menos en el primer ciclo-, era iniciar a los alumnos en el hábito de la lectura o consolidarlo y ponerlos en contacto con el rico y variado mundo del libro. En este sentido se conjugaba la discrecionalidad en la elección de algunos títulos entre una oferta variada, con la obligatoriedad de otros para poder hacer actividades conjuntas de comentario y análisis, como exige el currículo para la enseñanza de la materia.


Con todo y con eso, año tras año se ha venido constatando que esa tendencia no se invierte, antes bien se mantiene o se incrementa, reforzada por la disminución de horas lectivas dedicadas a la asignatura de Lengua y Literatura y por la “competencia desleal” de otros medios de información, cada vez más presentes en la vida de nuestros adolescentes: la Televisión, los videojuegos y actualmente un uso indiscriminado y acrítico de las nuevas tecnologías de la información, sobre todo de Internet. La cultura de la imagen, los dibujos animados o las superproducciones de Hollywood van invadiendo cada vez más espacios y arrinconando la cultura tradicional libresca, haciendo que el universo de referencias clásicas, históricas o literarias de nuestra tradición occidental, la cultura grecorromana, medieval, renacentista o barroca, ilustrada o romántica, sea cada vez más exiguo, dificultándose, por ende, o retrasándose el acceso a las grandes obras literarias, no sólo a los clásicos, sino a la gran tradición de la novela decimonónica anglosajona de aventuras, por ejemplo, o a las obras de carácter iniciático, o la novela sentimental o histórica, o la literatura fantástica, por no mencionar la prácticamente inexistente relación de los alumnos con la literatura dramática o con la poesía, o con las dos grandes aportaciones del siglo XX a la expresión escrita: el periodismo y el ensayo y la erudición.

Se impone, pues, una toma de posición clara y una voluntad decidida de todos los miembros de la comunidad educativa, y en el seno del instituto, de todos los departamentos didácticos, de tomar medidas tendentes a solventar esta situación desastrosa que amenaza con el analfabetismo funcional sobre todo a aquellos alumnos más desfavorecidos y que, como siempre, sin el conveniente apoyo y estímulo familiar –explícito o por la mera vía del ejemplo (padres que leen a sus hijos pequeños, o que leen habitualmente libros o periódicos)- se van a quedar descolgados para siempre fuera de los circuitos de la letra impresa una vez que abandonen la institución escolar. Y no nos engañemos, el momento de actuar es ahora, queremos decir, durante la preadolescencia y adolescencia, que es el periodo de desarrollo personal durante el que, primero: se crean los hábitos de conducta y, por ende, intelectuales, que van a impregnar la vida del futuro adulto; y segundo, y esto es casi más importante, este periodo de desarrollo del niño es aquel en el que este está más necesitado de los modelos y de la experiencia humana en forma “concentrada” que le proporcionan los libros; eso sin contar con las carencias insalvables en el desarrollo cultural del individuo que acarrea el hecho, no ya de no saber leer, sino de no “desear” hacerlo porque hayamos descuidado padres y maestros esa labor de aprendizaje adecuado y permanente estímulo e invitación a la lectura placentera y en libertad. Un plan sistemático y coordinado de fomento de la lectura podría servir al menos para una toma de conciencia del problema y contribuir, en alguna medida, a solventarlo.

Pero ¿de qué tipo de lectura estamos hablando? O, en otras palabras ¿qué entendemos por lectura? Lo que proponemos es el acercamiento y la profundización en los libros de una forma creativa, lúdica y placentera. Se trata de que los alumnos realicen una lectura profunda y viva, frente a la lectura pasiva que se limita a descifrar los caracteres impresos, y que les permita proyectar sus inquietudes y encontrar vías de solución a sus problemas. El gusto por la lectura no se adquiere –o no sólo- leyendo bajo el efecto de la necesidad o de la obligación; la lectura sólo puede ser fuente de satisfacción cuando ha sido fuente de descubrimientos, y de descubrimientos espontáneos. La mayor preocupación, por tanto, de quienes enseñamos a leer a los niños debería consistir en hacer que el placer dure y que la demanda persista mucho más allá del tiempo que exige el aprendizaje.

En primer lugar, habrá que asegurarse de que se ha cubierto convenientemente la fase de la descodificación de los mensajes escritos y que se ha llegado al dominio absoluto del desciframiento del sistema gráfico. Ese grado de desarrollo instrumental es necesario para llegar a adquirir el verdadero “poder” que proporciona la lectura. Pero no es suficiente. Según Robert Gloton “el verdadero poder de leer le está dado sólo a aquel que sabe hacer de la lectura una operación eminentemente activa (...) al que sabe comprender un texto con una actitud espiritual esencialmente crítica, (...) a quien sabe dialogar y comunicarse con el autor del texto aunque medien entre ambos siglos o kilómetros de distancia. (...) Sólo quien posea ese poder de compromiso total en la búsqueda del diálogo, de la comprensión, tendrá necesariamente el gusto por la lectura, y la riqueza de la producción literaria -y no literaria, añadimos nosotros-, será para su deseo una excitación permanente”.

Arte. Bea de las Heras: 66. Casa junto al mar, 2004.

66. Casa junto al mar.
















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viernes, diciembre 09, 2005

LIBROS. Perro Callejero, de Martin Amis. Barcelona: Anagrama, 2005.


Xan Meo es un tipo multidisciplinar, escritor, actor y otras tantas cosas más. También es hijo de un delincuente muy afamado. Xan está casado de segundas nupcias con Russia, y tiene dos hijas. Un día cualquiera después de despedirse de su mujer se dirige a su pub. Allí, al lado de una barandilla recibe una brutal paliza. Xan es hospitalizado y después de una larga convalecencia revive, pero ya no es el mismo, es un tipo diferente, más agresivo y está obsesionado con el sexo.


De repente y con Xan todavía en el Hospital salta la noticia de que la Princesa, la hija del Rey de Inglaterra, ha sido fotografiada desnuda mientras se bañaba. En medio de todo este escándalo surge la prensa de los bajos fondos, Clint Smoke, el periodista estrella del Morning Lark (la gozada matutina), un rotativo sensacionalistas dirigido a “soplapollas”, que basa su línea editorial en la pornografía y las noticias amarillas, hace su aparición estelar, para no abandonarnos hasta el final de la novela.

Como si todo lo anterior fuera poco, mientras el accidentado vuelo 101 de CigAir transporta un cadáver en sus bodegas, surge en la historia la figura de un histórico mafioso Joseph Andrews y la de Karla White una megaestrella

del porno. ¿Necesitan más alicientes para devorar la última novela de Martin Amis?

Martín Amis nos presenta una novela aterradora y divertida, que trata de abrir en canal el mundo de la sexualidad, de la pornografía, de la lucha entre hombres y mujeres, del papel que juega al paternidad en la vida posterior de los hijos, y de decenas de asuntos más. El estilo de Amis es directo, incisivo, mordaz y sarcástico, humorístico otras veces. Su narrativa llega dentro, sobrecoge, entretiene, te hace reír. Algunas veces, las menos, te sobrepasa la ficción, como si fuera difícil ver la realidad de lo narrado, como si todo fuera un artificio literario; entonces el invento hace aguas. Aun así un buen regalo de Reyes y una excelente lectura sosegada para vacaciones.

jueves, diciembre 08, 2005

LECTURA. Plan de Lectura: "Érase que se era", del I.E.S. Luis de Lucena de Guadalajara.

Érase que se era”, el Plan de Lectura del I.E.S. Luis de Lucena lleva andando un par de meses, y para gran satisfacción de sus promotores, está siendo acogido con gran júbilo tanto por parte de los alumnos del centro en cuestión, como por los docentes y el cuerpo directivo del mismo.

Hace unos largos meses, cuando unos amigos se sentaron por primera vez para empezar a manchar folios, y a gastar horas y horas de trabajo que les permitieron esbozar las primeras ideas sobre las que asentar el futuro proyecto del Plan de fomento de la lectura, ni ellos mismos se podían imaginar un recibimiento tan cálido.

Para empezar, el proyecto, ya definido, fue elegido, entre un gran número, por la Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, como uno de los planes seleccionados por el Gobierno Regional para recibir ayudas, sobre todo económicas, técnicas y de asesoramiento, que no lo hiciera naufragar antes de nacer, y que por lo menos tuviera la oportunidad de morir en el intento de acercar la magia de la literatura a nuestros alumnos.

Antes de que las primeras actividades empezaran a andar, llegó la materialización de la política de marketing del Plan, inteligentemente llevada a cabo por nuestra invitada de lujo en Whispers, Bea de las Heras, que ideó un “burrito” entrañable que con un diseño imaginativo y recurrente es la “mascota” que ilustra los carteles, postales y marcalibros con los que se quiere dar a conocer las intenciones de “Érase que se era”.

Desde aquí, desde Whispers, vamos a ir dando a lo largo de los meses las últimas noticias sobre el desarrollo del Plan, el seguimiento de las actividades, los buenos momentos y también los duros, que seguro que llegarán. Como aperitivo para vosotros, lectores, también como pequeño homenaje a toda las personas que se dejan la piel cada día para que nuestros alumnos sientan el placer de la gran literatura en sus carnes, y para dar ánimo y agradecer su impagable dedicación, a los profesores que andan detrás de este “Érase que se era”, la semana que viene las páginas de Whispers publicarán la introducción y los objetivos del Plan de Lectura del I.E.S. Luis de Lucena. También dejaremos un hueco a nuestra querida Basic_B para que nos presente el diseño de su “Platero".

miércoles, diciembre 07, 2005

TEATRO. “Flechas del Ángel del Olvido” de José Sanchís Sinisterra.

Esta vez José Sanchís Sinisterra y el Teatro de La Abadía, nos presentan, Flechas del Ángel del Olvido, una reflexión sobre la memoria, una invitación a volver a los recuerdos o a “formatear” lo vivido y empezar de nuevo. Sanchís Sinisterra pretende adentrarnos en el mundo de una generación, la actual, que no tiene claros sus fines, no encuentra los alicientes para seguir un camino u otro, que muchas veces se siente perdida, y no sabe continuar, y entonces hace un alto en el camino y quiere olvidar; para luego volver a atrás, mantenerse quieta, sin moverse tan siquiera, o mirar hacia delante y seguir una nueva senda: el resultado de una memoria fragmentada. En resumen en el último trabajo de Sanchís Sinisterra se trata de criticar, o al menos eso se pretende, a los jóvenes “fórmula” actuales que son el producto de la maquinaria económica, publicitaria y comercial del siglo XXI.



X es una joven de unos veinte años que sufre una amnesia retroactiva y está internada en un centro especializado, a la espera de que algo la pueda devolver de nuevo al lugar de donde viene. X apareció en un descampado poblado de “sin techo”, de vagabundos, vestida de Arlequín y con una flecha entre las manos. La joven recibe cuatro visitas en una sala de la clínica: la de una hermana, la de un ex novio, la de una antigua amante y la de un desconocido que viene en nombre de su abuela, que está muy enferma. Cada uno de los encuentros de X con sus cuatro invitados se convierte en un monólogo del visitante con la paciente y muda X.

Los encuentros con X tratan de cubrir, de llenar, unas vidas vacías, cada una de las cuatro de los visitantes, las de ellos mismos, mientras X se mantiene distante, ajena, desmemoriada, como si ninguno de sus interlocutores pudiera abrir una pequeña brecha en la situación de la joven, y que la entrada de un pequeño rayo de luz la permitiera volver a la realidad anterior. ¿X quiere volver? El tiempo de cada encuentro con X se va a agotando. Cuando se termina por completo, una enfermera reúne a los cuatro “visitantes” en una sala contigua, donde una de las paredes es un gran espejo imaginario que cubre por completo la escena, y separa a los actores del público, a la espera de que X se decante por alguno de los cuatro personajes, o por ninguno, en su vuelta a su vida anterior. Uno es el elegido.

El trabajo de Sanchís Sinisterra es elogiable, los cuatro diálogos del principio son sugerentes e inspirados, cada uno de los personajes quiere llevar a X a su personal realidad con un lenguaje cambiante para cada situación, unas veces directo, otras familiar, casi íntimo. Cuando la escena agrupa a los cuatro diferentes mundos, o al mismo mundo anterior de X, sus visitantes en la clínica, el ambiente se vuelve más agresivo, cada uno quiere defender su “verdad”, los diálogos a cuatro son incisivos y están jalonados con breves toques humorísticos que hacen que la acción se relaje.

El trabajo actoral es muy relevante y contando con la dificultad que entraña siempre conversar con un interlocutor mudo, más aun. La compañía de la Sala Beckett de Barcelona cumple las expectativas, se les echaba de menos en Madrid, sobresaliendo un gran Ferrán Audi en el papel del ex novio, galán.

Con todo esto, el texto deja demasiadas cosas en el tintero, digamos que se hace imprescindible el epílogo de la enfermera, al final de la obra, “aclarando” todo lo acontecido anteriormente. Demasiado críptico el mensaje, o quizás un servidor no lo comprendió en su totalidad. ¿X no quiere volver a una realidad que no le gusta? ¿Sus visitas buscan cambiar sus propias realidades, apoyándose para ello de X? ¿Por qué de repente ese inesperado cambio en la actitud de X, ausente en la primera parte de la obra, y casi intimidatoria en la segunda, en el encuentro con el personaje elegido? Demasiadas preguntas.

Flechas del Ángel del Olvido en el Teatro de la Abadía.

Arte. Bea de las Heras: 37. Pajarillo intrepido, 2004.

37. Pajarillo intrepido.







 

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domingo, diciembre 04, 2005

VIDA URBANA. Nancy.

El paseo comenzó por el centro, cerca del Museo del Prado. Su nombre era Nancy y llamó mi atención en un semáforo mientras esperaba para cruzar un paso de peatones. Nancy era californiana, hablaba un perfecto castellano, y sus ojos azules tenían un brillo especial, como si se tratara de la mirada de una de las grandes estrellas de Hollywood. Con unos modales exquisitos me preguntó por los horarios del Museo, y que sino me importaba indicarle dónde se encontraban las taquillas.


Yo todavía no había abierto la boca, estaba prendado de sus carnosos labios, y mis ojos se dirigían una y otra vez a un escote prominente y escandalosamente provocador. Al fin, y con el mapa de bolsillo de Nancy entre mis manos, le indiqué la zona del museo dónde podía adquirir las entradas. Hice una marca roja, bien visible.

Mientras los dos cruzábamos el majestuoso Paseo del Prado, con los ardientes vehículos acechando tras un gruesa línea blanca y a la espera de la luz verde que les cediera el paso, se me ocurrió proponerle a Nancy acompañarla hasta las mismas taquillas. Ella dobló la apuesta y me propuso tomar un breve café, si mi tiempo me lo permitía. Tenía que volver a casa a comer, la comida de mi madre, exquisita, me esperaba. Hice una llamada al hogar y degusté un cremoso café en una soleada terraza madrileña, con una californiana enfrente mío.

Nancy era soltera, estudiaba Historia del Arte, y estaba de vacaciones por Europa. Tenía previsto visitar Roma y después París. Hoy era su último día en Madrid. Su familia, de ascendencia argentina, llegó a California en los años 30, y allí instaló una cadena de asadores de carne que eran conocidos en toda la costa oeste. Nancy estaba enamorada del Arte y de la cultura occidental de la Vieja Europa, por esto estaba aquí, para sentirla en vivo y en directo.

Ambos apuramos nuestros cafés. Nancy quería perderse por las salas del Prado, y yo quería arrastrarla hasta las sábanas del hotel más cercano. Pudo más su pasión por Velázquez que mis insinuaciones placenteras del embrujo del sexo mediterráneo. Hubo un beso de despedida, probé sus labios carnosos una única vez, el resto, su cuerpo, su secreto americano, se lo llevó consigo misma para siempre.

Todavía hechizado por la magia de la escena, sorprendido por la perplejidad de la situación vivida, y dando las gracias a la Providencia, regresé a Atocha a pié, a buen ritmo. Enseguida la marabunta del andén me introdujo en un convoy. El tren se puso en marcha, próxima estación, ¿el hogar? ¿Quién lo podría asegurar? Caprichoso Destino.

viernes, diciembre 02, 2005

TEATRO. Conozca usted el mundo. "Viaje a ninguna parte".

De: Lluïsa Cunillé.
Con: Lola López, Rosa López, Victoria Enguídanos y Paco Zarzoso
La Hongaresa Teatre.
Dirección: Paco Zarzoso.
Madrid. Sala Cuarta Pared.


De nuevo la escritura sutil y desnuda de Luïsa Cunillé, el análisis incisivo pero siempre comedido e indoloro; su habilidad para el aforismo y la frase ingeniosa y su pericia para trenzar los finos hilos que tejen comportamientos convencionales a situaciones inverosímiles, absurdas o disparatadas. Y la misma mirada indulgente hacia unos seres resignados, anclados en el espacio intemporal de la memoria. Y una veta de lirismo que pulsa las cuerdas de la sensibilidad y de la ternura y suaviza la sardónica impronta pinteriana de su dramaturgia personalísima.

El azar parece haber convocado simultáneamente a los protagonistas, tres personajes sin nombre, a tres habitaciones contiguas de un hotel de mala muerte, un espacio impreciso anclado en la vastedad de nuestros recuerdos de decorados de películas olvidadas. Y allí vamos a asistir a la revelación de tres intimidades, a medias compartidas, veladas pudorosamente tras el tul de las ilusiones perdidas, de tres proyectos de vida frustrados, unidos en la inseguridad y en el miedo a mostrarse tal cual son a los demás; tres seres desvalidos, enfermos de soledad y de tristeza, que sueñan, sin demasiado convencimiento con una felicidad que la vida parece negarles. Y el ruido de los trenes en la noche como metáfora de esa permanente invitación al viaje, a la itinerancia; y la vieja estación de ferrocarril pronto convertida en apeadero, a la que llegan al final nuestros protagonistas para comprobar que han perdido su último tren.

Tres personajes improbables, pero a la vez reales, hechos de jirones de recuerdos, a cuya vida la autora nos permite asomarnos por un breve lapso de tiempo, el suficiente mientras dura el encantamiento y antes de que nos resulten demasiado familiares, demasiado próximos, y amenacen nuestra seguridad de espectadores satisfechos refugiados en la oscuridad de la butaca. Pero no antes de que descubramos que quizá nosotros también hemos sido tentados alguna vez por el señuelo de la engañosa oferta de una guía de viajes, o por la pulsión urgente de una fantasía nunca realizada, o por la llamada, desatendida, de una misteriosa inclinación, o por el deseo impostergable de buscar la dicha en otra parte.

Paco Zarzoso, habitual colaborador de la autora, ha creado un molde adecuado para un texto de perfiles y contrastes muy marcados y cuya trama, exigua, se resiste a ser contextualizada. Combina hábilmente una poética de interpretación naturalista con proyecciones y otros efectos especiales prestados del lenguaje del cine, y con un sugerente espacio sonoro, integrando todos los elementos para alumbrar un espectáculo minimalista y naif que dirige nuestra percepción hacia el ámbito etéreo y poético de las evocaciones.

Gordon Craig.

Sala Cuarta Pared. Conozca usted el mundo.

jueves, diciembre 01, 2005

MÚSICA. Sir Hannofer y Mercury Rev.

Este pequeño “post” sólo se debe a una cosa: la publicación de la crónica de Sir Hannofer sobre el concierto de Mercury Rev del pasado viernes. Todavía sigo anonadado por la explosión de música de los neoyorquinos, pero cuando alguien puede sintetizar ese vendaval rockero de una manera tan magistral como lo ha hecho Sir Hannofer, hay que quitarse el sombrero. Visitadlo y disfrutad:
El Badaluque, Mercury Rev.

El amor es libre.

[Hacia mucho que Kimbisa no nos visitaba. Dicen que lo bueno se hace esperar. Esta carta enamorada es el regalo que nos ofrece por nuestra paciente espera. La hermosura que emanan sus palabras, simples, sinceras, justas, enternece, aflige, pero a la vez denotan esperanza, quieren dar una salida a un siempre duro adiós. La esperanza del amor, la libertad de la vida.]

“El amor es libre, la libertad es amor” John Lennon.

Te escribo porque necesito que vuelvas a recoger la nada con que sembraste mi existencia.

Hablaste; pero el dueño de las palabras no se dignó a ofrecerme ni el mas leve murmullo. La gélida tristeza robó todas mis sonrisas y heló mis lágrimas en un cristal a través del que te vi partir.

El miedo se ha hecho tan fuerte que como cancerbero guarda las puertas de mi corazón. Alguien llama, pero yo no se indicarle el camino porque sólo tú sabes la ruta hacia el paraíso, ese lugar de cuya existencia ahora dudo pero por el que tantas veces contigo paseé.

Las estaciones se llevaron el tiempo y un día el seco aire del desierto me trajo el mensaje: otro aroma baña tu piel, dejó el silencio e hizo un laberinto de aquel bello jardín.

Y en mi corazón los recuerdos se empeñaron en erguir una fortaleza y llenaron un gran foso con todas las lágrimas que mis ojos no dejaron caer.

Ahora vuelvo a ti, porque una vez más necesito tu ayuda, necesito oir de tu boca que no podré cruzar nunca el abismo que nos separa, que no volveré nunca a acercarme a tu camino.

Dime que sacarte de mi vida es sólo decidirlo, que tu brillo se apagará para poder alcanzar la luz de una nueva estrella. Quiero que mi pecho deje de gritar tu nombre, que mis ojos dejen de ver tu cálida sonrisa y que el recuerdo de tu tacto no vuelva nunca a erizarme la piel.

Necesito que alguien aleje la inseguridad y la incertidumbre de tu ausencia.

No sé si en tu carta encontraré respuestas o la solución al hecho de que no sé pensar de otra manera en ti y de que me siento capaz de sentir algo distinto de lo que siento.

Espero tus noticias y espero que sus palabras me traigan libertad.

Kimbisa.

ARTE. Bea de las Heras, Basic_B, Mariposa, 2004.

4. Mariposa.



 Contacto.

lunes, noviembre 28, 2005

ARTE: 50 años de la Fundación Juan March.

La Fundación Juan March cumple 50 años dedicados al Arte, y para celebrar sus bodas de oro nos regala una exposición retrospectiva donde tienen cabida gran parte de los artistas que han tenido un hueco en sus salas a lo largo de este fructífero periodo de propuestas artísticas.

Visitar una exposición un día de diario es un lujo que no está al alcance de todos, básicamente porque tenemos que ir a trabajar de lunes a viernes. Sin embargo y si tienes la oportunidad de disfrutarlo, en estos días te encuentras a los cuatro solitarios que se dedican a la vida ociosa, y como mucho a alguna excursión de chavales. Esto significa que puedes degustar cada sala tú solo, sin que nadie pueda perturbar tu comunicación con el lienzo, y sobre todo disfrutas del Arte en silencio.

La selección de las obras abarca un periodo grande: vanguardias, movimientos y expresiones artísticas individuales del siglo XX. En total son 60 obras deliciosas, que permiten darse un agradable paseo, empezando por los impresionistas, destacando el sobrecogedor “Curva en la carretera a Montgeroult” de Paul Cézanne, en la imagen. Después de los Monet, Manet, Degas, Toulouse Lautrec, Gauguin, nos acompañan en las salas de la Fundación Juan March, los fauvistas como Matisse y los expresionistas de las dos escuelas alemanas, Die Brücke y Der Blau Reiter, así como la Sezession vienesa, con un impresionante “Adán y Eva” de Gustav Klimt.

La representación cubista es de gran calidad con obras de Picasso, Braque, Juan Gris: “Garrafa y bol” y Leger. Luego vienen Mondrian, con una de sus llamativas obras: “Composición II” y Malevich con un soberbio cuadro suprematista negro: “Cuadrado negro”. La abstracción viene de la mano de Kandisnky, con una obra menor y con el “homenaje a Picasso” de Paul Klee.

La siguiente sala está preñada de sueños, los surrealismos de Dalí, Magritte, Miró y Max Ernst. Y entre ellas nos encontramos con las cuatro escultores de la exposición: Giacometti, Julio González, Calder y Cornell. Entre las esculturas llama la atención un sobrecogedor lienzo de Marc Chagall “Sobrevolando la ciudad”.

A partir de aquí, se pone un punto y seguido en la muestra, y además se desciende al primer sótano del edificio. En este momento, debido a la 2ª Guerra Mundial, los artistas se trasladan a Estados Unidos, y siguen dos corrientes bien diferenciadas, una la que sigue las grandes corrientes europeas, con representantes sobresalientes: De Kooning, Rothko, Sam Francis y Pollock, y la otra que da una nueva visión a la figuración: Lichtenstein, Wharhol, Wesselmann, etc.

Para terminar y hacer las delicias de los amantes de la fotografía, la exposición incluye 6 fotografías, dos de Cartier Bresson, dos de Julia Margaret Cameron (de los años 1860 y 1870) y dos de Irving Penn.

La muestra de la Fundación March te invita a dejarte llevar y abrir los cinco sentidos para vivir el arte de vanguardia sin complejos, con tranquilidad y para mostrarte el camino, la evolución, del Arte desde finales del siglo XIX hasta los años ochenta del XX. Esta exposición es un verdadero lujo, muchas obras son de primerísima línea y tardarán en volver por aquí. No la debéis dejar escapar, además es gratuita.

PD La Mujer Tirita ya visitó esta exposición hace tiempo, y nos regaló en su "post" con el cuadro de Klimt, toda una delicia.

sábado, noviembre 26, 2005

MÚSICA. Semana mágica de conciertos. LHR, Lori Meyers, Budapest, Sidonie. Mercury Rev.

El cuerpo todavía aguanta o eso parece. El jueves en la sala La Riviera, rodeada de los escombros y las vallas que amontona por las obras capitalinas el último faraón de Madrid, Ruiz Gallardón, asistí a un concierto por partida cuatriple. Desde las nueve de la noche del jueves hasta las cuatro de la madrugada del día siguiente estoicamente resistí el vendaval de Rock and Roll de La Habitación Roja, de Lori Meyers, de Budapest y de Sidonie.

Una cola descomunal nos dio la bienvenida, todo nos hacia imaginar que nos íbamos a quedar fuera algunos. Pero no se cumplieron los malos augurios. Una vez dentro, todo fue una fiesta, una reunión de amigos con ganas de pasarlo bien y de disfrutar de buena música. También fue la noche de la agradable sorpresa de La Bala Perdida, ¡bienvenida! Una noche mágica.

No soy la persona más indicada para hablar de música, aunque si me pueda definir como un melómano enamorado e irredento. Aun con esas voy a dar unas pinceladas breves sobre lo acontecido en La Rivera. LHR estuvo en su línea ascendente con ese poderoso directo que los caracteriza y que cada vez tiene más adeptos. Lori Meyers fue la pequeña decepción, las canciones de su último disco sonaron distantes, improvisadas y aburridas, nada que ver con los tres temas de su primer trabajo, impecables e intensas como siempre, que nos tocaron. De Budapest poco más se puede decir que en anteriores ocasiones no se haya escrito ya, son una explosión de rock, su sonido limpio y directo y sus pegadizas letras te envuelven por completo y siempre satisfacen las expectativas de los más exigentes. Sidonie es espectáculo en estado puro. Una vez más su concierto fue redondo, sobresaliendo algunas de sus nuevas canciones, como la exquisita Fascinado, y los grandes clásicos de sus dos anteriores trabajos, sobre todo de Shell Kids.

No sabemos a que se debieron el retraso en la entrada al recinto y la excesiva pasividad de los “chispas” a la hora de cambiar el material de los grupos entre concierto y concierto, algunas veces de hasta una hora. A pesar de ello fue una noche redonda, y estoy seguro que estos desgraciados incidentes no será lo que recordemos.

Lo de la noche del viernes en Aqualung, fue: MERCURY REV. Así sin más, MERCURY REV, en mayúsculas. Todo estaba en contra, el cansancio acumulado de la noche anterior, una dura jornada de trabajo, una tarde desapacible con agua y frío. La desagradable noticia de que las puertas se abrían a las 18:30, porque la sala luego se convierte en discoteca los viernes y entonces los conciertos se adelantan, lo cual quiere decir que al haber quedado nosotros a las 21 horas, como siempre, no pudimos ver a los Dirty Three ni a The Decemberists. Lo siento por sus incondicionales, pero no se les echó en falta. La magia de MERCURY REV nos sobrecogió desde el principio, nos inundo de música todo el cuerpo y nos extenuó hasta la rendición final. Queda claro que hay divisiones o niveles, queda más que claro que MERCURY REV, son de primera división, vamos son de otra galaxia. Sólo me queda preguntarme ¿cuándo vuelven a Madrid?

La crónica de verdad sobre MERCURY REV llegará pronto, y será un honor y un privilegio enlazárosla desde mi blog. Sir Hannofer, deseosos te esperamos.
Sir Hannofer.
Recomiendo el inteligente y divertido post de La Bala Perdida sobre el macroconcierto del jueves en La Riviera:LaBalaPerdida

ARTE. Bea de las Heras, Basic_B, El nacimiento de una estrella, 2004.

El nacimiento de una estrella.
























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VIDA RURAL. Un regalo de los Dioses, un kiosco.

No me acuerdo con exactitud de la primera vez que un periódico cayó en mis manos. Debió de ser a una edad muy temprana porque en mi casa siempre recuerdo montones de diarios apilados uno tras otro en la mesita que está cerca de la estufa de leña. Todavía se hacinan allí cada semana.


Ya si recuerdo los tiempos grandes de El País, el primero que me viene a la memoria, y su fantástico Pequeño País, que yo devoraba cada domingo. Luego llegó el Diario 16, el gran El Independiente que sólo salía dos días por semana, y que más tarde se convirtió en diario, en un gran e inolvidable periódico. Después del cierre de estas dos cabeceras en los tiempos del implacable y corrupto felipismo, llegó El Mundo, un periódico nuevo, moderno, innovador, ya entrañable e inseparable de mis ratos de información cada mañana en el tren.

Hubo intervalos de tiempo en los que volvió a mi El País, en los duros días de la segunda Guerra del Golfo, pero fueron breves e insatisfactorios. También llegaron unos meses en los que La Vanguardia me acompañaba tras el café de mediodía, pero fue algo accidental, regalaban el diario en mi trabajo.

También tuvieron su hueco los diarios deportivos, en mi primigenia adolescente, ese Marca de todos los lunes, o aquel proyecto propio de un Lope de Aguirre provinciano que fue el Nueva Alcarria Deportivo, cuando el CB Guadalajara ascendió a la Liga ACB por méritos propios pero que por falta de patrocinadores se quedó donde estaba y sigue, en la nada.

El papel prensa me rodeará para siempre, estoy seguro que aunque llegue un momento en que no pueda ver, pediré a la persona más cercana que tenga en ese momento, que lea para mi los titulares del día, o a los columnistas que ponen en solfa jornada tras jornada al país, o que repase para mi las noticias culturales más relevantes, sobre todo las de teatro y cine de estreno.

Todo esto viene a cuento de que en mi pequeña e irredenta aldea han abierto un kiosco. El anhelo de toda mi vida, lo que nunca terminaba de instalarse y hacerse una realidad; llegaron las terrazas de verano, la pantallas grandes de TV para ver el fútbol los domingos, la biblioteca municipal, y otras tantas cosas. Nada de esto me conmovió de tal manera como la llegada de la “tienda de los periódicos” como yo decía de pequeño. Viví el momento del “plantado” del kiosko en la plataforma de hormigón, acompañé a Pilar, su dueña, en el día de la inauguración, venciendo un día infernal de otoño de lluvia y frío. Comuniqué a decenas de personas la noticia, nunca había repetido tantas veces un mismo argumento, algo dentro de mi se sentía plenamente satisfecho y sentía la necesidad de compartirlo con el resto. Gracias. Suerte. Larga vida por muchos años.

TEATRO. Amar después de la muerte. "El Tuzaní de la Alpujarra".

De Pedro Calderón de la Barca.
Versión de Yolanda Pallín.
Con: Joaquín Notario, Montse Díez, Javier Mejía, José Luis Santos, Pepa Pedroche, Jordi Dauder, Miguel Cubero, Toni Misó, César Sánchez, Ione Irazábal, Juan Meseguer y otros.
Escenografía: José Hernández. Iluminación: Miguel Ángel Camacho. Vestuario: Rosa García Andujar.
Direción: Eduardo Vasco. CNTC. Madrid. Teatro Pavón.




En esta comedia histórica de madurez Calderón dramatiza la sublevación de los moriscos de la Alpujarra granadina durante el reinado de Felipe II, sus antecedentes y la extrema dureza con que fue sofocada la revuelta por las tropas reales al mando de Don Juan de Austria. Menos atento a la realidad histórica –aunque sin obviarla-, que a los clichés de su época sobre un episodio legendario y a los estereotipos sobre el honor que impregnaron gran parte de su producción dramática, el dramaturgo sitúa en el centro de la vorágine de la violencia desatada por la guerra a la pareja de enamorados Clara (hija del noble morisco Don Juan de Malec) y Don Álvaro Tuzaní, en torno a cuya peripecia amorosa se articulan las principales líneas de conflicto de la obra.

Un lance de honor, el agravio de don Juan de Mendoza a Malec, en la reunión del Cabildo de Córdoba en el que se discute la aplicación de una pragmática real que prohibe la exteriorización de usos y costumbres musulmanas entre los moriscos, aviva el odio y los recelos latentes entre las dos comunidades y espolea el levantamiento y la posterior represión. La convivencia es imposible, parece decirnos Calderón, o lo es sólo a condición de la renuncia absoluta de la minoría en conflicto a mostrar cualquier signo de identificación cultural y religiosa. Y al final, aunque don Álvaro consigue vengar la muerte de Clara, solo será perdonado tras la más denigrante de las humillaciones. Por otra parte, el honor de los jefes de las huestes cristianas queda salvaguardado, puesto que el autor de la felonía es el exaltado Garcés, un soldado de fortuna. El ciclo se cierra y el orden social dominante sale fortalecido.

Obra compleja, como se ve, y aunque el tema de fondo, de candente actualidad, avala la oportunidad del montaje y facilita la recepción de los espectadores, la heterogeneidad de elementos implicados, los frecuentes cambios de espacio, y la alambicada estructura de la obra, con sobreabundancia de climax y anticlímax -que, a veces, relajan innecesaria y letalmente la tensión dramática-, complican su plasmación escénica y ponen a prueba la pericia de los actores, del director y de todo el equipo técnico. El resultado es irregular, no tan brillante, en todo caso, como Eduardo Vasco nos tiene acostumbrados, aún cuando se consiguen cuadros de gran belleza e intenso dramatismo, sobre todo en las escenas ambientadas en espacios interiores, donde parece acompasarse el ritmo del verso al movimiento escénico pausado y al claroscuro de la iluminación. Los exteriores resultan más caóticos y uno termina por perderse entre el laberinto de bastimentos que simulan las defensas de Galera o entre las breñas de esa imponente serranía que Calderón no se cansa de elogiar en versos exuberantes, ocultando uno y otros el acceso a la conciencia de los protagonistas donde se labra su verdadero drama personal y humano.

Existen, empero, numerosas ocasiones para el disfrute en este espectáculo deudo, para lo bueno y para lo malo, de las esencias de la teatralidad barroca. Podemos gustar de una evocadora ambientación musical, de la espléndida recreación del vestuario de época que realiza Rosa García Andujar, o de un solvente trabajo de actuación, bien que carente, a ratos, del nervio suficiente para traspasar la línea que separa el escenario del patio de butacas. Un tanto excesivo en su iracundia resulta el codicioso y pendenciero Garcés (Miguel Cubero) un bellaco sin escrúpulos digno representante de la soldadesca; Pepa Pedroche también ha hecho papeles mejores que esta Doña Clara, un patrón fraseo y de entonación monocordes rebajan considerablemente su habitual fuerza expresiva. Jordi Dauder y José Luis Santos salen airosos de sus respectivos papeles. El primero presta severidad, nobleza y continente altivo al anciano Malec; el segundo es un convincente Don Juan de Mendoza, militar disciplinado y leal, altanero y orgulloso de su ascendencia de cristiano viejo. Destacan, en fin, Joaquín Notario en el papel de Don Álvaro, personaje complejo donde los haya, protagonista absoluto de la obra y quien ofrece una más vasta gama de actitudes y sentimientos encontrados, y el dicharachero e ingenuo Alcuzcuz (Toni Misó) un gracioso sui géneris, acomodaticio y bonachón que con su media lengua y sus ocurrencias hace las delicias del público

Gordon Craig.

Amar después de la muerte. CNTC.

jueves, noviembre 24, 2005

VIDA URBANA. Xan Meo en el Metro de Madrid.

Como cada mañana en un vagón de Metro, pegado a una puerta y con libro abierto me dirigía a mi trabajo. Lectura: perro callejero, de Martín Amis. Metro: línea roja, estación de Noviciado. El protagonista de Mister Amis, Xan Meo, traspasa todo los límites de la realidad literaria y se persona delante de mi, agarrado a la barra vertical del vagón que tengo delante de mis narices.

Xan hecho hombre. Pelo pincho muy corto, unos cuarenta y muchos, ropa deportiva con playeras cantosas, con colores y reflectantes muy brillantes. Chupa de cuero.

No paso de página durante unos minutos. No me puedo concentrar en la lectura. Me está mirando, con ojos tímidos. Disimulo, haciendo que leo.

Un maldito frenazo del convoy y me abalanzo sobre la barra donde Xan sigue aferrado, nervioso, intranquilo, después del duro golpe sufrido en un tugurio de las afueras de Londres. Lo siento, musito. Estas cosas pasan me responde. Veo que tiene ganas de seguir con la charla, y me refugio en mi voluminoso librito. Es algo que siempre me he preguntado, vamos 950 de cada 1000 viajeros van sujetos a las barras, los restantes, no sé muy bien cómo lo hacen pero se sostienen sin más, me espeta de nuevo Xan. No sé nunca me lo había preguntado le contesto todavía un poco perplejo por la situación creada. Xan continua: y por los frenazos vienen los empujones y esos malditos pisotones, y claro no te vas a pegar por un pisotón, pero a veces te entran ganas de romper alguna cabeza por menos. Yo, cabizbajo y huidizo: no hombre no, estas cosas pasan a diario, unas veces recibes y otras machacas el juanete de alguien, un poco de calma y más por la mañana. Xan: es verdad es muy pronto para pegarse.

El convoy bufa por uno de sus altavoces: próxima parada Canal. Me dirijo a Xan por última vez: es mi parada, que pase usted un buen día. Él, se cuadra en una pose militar y me tiende la mano. Se la estrecho y me largo a toda prisa de los andenes. Cuando el metro vuelve a moverse me giro dos veces para comprobar que ninguna sombra extraña me sigue. Inicio mi huida.

Como la vida misma. Sucedió esta mañana a eso de la 8:15 en la línea 2 del Metro. Yo era yo, y Xan Meo, era un friki convertido en Xan Meo por unos minutos. ¿Por qué me suceden estas cosas, y tan temprano?

miércoles, noviembre 23, 2005

CINE. Flores rotas – broken flowers. “Corazones rotos – broken hearts”.

Jim Jarmusch convenció a Bill Murray para que interpretara su película “Flores rotas”, y sin el genial Murray “Broken flowers” habría sido otra cosa. Bill sólo pidió a Jim, que el lugar del rodaje estuviera a 10 minutos de su casa. Jarmusch accedió y acertó de pleno.
Don Johnston, Bill Murray, es un vivales, un tipo con suerte con las mujeres, ha tenido decenas de novias y amantes pero se resiste a sentar la cabeza porque le va de puta madre y no entra dentro de sus planes cambiar ahora. En la primera escena Sherry, su última conquista lo abandona porque no tiene claro que hace con él y que quiere hacer en la vida, pero que lo que sea lo quiere buscar ella sola.

De repente, aparece una carta rosa, escrita a máquina y con letra rosa, un maldito sobre color rosa que trae unas noticias al bueno de Don que le van a trastocar su filosofía de la vida para siempre. La carta viene a decir que una de sus exnovias se quedó embarazada antes de dejarlo con Don, y que ella decide tener el hijo con todas las consecuencias. Pero ese niño ahora tiene 19 años, está decidido a conocer a su padre y ya lo está buscando. La carta no viene firmada, está escrita a máquina y el matasellos se ha borrado por el traqueteo del sobre por las estafetas de Correos por las que ha pasado.

Winston, el vecino de Don le prepara el viaje para la busca y captura de su exnovia. Winston sólo le pide que vaya elegante y con un ramo de rosas rosas. Empieza la fiesta querido amigos. Una bata rosa, una tarjeta rosa, una máquina rosa, una Harley rosa, una lacito rosa, una carta rosa con tinta rosa... Maldito rosa, pobre Don.

Gracias Jim por esta gran película, gracias por hacernos partícipes de la magia que con tu cámara puedes plasmar en celuloide y mostrarnos a todos. Inolvidable Murray, altivo, seductor, pasota; camaleónico, enorme, único. Bill, todavía te recuerdo en Lost in Traslation. Tampoco he olvidado a Scarlett Johansson, pero eso es otra historia. Acercaros a una sala oscura y dejaros llevar. Disfrutad, paladear cada plano, cada tempo de secuencia medido cronométricamente, cada gesto del imperturbable Bill Murray. Esto es cine con mayúsculas. Ya me contaréis.

ARTE. Bea de las Heras Basic_B, Laberinto, Mykonos, 2004.

Laberinto. Mykonos.














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MÚSICA. Gran semana de conciertos.

Una semana como ésta se presenta pocas veces en la vida. El jueves y el viernes, la magia de la música en directo me envolverá a mi y a mis inseparables amigos en una oscura sala de fiestas. Conciertos, conciertos y más conciertos.
El jueves el lugar es La Riviera. Excusa: la presentación del nuevo disco de Sidonie, “Fascinado”, su primer trabajo en castellano, pero el más flojo de los tres. A los barceloneses les acompañan los granadinos Lori Meyers, con su nuevo trabajo recién salido al mercado “Hostal Pimodan”, que suena de maravilla, los siempre fantásticos La Habitación Roja (conciertazo inolvidable en el Festival Contepopranea este verano) y el entrañable sonido de Budapest, que sólo por escuchar temas como “it’s the best it gets” en directo vale la pena ir a verlos.

El viernes muy posiblemente uno de mis sueños se hará realidad, ver en directo en Aqualung a Mercury Rev, uno de esos grupos míticos, que desde el “Deserter’s songs”, pasando por “All is dream” y terminar con el último y exquisito “The secret migration” pueden hacer las delicias de cualquier melómano de fino paladar. Todavía recuerdo ese festival al que no pudimos acudir, Isladencanta, allá por el año 2003, cuando los invitados de ese año fueron Oasis y Mercury Rev, entre otros. Todavía recuerdo el difícil día que tuvimos que elegir entre Benicassin e Isladencanta. Terminamos en la costa castellonense y valió la pena de verás, pero la espinita de Mercury Rev todavía estaba clavada muy dentro de mi. Los acompañarán Dirty Three y The Decemberists, pero sin desmerecer a nadie, eso es lo de menos.

WHISPERS’ GALLERY. Basic_B, 2004.

Payaso.


sábado, noviembre 19, 2005

VIAJES. Kenia en el recuerdo 1.

Se acerca la fecha. Es algo que irremediablemente hace retorcerse a mi estómago. La emoción me conmueve otra vez. Todos los poros de mi cuerpo transpiran de otra manera. Cientos de recuerdos no paran de chocar entre si dentro de mi cabeza, todos quieren ver la luz de nuevo, aunque sólo sea unas centésimas de segundo. Mil imágenes se agolpan una tras otra en mi retina ya humedecida.

Se va a cumplir el primer aniversario de nuestra salida hacia lo desconocido, hacia ese paradisiaco lugar del ecuador africano llamado Kenia. Un 2 de enero a una hora intempestiva, todos, nerviosos, nos agolpábamos en la terminal de salidas internacionales de Madrid Barajas. Destino: Nairobi, vía Amsterdam.

Habitación L31, Voi WildLife Lodge. Un despertador rompe el amanecer, un segundo le hace coro unos minutos después. “African breakfast”, la mejor comida de todo el día. Redacción: no llegan cintas. Bombas en la pileta del “spa”. De puta madre “my friend”, una cerveza bien fría “please”, que ya es hora. Más bombas: el entrenamiento diario del Amore E Vita, ¿para cuando esa etapa compañeros? Hoy toca cocido madrileño en la ciénaga de los de Rete, ¡por Dios que calores!, pero repito una vez más porque esta morcilla está de muerte. Siesta, siesta. Otra vez el maldito despertador. Reunión de “reality”, maldita su hora, ojos entrecerrados, bostezos, Pocholo: “pocho, siete, siete, pocho”. Cena, noche cerrada, territorio del “anopheles” maldito, la “bicha” acecha traicionera. Bond 7, whisky local, ¿por qué siempre falta una botella? ¡Más hielo, más hielo!. No me quiero acostar. Mañana control.

Los “made in Spain” toman posesión de la sábana del Tsavo. El rugido del Bedford rompe el eterno silencio del reino de lo salvaje. Control de campamento: Masai, Samburu. Cámara 10, giramos a la izquierda y vamos abriendo el plano para cubrir la llegada de los concursantes, en 10 segundos grabando, ¿todo ok? Vamos allá, 10, 9, 8, ... Estamos grabando. “Ranger”, ¡busquen a Pocholo, otra vez anda solo! No es calvo, tiene el pelo largo y un mal genio de cuidado. “Yes, bwana, a coke for me, please?” ¡Son las ocho de la mañana!!!!!!!! África siempre será África. Control para Joaquín, control para redacción, ¿hay alguien ahí?, joder no llega la comida. 45 grados a la sombra, a dormirla. Volvemos a casa.

[...]

+ Imagen: “El Índico cegador”.

VIAJES. Kenia en el recuerdo 2.

[...]

Día libre. Atanás, cabrón, nunca olvidaremos tu nombre, ni tu forma de conducir. “Matatu” en marcha dirección Mombasa City. “Welcome – Karibu”. El inmenso y cegador Océano Índico de la primera vez quedará grabado para siempre en nuestras retinas. “Pirates Restaurant”, la primera langosta. Más champán, que no cava, ¡papuchi, papuchi! Todo vale para festejar la primera noticia que nos llegaba de Ainara, reina de la sábana. Vuelta a Voi. Noche traicionera africana rodeada de gritos en las cunetas de sombras tenebrosas tras hogueras humeantes que crepitan sin cesar.

Noche de gala. Poblado Masai. Control Retevisión: “Hello, trasmision from Kenia”. London’s Control: “go, go, ok”. El “transponder” pega el latigazo, se hace el milagro, cientos de telespectadores reciben la señal en sus casas a miles de kilómetros. Es hora de unos brindis, Bond 7 por doquier. Hasta el fin de la noche: “don’t disturb. People sleeping”.


¡Por el trakas Zaorejas!, ¡no me jodas!, ¡por el trakas! ¿Vienes a descargar el “pen (drive)” a mi habitación? ¡Qué sudores! Pumuki interrumpe su lectura por un tiempo indefinido, Panini no encuentra sus gafas, la perplejidad lo rodea hasta el fin de sus días. Se rompió la magia de la tarde de piscina. Otra vez el Amore E Vita, malditos sean. Siempre son los mismos, no respetan ni una comida, siempre hay risas y cachondeo en su mesa, y ahora esto. Envidia endiablada.

Arde la Torre Windsor en España. Colapso invernal por un temporal de nieve en casa. ¡Quememos nosotros la noche africana! Fiesta en el Lion Hill Restaurant. Quiero más alcohol. Sólo queda absenta bwana. Me beberé hasta lo que haya en el botiquín. ¡De este overland no nos moverán! ¡Indurain, Indurain! Voi Eslava, la disco de moda, invadida por una noche por el Amore. Orgía interminable.

80 días, con 80 noches que llegan a su fin. De nuevo ocho horas de vuelo, tras una jornada eterna en un camión de safari. Lágrimas cálidas de adiós con unos y de reencuentro con otros, otra vez en Madrid. ¡A chuparla!, ¡a chuparla! Hasta siempre.

Por esos miles de momentos inolvidables que me habéis regalado. Para ese Amore E Vita, que se dejó la piel en tierras extrañas, pero ya amigas para siempre. Para: Aracely, Joana, Inma, Paco, Juanma, Pedro, Pablo, Carlos. Mis compañeros del Amore E Vita. Y para el resto del magnífico equipo de Aventura en África. Y para los muchos amigos que se quedaron en Voi. Para todos, de corazón.

+ Imagen: “Anopheles, derribado”.

WHISPERS’ GALLERY. Basic_B, 2004.

Ave nocturna 1.


WHISPERS’ GALLERY. Basic_B, 2004.

Sueño nocturno 1.


LIBROS. Lecturas Convulsivas. Seda, de Alessandro Baricco.

“Seda” es una novela que no deja indiferente a ningún lector, muchos se enamoran de ella, pero muchos también, ponen cara de incredulidad y de pocos amigos después de la lectura, como queriéndonos decir, ¿esto es todo? ¿y esto era para tanto? Lo advierto desde el principio, unos quedareis prendados y otros desencantados, muchas veces la magia de la literatura no nos envuelve a todos por igual, los manjares sólo son aptos para paladares exquisitos.

Yo descubrí Seda hace ya unos años pero recuerdo el momento como si fuera ahora mismo, desde que cayó en mis manos y empecé a leerla, una sensación especial me acompañó hasta que cerré el librito, para dos horas después, impaciente y ansioso, volver a abrirlo. La he leído ya unas cuantas veces más desde entonces, es una historia de cabecera, de las que acompañan a uno a lo largo de toda una vida.

Baricco considera a Seda una historia, pero no una hermosa historia de amor, aunque en realidad lo sea, porque según el autor si tan solo hubiera sido eso no habría valido la pena contarla. Con un estilo original, pulcro, pero conciso y escueto, muy particular, el narrador italiano, nos señala que hay algo más que un simple comerciante de gusanos de seda detrás de Hervé Joncour, su protagonista, pero eso lo tiene que descubrir el propio lector, dejándose llevar página tras página, sin precipitarse; el tempo de la novela es pausado, lento, pero la musicalidad del texto te envuelve por completo, desapareces, estás por unos momentos dentro de la ficción.

En Seda se refleja el amor como ruptura con el orden social y con el mundo natural, de una forma tímida pero atrevida. Hervé Joncour, ya no es la misma persona después de su primer viaje a Japón, algo hierve en su interior, pero aun con esas la idiosincrasia de la vida, de la sociedad que le rodea, le estrangula sus sentimientos, le coarta su libertad. Luis Cernuda, ya sostenía esta idea, “la única verdad del hombre es la verdad del amor, […] pero a lo largo de la historia de Occidente, se ha considerado al amor como una trasgresión social, un delito”(*). Hoy en día, todavía existe ese miedo, infundado, cobarde, a dejar correr nuestros sentimientos, a expresarnos abiertamente o a caer en las manos de la persona amada sin complejos. Pero, si dejamos olvidada a la pasión del amor, “la experiencia más alta para nuestra civilización”(*), según sostiene el maestro Octavio Paz, si acallamos su suspiro incesante, ya malherido, de nuestro interior, ¿a qué nos agarramos?, ¿vale la pena seguir luchando?, ¿qué nos queda?

Doctor Faustus.

Referencia bibliográfica: Seda, por Alessandro Baricco. Barcelona: Anagrama, 2000.

(*) Paz, Octavio. “Los signos en rotación y otros ensayos. La palabra edificante”. Madrid: Alianza, 1970.

jueves, noviembre 17, 2005

lunes, noviembre 14, 2005

TEATRO. Comedia sin título. "¿Se puede llevar la realidad al teatro?

De Federico García Lorca.
Con: Ernesto Arias, Alberto Jiménez, Chema Ruiz, Inma Nieto, Luis Moreno, Lucía Quintana, Diego Toucedo, Jorge Muriel, Fernando Sánchez-Cabezudo, Víctor Criado y David Boceta.
Dramaturgia y dirección: Luis Miguel Cintra.
Madrid. Teatro de la Abadía.


Esta obra inconclusa de Lorca se yergue como una vívida y trágica metáfora de su propia existencia truncada por la barbarie (una vida “antes de tiempo dada a los agudos filos de la muerte”); pero es también testimonio de su aguda conciencia social, reflejo de su inagotable numen poético y muestra de su preocupación permanente por indagar en la naturaleza misma del teatro a cuya renovación consagró sus mejores esfuerzos. Según sus exégetas, alcanzó a escribir apenas un acto de los tres proyectados, por lo que no podemos saber si el protagonista hubiera llegado a alcanzar su sueño de uncir la realidad al teatro, aunque nos tememos lo peor, ya que ese objetivo encierra una paradoja irresoluble. Dramatizar el intento ya es un mérito considerable.

Convencido como estaba el dramaturgo del potencial que encerraba el teatro como palanca de transformación social, el personaje principal de esta obra, el Autor, propugna desenmascarar el artificio de este arte milenario, su mentira, para dar entrada en la obra a la realidad más hiriente: a la brutalidad y al dolor, a la pobreza y a la injusticia, a la Revolución; en la creencia de que así podrá despertar la conciencia aletargada de los espectadores viciados por la práctica generalizada del drama burgués. Pero el teatro tiene sus propias convenciones, las convenciones de toda representación, la tramoya, los disfraces, los personajes, la exigencia misma de los ensayos, el público, ... entes que, a modo de personajes pirandelianos, en el devenir de los acontecimientos sobre el escenario se rebelan contra el Autor, le exigen sus derechos y terminan por imponerle su ley.

La línea principal de conflicto ínsita en el texto lorquiano, la lucha del Autor con los elementos ficticios de la teatralidad, se enriquece potenciando la figura de El joven/Director/Mago que se convierte en una especie de alter ego del Autor, en núcleo irreductible de su conciencia artística, que se suma a la facción antagonista con la que nuestro animoso cruzado entra en fiera y desigual batalla, no siendo la menor de las escaramuzas, la que libra con su amante Actriz -símbolo del teatro-, a quien acusa de inconstante y de falsaria porque “sólo -dice-, repite palabras aprendidas”.

Drama, pues, conceptual, de personajes-símbolo, que niega la realidad que pretende inútilmente capturar, drama del creador, del artista, que como un rey Midas redivivo transmuta en entes de ficción todo lo que toca sin que pueda hacer nada por remediarlo. Y así son todos los personajes que aparecen en escena, fantasmas, obsesiones, figuras de pesadilla a las que conviene, por cierto, la atmósfera onírica, desrrealizada, de luz espectral y de geometría imposible que ha creado para ellas la escenógrafa, acorde con el contenido y con la estética surrealista presente en numerosas expresiones de la fértil imaginería lorquiana. Lúcida, asimismo, la mirada de Luis Miguel Cintra, que atina a desvelarnos las sutilezas y la complejidad del universo del dramaturgo granadino, su sensibilidad exquisita, su creatividad desbordante, su fe inquebrantable en el arte y sus más negras premoniciones; secundado por un espléndido trabajo de los actores su diestra batuta ordena la complejidad y convoca al escenario de la sala de la Abadía a los espectros de las innumerables figuras del teatro que alguna vez, en abigarrado torbellino, poblaron la atribulada imaginación del poeta.

Gordon Craig.

Comedia sin título. Teatro de la Abadía.

martes, noviembre 08, 2005

TEATRO. Wunschkoncert, (Concierto a la carta). "Las voces del silencio".

De: Franz Xaver Kroetz.
Con: Anne Tismer y Ulrike Bindert (soprano).
Dirección: Thomas Ostermeier.
Madrid. XXII Festival de Otoño. Teatro de la Abadía.



Nada autorizaría en principio a establecer vínculo alguno entre esta señorita Rash, la protagonista de “Wunschkoncert” y Nora Helmer de Casa de Muñecas, triunfante esta última del oprobio y la humillación, abandonando a su marido y a sus hijos en un supremo acto de rebeldía y autoafirmación personales; derrotada la primera, con sus expectativas frustradas y abocada al suicidio ante la constatación irrevocable de la inutilidad de una existencia vacía. No obstante, la coincidencia (¿fortuita?) en cartel de ambas obras que han propiciado los organizadores del Festival de Otoño (y con la misma actriz protagonista, que tiene que hacer doblete para estar consecutivamente en el auditorio de la RESAD y el teatro de la Abadía), dispara nuestro malsano gusto por la conjetura y nos impele a descubrir una secreta relación entre ambos personajes. ¿Será este final trágico y desolado, quince o veinte años después del portazo más famoso de la historia del teatro, el que el destino ha reservado para la mujer que con su valeroso proceder inauguraba la era de la emancipación femenina?

Pero suposiciones aparte, el hecho es que la vida de ambas mujeres como la de otras grandes heroínas de la narrativa y el teatro europeo contemporáneos (llámense Enma Bovary, o Doña Rosita, o Adela, de La casa de Bernarda Alba, de Lorca) viene marcada por la negra sombra del infortunio. Y de todas ellas, creemos que la suerte de esta señorita Rusch, coetánea nuestra, es la más terrible y desoladora. El desenlace parece más cruel por cuanto no es fruto de la enajenación momentánea del raciocinio que producen las grandes pasiones -de las que parece estar exenta nuestra protagonista-, sino de la insoportable carga en que puede llegar a convertirse administrar en soledad las mil y una ínfimas tareas de la vida diaria en la intimidad. Y el grito de desesperación es más hiriente y penetra más las fibras de nuestra sensibilidad porque no está expresado con palabras, “esa hipócrita cortina de humo” que, según Harold Pinter, impide percibir al otro en su verdadera y extrema desnudez, sino con el silencio.

Todo transcurre en una tarde cualquiera. Tras una larga y, probablemente, agotadora jornada de trabajo nuestra protagonista vuelve a su apartamento, un lugar frío y despersonalizado, donde nadie la espera, ni amante, ni amiga con la que compartir alguna confidencia, ni siquiera una carta, o una llamada en el contestador, sólo los edificantes mensajes de un catálogo publicitario, las imágenes banales de la televisión y el sonido metálico, neutro, de un programa de radio que ocasionalmente reproduce una voz cálida y amiga como la de Leonard Cohen o el tono solemne de un aria de ópera que trasporta a nuestra desequilibrada heroína a las alturas de una momentánea alucinación próxima a los extravíos de la visión mística, de la que sale para constatar, de nuevo, que no hay nada, absolutamente nada excepto la tediosa reiteración de la rutina diaria.

La responsable última de esta proeza es Anne Tismer, dando vida a una lánguida y triste solterona, madurita y hogareña, cuyos largos años de vida solitaria han terminado por hacer mella en su equilibrio emocional. Y asombra realmente la meticulosidad enfermiza con la que lleva a efecto la más nimias operaciones, hasta el punto de convertirlas en hábitos fijos e inamovibles que realiza obsesiva y maquinalmente convertida en una verdadera autómata y produciendo en el espectador la sensación de que nos encontramos ante una perturbada. El punto álgido de su espléndida actuación, el momento donde transmite más tristeza y desvalimiento, si es que puede establecerse una gradación en ese inagotable catálogo de pequeñeces que llenan las interminables horas de una velada hogareña, es la operación de denudarse e irse a la cama, porque ese es quizá el último minúsculo acto del ritual que antecede al momento fatídico que constituye el acostarse y quedarse a oscuras enfrentada al vértigo del vacío y de la soledad absoluta.

Gordon Craig.

lunes, noviembre 07, 2005

ACTUALIDAD. Espíritus de Don Quijote.

La exposición “Espíritus de Don Quijote” que sacaba a la calle 63 esculturas inspiradas en el genial caballero creado por Cervantes, de diferentes artistas nacionales, ha sido retirada de las calles de Guadalajara debido al “secuestro” de alguna de las figuras y porque otras han sufrido diversos actos vandálicos que han mutilado algunas esculturas.

Dos apuntes: la despreocupación de los responsables municipales por la vigilancia de la muestra no tiene nombre. Las personas que tienen este tipo de responsabilidades, cargos electos públicos, y no cumplen con su deber sólo pueden pagar de una manera: la dimisión y el escarnio público. Los autores: jóvenes mimados de veinte años, que después de una borrachera pagada por papá, destrozan todo lo que se encuentra por su camino, en este caso las figuras de Don Quijote, deben ser castigados con severidad. Un ejemplo: que sus padres, responsables de estas “criaturas” malignas que asolan nuestras calles, paguen hasta el último céntimo de la factura de la restauración de las figuras.

Guadalajara no tiene remedio, siempre será diferente, caracterizada por el civismo y la educación de sus ciudadanos, por la ejemplaridad y la honestidad de sus responsables municipales, el nombre de la ciudad quedará marcada para siempre por un hecho como este que nunca olvidaremos: una vez más, una vergüenza nacional.

OPINIÓN. PORTULANOS. Las Manos de Orlac.

[Una vez más Ignacio García May es clarividente. Sirva mi blog para la difusión de su columna Portulanos de El Cultural.]

Portulanos. Las manos de Orlac.


Machado se equivocaba: nunca hubo dos Españas. Era una sola, esquizofrénica, enferma. Como en Las manos de Orlac, el cuerpo miraba sus manos con repugnancia, extremidades de muerto implantadas en los muñones, cosidas con cicatrices tan gruesas que parecían pulseras de bramante en torno a las muñecas. Acaso fuera el dolor de los costurones lo que haya carcomido, enloquecido a tanta gente, haciendo imposible toda reflexión sensata, tranquila, sobre nuestra Guerra y sus consecuencias. Siempre me ha parecido que Haro era la metáfora viva de esa España, no partida, sino atomizada a base de acumular miedos, rencores, esperanzas truncadas, melancolías, odios, deseos de utopía, mentiras, en suma, contradicciones tratadas como muro de cárcel y no como mecanismos de aprendizaje.

Haro fue falangista, sí, pero también Jiménez Losantos fue maoísta y mira ahora; si entramos en ese juego la mitad del país tendría que mirar para otro lado. Se me hace imposible juzgar los mecanismos de la supervivencia en circunstancias tan ajenas. Luego, Haro se pasó a la izquierda extrema y por el camino arrambló con todo. A veces arremetía contra las grandes mentiras de nuestro tiempo y entonces era admirable; otras le asaltaba la paranoia y veía a la derecha como los alcohólicos las cucarachas que le trepan por las piernas, estrangulado por un maniqueísmo despiadado. No es verdad que se le quisiera tanto en el mundo del teatro: la mayor parte de los directores le odiaban tanto como él a ellos, y la ruptura de su amistad con Marsillach hizo época. El homenaje de la otra tarde fue, más que nada, un censo de quién está por la corrección política, donde igual cabían los amigos sinceros que las ratas. Porque las ratas, en el teatro, hacen lo mismo que las de los barcos: se suben a ellos cuando las bodegas van llenas y se escapan cuando hay peligro de naufragio. A mí la muerte de Haro me entristece, porque creo profundamente en los versos de John Donne. Pero con gusto colgaría de los pulgares a todos esos hijos de puta que aún hoy continúan asustando a la gente con la amenaza de la Guerra Civil, como si no fuera suficiente con haber destrozado a dos generaciones.

GARCÍA MAY, Ignacio

viernes, noviembre 04, 2005

TEATRO. The Winter's Tale, El Cuento De Invierno, de William Shakespeare. Propeller, Watermill Theatre. “Teatro en estado puro".

La compañía Propeller del Watermill Theatre ha desembarcado en Madrid, en el teatro María Guerrero, para ofrecernos una de las últimas obras del genio de Stratford-on-Avon: The Winter’s Tale, El Cuento de Invierno.


Shakespeare esta vez nos propone la problemática de los celos en la vida conyugal. Dos amigos, dos reyes, se enemistan por los endiablados celos de Leontes, el rey de Sicilia, por la “relación” de su mujer Hermíone y el Rey de Bohemia, Políxenes. Hermíone, embarazada, es encarcelada y Políxenes huye de Sicilia al ser advertido por un criado de que iba a ser envenenado.

Leontes juzga a su mujer ante un tribunal público, pero antes envía unos emisarios al oráculo de Delfos para que sea éste el que dictamine si su decisión ha sido errónea o no. El oráculo responde a Leontes que está equivocado y le vaticina horrendos males. Hermíone muere pero antes deja una criatura que es abandonada en un paraje de Bohemia: Perdita, que un pastor y su hijo recogen y cuidan.

El resto de la historia se la dejo a la gente del Propeller y a sus espectadores, amantes del buen teatro y buenos conocedores de las tropelías que Shakespeare preparaba para sus personajes. Lo que si puedo adelantar es que el final es inesperado y digno de un drama shakesperiano de altura.

La puesta en escena de Edward Hall, el director, es exquisita, con una iluminación muy cuidada y apropiada, con la inclusión de canciones populares originales, y con el acierto de introducir acordes de piano en directo que acompañan sobremanera a la acción dramática. El trabajo actoral es sobresaliente, el desdoblamiento una y mil veces de los del Propeller para representar a cada uno de los personajes, es meritorio. Habría que resaltar el brillante trabajo de Jason Baughan en el papel del entrañable e incansable buscavidas Autólico y el de James Tucker en el papel de la concienzuda e irredenta Emilia, dama de compañía de Hermíone.

Un detalle muy chocante, que cuando la obra va avanzando se hace casi inapreciable, pero que desde el comienzo llama la atención, es que los actores del Watermill Theatre son todos varones, y por lo tanto los papeles femeninos los interpretan hombres, una tradición de los tiempos de Shakespeare rescatada por Edward Hall, pero que salta a la vista desde la primera escena para unos espectadores, como los actuales, que están tan acostumbrados a ver a actrices encarnar los personajes femeninos en cualquier representación.

Sobresaliente demostración de autoridad del Watermill Theatre en Madrid en una noche mágica más del Festival de Otoño en el María Guerrero. Un Shakespeare que emociona, sobrecoge, divierte y apasiona al espectador desde la primera escena, un trabajo impecable, un estudio concienzudo de la obra que a todas luces da la razón a Edward Hall y a su novedosa propuesta shakesperiana. Tardaremos mucho tiempo en olvidarnos de su original puesta en escena del Cuento de Invierno, y el público madrileño podrá darse cuenta de que aquí muchas veces nos hacen creernos el ombligo del mundo, y que no es oro todo lo que reluce.

El único pero que puedo añadir es el habernos perdido, algunos, la magia y la expresividad de la lengua de Shakespeare en todo su esplendor, en una ocasión única e irrepetible.

Winter's Tale. Propeller.

CURIOSIDADES. Alergias.



La semana pasada tuve revisión médica. Una visita rutinaria a la consulta de alergias. Todo parece normal, pero me vuelven a repetir las pruebas. Los resultados están listos media hora después. Según me informa la especialista, me han dado positivo las mismas plantas de siempre, algunas malezas de la familia de la artemisa. Pero está vez, también estoy sensibilizado a otras nuevas: la barrilla pinchosa, el cenizo y el bledo.
¡Vaya por Dios! Con lo bien que quedaba yo cada vez que decía que era alérgico a la artemisa que nadie conocía. Los tiempos cambian. Ahora puedo no parar de dar la barrila, pinchosa muchas veces, aunque me importe un bledo el asunto, y me ganaré a pulso que me digan que soy un cenizo.

miércoles, noviembre 02, 2005

TEATRO. Jorge Dandín. "Farsa del marido ultrajado".

De: Moliere.
Con: Aníbal Fernández, Enka Alonso, Isabel Alguacil, Pedro Casas, Mario Sánchez, Diego Velázquez y Javier Laorden.
Compañía: MIMAN Teatro.
Dramaturgia y dirección: Andrés Beladíez.
Toledo, Teatro Rojas


Aunque sin el espesor psicológico de los personajes de las grandes comedias satíricas (Alceste, Tartufo o Arpagón, por ejemplo) este Jorge Dandín no reniega de su estirpe molieresca, y su patética figura de marido engañado atrae sobre sí todas la iras del moralista social que nunca dejó de ser el autor, que aquí pone en solfa la obstinación con la que algunos miembros fatuos e ignaros de la burguesía acomodada pretendían mejorar su condición social por el expediente de emparentar con damas de una nobleza decadente y cuyas virtudes otrora ponderadas habían entrado en un irreversible proceso de descomposición.

Espoleado por ese necio afán de ascender de clase, Jorge Dandín, cuarentón de buena posición social, se ha casado con una jovencísima Angélica, de apellido ilustre, que pronto encuentra la manera de satisfacer sus deseos fuera del matrimonio. Enterado de los tejemanejes de su mujercita Dandín acude a sus suegros para que pongan coto a sus desafueros; pero una y otra vez resulta chasqueado. Su torpeza y escasa presencia de ánimo son insuficientes para contrarrestar los engaños y embelecos de Angélica, para quien él no es más que un palurdo provinciano con el que no está dispuesta a compartir su vida.

El trabajo de dramaturgia de Andrés Beladíez es meritorio; a la labor de actualización del texto -que le confiere un cierto halo de modernidad- se suma la poda de sus excrecencias costumbristas y del exceso de introspección psicológica, respetando, eso sí, en la construcción de los personajes, aquellas actitudes y rasgos de la personalidad que alimentan el conflicto principal de la pieza: la distinta valoración que los cónyuges tienen de las obligaciones de la mujer en el matrimonio. En efecto, Angélica, que parece haber sido educada en la “escuela de mujeres” del propio Moliére, no quiere someterse a la obligación de fidelidad que trata de imponerle un marido que “ella no ha elegido” y demanda con vehemencia disfrutar de su juventud; mientras que Dandín quiere imponerle a toda costa su concepción exclusivista y pequeño burguesa de la vida marital.

El resultado es una farsa burlesca ágil y rebosante de comicidad, a cuyo cultivo se dedican los mejores esfuerzos de la dirección y del trabajo de los actores. Cada cuadro está cuidadosamente planeado y realizado, desde el movimiento escénico, las entradas y salidas, las carreras, persecuciones y porrazos deudos de la Commedia dell’Arte, hasta el parloteo en off, los intermedios decorativos o la espléndida ejecución de los apartes. Amén de una matizada iluminación que contribuye a desrrealizar el espacio trasladándolo a los etéreos dominios de la fantasía. El elenco, por su parte, derrocha entusiasmo y entrega, y exhibe, en su conjunto, un excelente control del fraseo y de la entonación y una extraordinaria pericia en la composición física de los personajes, apoyado por un vestuario estilizado que evoca el ambiente preciosista de la Francia de la época que Molière quería ridiculizar. Mario Sánchez es Clitandro, un botarate atildado de modales cortesanos; Aníbal Fernández da lo mejor de sí para componer un Dandín fatuo, acomplejado y papanatas cuyo empecinamiento y falta de luces le convierten en blanco de todas las burlas. Angélica (Enka Alonso) y Claudina (Isabel Alguacil) son dama y criada respectivamente; ambas rivalizan en desparpajo y simpatía; la primera muestra ser una consumada maestra del engaño y de la doblez, aunque sabe ser también sincera y contundente en la defensa de sus convicciones y en su apuesta por la vida disipada; en cuanto Claudina, esconde bajo la apariencia de sumisa damisela a una pícara redomada. Lubín (espléndido Pedro Casas), es un cretino de tomo y lomo, obsequioso y duro de mollera, que con su candidez, su bohonomía, sus despistes y sus meteduras de pata se revela como un discípulo aventajado del mismísimo Arlequino.

Gordon Craig.