martes, enero 31, 2006

INICIATIVAS. MOMOSTENANGO, una escuela en Guatemala.

[Esta es una de las cartas recibidas desde Momostenango, en este caso nos la remite Araldo Pérez, uno de los chavales guatemaltecos que disfruta cada día de su nuevo colegio]



[Transcripción de la carta]

Momostenango, 28 de septiembre 2,005

Un saludo para ustedes amigos meguste de [E]spaña.
Yo les agrade[z]co por la ayuda que nos [h]an dado nos
C[ons]truyeron dos aulas y una co[c]ina que nos sirve mucho
Y gracias a la i[ns]titución de Intervida nosotros les
Agra[dece]mos por toda la ayuda que nos han dado amigos
De [E ]spaña.

[Y] les cuento algo de Momostenango.
Momostenango es un lindo pueblo que [D]ios nos dio
Momostenango tiene una iglesia católica y al lado tiene
La municipalidad y al frente hay dos kioscos y al lado tiene
1 kiosco y gramas y árboles y palmas.
Me despido de ustedes amigos de [E]spaña que [D]ios
Les bendiga en sus exámenes.
Atentamente

Araldo Pérez.
[Firma]

lunes, enero 30, 2006

LIBROS. Lecturas Convulsivas. "El discurso del Odio", de André Glucksmann.

"A este mundo venimos a dormir,
venimos a soñar, porque no es verdad,
no es verdad, que hayamos venido
para vivir la realidad"

Canto Azteca

La otra noche Off Cinema en la Dos de TVE nos ofrecía la desgarradora película “Las tortugas también vuelan” del iraní Bahman Ghobadi. Había oído muchas cosas sobre esta cinta, pero todavía no había tenido oportunidad de verla. En un escenario real, que me pareció al imaginario pero también devastado mundo de Mad Max, unos niños “supervivientes” conviven con el odio, con las consecuencias del odio humano. A parte de llevarme un desagradable dolor intestinal, algo dentro de la masa sensible no me dejaba pegar ojo: la vergüenza de la condición humana me llegó hasta lo más profundo del ser humano: su alma.

Tenía aparcada una lectura de gran calado desde hacía unos meses, “el discurso del odio” de André Glucksmann, pero la película de Bahman Ghobadi, hizo demasiada mella en mi, necesitaba un desquite personal, tenía que recurrir a la filosofía una vez más para que me rescatara aunque fuera a medias de este vacío, de esta incertidumbre existencial que te cubre por completo cuando sientes en tu propia carne la realidad de la vida, de la cruel e indecente vida que nos rodea.

Glucksmann se pregunta desde el principio del libro, “¿por qué misterio insondable, por qué inconmensurable ingenuidad el pasajero del siglo XXI se hace el sorprendido cuando el odio fuerza su puerta?”. El filósofo francés nos lanza está pregunta con el contexto mundial de la destrucción de las Torres Gemelas, o el horror de los trenes de Atocha o del magnicidio de la escuela de Beslán, de fondo. Haceros la pregunta, dedicad unos preciosos minutos a reflexionar sobre la misma.

“El discurso del odio” paso a paso va desmenuzando la teoría de Glucksmann de que el odio existe, y la finalidad actual de la existencia se basa en “sobrevivir al odio”. Con el paso de los capítulos, el libro nos muestra una visión clarividente y actual, de rabiosa actualidad, la de Glucksmann, que con el trasfondo de estas masacres, nos lleva de la mano hacia su teoría del núcleo del odio humano. El filósofo francés desmenuza con un estilo directo e incisivo uno por uno los mitos de la falsa progresía europea, el doble rasero de la pacifista Francia (su país) y de otros países europeos, el juego sucio de la ONU, con su miserable y vergonzoso papel en el genocidio en Ruanda, el antiamericanismo y el antisemitismo europeo, pero también nos presenta una innovadora reflexión a contracorriente del problema palestino israelí, del problema checheno ruso, y del papel de la mujer en los países árabes, centrándose en Afganistán e Irán.

Es muy complicado dejar constancia por escrito, digamos desmenuzar algo con cierta lógica, de lo que Glucksmann nos ofrece en su ensayo, se trata de un filósofo, una de las mentes más respetadas y despiertas del panorama internacional de nuestros días, mi burda disertación anterior sólo tiene la pretensión de invitaros a su lectura, cuando aún yo me exijo una pronta relectura y un periodo de maduración asimilación de todo lo expuesto en el libro de varios meses.

La causa de mi decidida lectura del ensayo de Glucksmann, la película de Bahman Ghobadi, me ha permitido mirar con otros ojos al día de mañana, con la certeza de que el enemigo existe y que conociéndolo un poco más, siempre se lo podrá combatir de mejor modo. A pesar de ello mi desasosiego general no remite, quizás ya nunca me abandone, tengo la medio certeza de que me acompañará hasta el fin de mis días.

Referencia bibliográfica: ”El discurso del Odio”, por André Glucksmann. Madrid: Taurus.

domingo, enero 29, 2006

VIDA URBANA. Aquella que trata del torero y el travesti; y a las tantas.

[Este relato fragmentado se fraguó en horas de trabajo. Nada me mandaban. No sabía ya ni que no hacer. ¡Escribid malditos, escribid!]


En un lugar madrileño de cuyo nombre no me quiero acordar. Una noche de copas, muy tarde ya, me crucé, vamos literalmente tropecé con él, con una figura del toreo. Tampoco quiero recordar su nombre. Allí estaba su esbelta figura, con el pelo engominado y vestido de fiesta, pantalones de pinzas y camisa remangada por los puños. Se encontraba solo, con la mirada perdida, como si estuviera hasta arriba de todo, pero erguido, orgulloso, con pose torera, a su lado se respiraba un aire preñado de superioridad, quizás hasta un pequeño matiz de prepotencia.

Pasé a su lado, recuerdo que no lo rocé, pero si vulneré unos segundos la línea de sus ojos con la multitud, con el infinito de la sala de fiestas. No giró los ojos, no parpadeó, continuó con su letargo, con su solitaria ensoñación etílica. Allí permaneció, misterioso, abandonado, fuera del lugar, como si estuviera en el ruedo, él, el toro, y el destino. Recuerdo que en un momento dado, mientras yo ocupaba un lugar en la barra del bar, desapareció, se esfumó. Para siempre.

Nunca podré olvidar otro momento sublime de aquella noche. Un amigo, “el pirata”, charlaba con un travesti. A la legua se veía su condición, una rala barba de madrugada lo delataba. Mientras yo apuraba mi vaso, miraba distraído y curioso los movimientos de las malvadas nínfulas nocturnas que nos rodeaban y nos tendían trampas con sus dulces y melosos cantos de sirenas noctámbulas. Aún así no quitaba ojo al pirata.

De repente, y sin avisar los vi repartiéndose besos, y un brazo del travesti estaba aferrado a la cintura del “pirata”, ahora convertido en inocente grumete, bajo los efluvios mágicos del alcohol. El poco sentido común que todavía me quedaba me hizo reaccionar y dirigirme hacia la pareja. Cogí del brazo a m amigo y lo arrastré hasta la barra. Invité al pirata a una copa más mientras le relataba lo sucedido. Su rostro cambiaba de color y mostraba una perplejidad absoluta, que se acrecentaba a la vez que mi relato avanzaba.

Algo más debió de suceder un poco más tarde aún, porque huimos a la carrera del lugar unas horas más tarde. Todavía nos queda que aprender mucha noche, mucha, mucha. No volvimos nunca a ese antro de perdición. Ni volveremos jamás.

WHISPERS’ GALLERY. Basic_B, 2004.

36. El Sistema Solar.



viernes, enero 27, 2006

TEATRO. EL RINCÓN DE GORDON CRAIG. Hielo y fuego. "Confidencias".

De Bryony Lavery
Con: Carmen Conesa, Magüi Mira y Tomás Gayo
Dirección: Nieves Gámez.
Madrid. Centro Cultural de la Villa. 21 de enero de 2006.

No se si es del todo apropiada la metáfora del hielo, del frío glacial reinante en las remotas latitudes de los círculos polares con la que se hace referencia en múltiples ocasiones a la extrema insensibilidad de la mente de un psicópata, pederasta y asesino en serie de niñas, como el protagonista de la historia terrible que esta obra dramatiza; la fría contundencia de los datos estadísticos públicos sobre este tipo de delitos, la actitud analítica de psiquiatras y criminólogos reducida a la mera interpretación de hechos observables, o el dolor agudo, indeleble, y el vacío irremplazable en el corazón de la madre producido por la pérdida prematura y violenta de la hija, sugieren, en cualquier caso, el horror vacui, la desangelada imagen de esas inhóspitas regiones.

Lo obra al parecer está basada en hechos reales; en todo caso aborda un problema grave y que junto con el de la violencia doméstica es objeto de controversia permanente y motivo de honda preocupación social. Más allá de la mera anécdota la pieza se sitúa en el debate de fondo sobre el problema de la responsabilidad moral. La tesis que defiende la psiquiatra es que no hay maldad innata en el hombre, que el comportamiento inhumano y cruel de Ralph está predeterminado por una educación represiva, aportando evidencia empírica acerca de la influencia que tiene la violencia ejercida sobre un niño en su futuro desarrollo psicológico y sobre su equilibrio emocional. No hay crímenes por maldad, sino crímenes por enfermedad, parece venir a decirnos Agnetha. Y sin embargo, ella misma no puede sustraerse a un sentimiento de culpa por haber engañado a su mejor amiga acostándose con su marido. Ralph por su parte, que parece insensible al dolor de las víctimas, y que se movería por impulsos profundamente arraigados que le llevan a procurarse placer vejando a sus víctimas e inflingiéndoles daño físico, acaba enfrentándose a sus propios demonios y tomando una decisión fatal a la que le conduce su incapacidad para soportar los remordimientos. Y es precisamente Nancy, la madre de la víctima, quien le abre definitivamente los ojos, quien desenmascara su comportamiento aberrante.

La obra está construida con gran libertad mediante la adición de escenas aisladas en las que consecutivamente cada uno de los protagonistas va proporcionándonos una perspectiva diferente del mismo acontecimiento nuclear. Más que de monólogos se trata de una sucesión de confidencias, dirigidas explícitamente a los espectadores ante los que pareciera que cada uno de los personajes quiere justificar sus actitudes y su comportamiento. Hurtándonos el diálogo entre los tres protagonistas hasta prácticamente el desenlace de la obra, la autora parece querer enfatizar la distancia, insalvable, que existe entre ellos; se trata de tres perspectivas distintas, tres puntos de vista irreconciliables y equidistantes (!) sobre una realidad al parecer imposible de cambiar, sujeta a las veleidades de un hado trágico.

La intensidad dramática a veces se atenúa ante la presencia de lo anecdótico o se pierde por los vericuetos de las excesivas teorizaciones, dando lugar a un progreso irregular de la acción, cuyo pulso se mantiene no obstante merced al magnífico trabajo de los actores: Tomás Gayo en el papel de Ralph, un desequilibrado maniaco depresivo de maneras suaves y aspecto de colgado; Carmen Conesa, en el de Agnetha, una joven y dinámica investigadora del comportamiento atropellada y neurótica; y sobre todo Magüi Mira que despliega todo su talento y sensibilidad para meterse en la piel de la atormentada Nancy y en su complejísimo universo de sentimientos encontrados: la sorpresa, la incredulidad ante lo inimaginable, las punzadas del sentimiento de culpa; el esfuerzo, sobrehumano, por sobreponerse a la tragedia y no caer en la desesperación, por “comprender”al asesino; el dolor profundo y lacerante, la entereza al contemplar los despojos de la hija, el llanto contenido, el desconsuelo, el apego a los recuerdos y esa mezcla inextricable de vulnerabilidad y fortaleza que se manifiesta en la imagen de una mujer herida en lo más hondo luchando por el equilibrio emocional y a punto de derrumbarse en cualquier momento durante los dos horas largas que dura la representación.

Gordon Craig. 24-I-2006.

lunes, enero 23, 2006

LIBROS. "84, Charing Cross Road", de Helene Hanff.

Las primeras noticias que tengo de este pequeño librito de Helene Hanff se las debo a la Mujer Tirita que le dedicó dos “posts” hace ya unos meses. Uno de ellos hablaba del montaje de teatro que se había estrenado en Madrid sobre la novela, y el segundo era una breve nota que dejaba unas bellas pinceladas sobre la historia, después de la lectura de 84, Charing Cross Road.

No había tenido tiempo material de leer el librito hasta ahora, pero esta semana casi sin querer ha llegado a mis manos un ejemplar y además acaba de leer una entrevista a Isabel Coixet, que dirige el montaje en España de la versión dramatizada de James Roose Evans, que vuelve a Madrid, al Teatro Fígaro, a partir del día 27 de enero. Era el momento adecuado, a veces el destino es así de caprichoso.

¿Qué decir que ya no haya sido dicho? Es difícil y arriesgado, pero me voy a atrever a dejar algunas líneas, aunque sólo sean como pequeño homenaje a Helene Hanff. El argumento y los entresijos de la novela os los dejo reservados para vosotros curiosos lectores, que estoy seguro de que encontraréis el momento de abrir este pequeño regalo. A mi su lectura aparte de emocionarme por momentos, me ha sugerido algunas pequeñas reflexiones que son las que voy a exponer más abajo.

En alguna parte del libro de la Hanff he leído algo que me ha llegado al alma: “mis amigos son muy particulares en cuestión de libros. Leen todos los “best sellers” que caen en sus manos, devorándolos lo más rápidamente posible... y saltándose montones de párrafos según creo”. Yo desde pequeño estuve rodeado de libros, a una edad muy temprana ya devoraba ediciones de El Molino, que pertenecieron a mis padres, de mis autores favoritos por esas fechas Julio Verne y Emilio Salgari. Pronto me di cuenta que la literatura con mayúsculas no se encuentra en los ejemplares con una portada muy llamativa o los que tienen las letras más chillonas para adornar su título. Comprendo que está bien visto y estás “on” si has “leído” las últimas novedades editoriales o si conoces a los autores actuales más de moda. Pero puedo afirmar que denostas la gran literatura si sólo te circunscribes a esos títulos, y en vez de amar el goce de la lectura buscas una mal entendida posición social de “cultureta” de tres al cuarto.

Siguiendo con otra cita de Helene Hanff: “[mis amigos] JAMÁS releen nada, [...] Sin embargo se escandalizan de que yo arroje un libro a la basura o lo regale. [...] Personalmente creo que no hay nada más sacrosanto que un mal libro o un libro mediocre”. Pues yo añadiría que ellos se lo pierden. Cuando cualquier libro te ha sobrecogido, cuando has perdido el sueño por culpa de una novela, cuando un personaje ha entrado en tu vida y ya no se va a separar de ti nunca, volver a encontrarte con él pasado un tiempo es como encontrarte con un viejo amigo sin querer en un café perdido, un verdadero placer. Helene, permíteme que ya te tutee, un libro mediocre merece la hoguera. Siento ser tan categórico, pero no sabes lo que me incomoda perder el tiempo leyendo un mal libro.

Para terminar me gustaría reseñar otra pequeña cita que me ha resultado graciosa pero determinante para la novela, un pequeño indicador de que el tiempo entre Frank y Helena se está acabando. Dice así Frank a Helena en una carta, en octubre de 1965 ante la invasión de jóvenes turistas a Carnaby Street que está sufriendo Londres: “[...] debo decirte que a mí más bien me gustan los Beatles. ¡Si sus fans no gritaran tanto ...!” Una época se acaba y otro empieza a nacer tras las melodías de los genios de Liverpool, pero la historia de Helena y Frank está llegando a su fin. Y el tiempo sigue pasando, sin avisar, pero continua su curso. 84, Charing Cross Road ya no es una librería, actualmente en su lugar hay un Pizza Hut.

Referencia bibliográfica: 84, Charing Cross Road, de Helene Hanff. Barcelona: Anagrama, 2005.

sábado, enero 21, 2006

TEATRO. EL RINCÓN DE GORDON CRAIG. Pequeñas obras maestras. "El hombre orquesta".

De Rafael Ponce.
Con: Rafael Ponce
Dirección: Margarita Sánchez.
Madrid. Sala Cuarta pared. 14 de enero de 2006.

Asusta mirar la cartelera madrileña en este inicio de la segunda etapa de la temporada. Los estrenos que este enero frío y destemplado trae a los escenarios de los teatros comerciales -pero no sólo a ellos- corresponden en su mayoría abrumadora a traducciones de obras de dramaturgos foráneos consagrados en sus países de origen o a adaptaciones de novelas de éxito de autores extranjeros. La incursiones en el teatro de figuras estelares del cine como las de Méndez-Leite o Isabel Coixet, o las de los noveles en lides de dirección, como Echanove, siguen esa misma pauta; siempre teatro de texto en clave de estética naturalista y en el que la dramaturgia española parece haber sido decididamente condenada a las tinieblas exteriores. Se avecina un crudo invierno para nuestros autores, y no podemos dejar de ver en ello una actitud tan inexplicable como suicida. Porque obras, como las meigas, “haberlas, hailas”.

En medio de ese piélago de convencionalismo, ayuno de los mínimos atisbos de riesgo y de experimentación, resulta más gratificante si cabe el espectáculo, mínimo, que no nimio; individual, que no onanista, incisivo sin ser críptico, y divertido sin ser complaciente, que nos regala Rafael Ponce y en el que, por cierto, entre otras cosas, se ironiza sobre los tópicos y sobre la vacuidad de una teatralidad pretenciosa en las formas e incapaz de dialogar cara a cara con la realidad. Y no es que el montaje resulte particularmente novedoso; al menos formalmente no lo es, pudiendo considerarse una pieza clásica de café-teatro. Es la perspectiva lúcidamente escéptica desde la que se contemplan los mil y un aspectos de la realidad cotidiana abordados en los sucesivos esketches que componen la obra lo que le confiere originalidad.

Y es que, ciertamente, muchos de los breves escenas que componen esta pieza son pequeñas obras maestras; un concentrado de ingenio, de comicidad y de capacidad para comunicar con el espectador, al que el polifacético Rafael Ponce seduce, provoca, inquieta, divierte, sorprende durante la hora cumplida que dura el espectáculo, llevándole siempre a su terreno y cambiándole de tercio, sin perderle nunca la cara -por seguir con el símil taurino- para conseguir el milagro de captar su atención y de atraparle en una tupida red de sutiles sugerencias, guiños atrevidos y familiaridad cómplice.

El motor del espectáculo es la parodia, jocosa o grotesca, de la que no escapan ni el rancio profesor de Latín de instituto, ni las excentricidades del arte minimalista, ni la dependencia del móvil, ni la sonrisa beatífica de José Luis Rodríguez Zapatero, ni algunas zafias celebridades de las que integran la abigarrada fauna de colaboradores de los “late night” televisivos. Las herramientas: una voz y una gestualidad pródigas de recursos expresivos y el concurso de la música para las escenas mudas y como elemento de cohesión de las transiciones.

Gordon Craig. 16-I-2006.

jueves, enero 19, 2006

PORTULANOS. Mi pancarta.

PORTULANOS. Mi pancarta, por Ignacio García May.
[Una vez más IGM clarividente. Yo también echo en falta a muchos tras una pancarta. ¡Desmascarémosles!][Columna publicada en El Cultural el jueves 19 de enero de 2006.]

Se suele afirmar de nosotros, los teatreros, que sólo hacemos política cuando nos conviene, o cuando el tema a tratar está lo suficientemente distante, geográfica o ideológicamente, como para no jugarnos nunca el cuello aunque parezca que sí. En un país donde la cultura no depende del talento, del conocimiento, ni de la profesionalidad, sino de los amiguetes que uno tenga repartidos en el poder, (Santiago Segura sabía lo que se hacía cuando le puso el nombre a su productora) es lamentablemente normal que la gente actúe así. Debe ser por eso por lo que no se escucha ninguna voz de nuestra profesión comentando las cosas que están pasando; y pese a que un protagonista puntual e involuntario del asunto haya sido “uno de los nuestros”, Albert Boadella, acusado por el nacionalismo catalán de traidor; el Aarón Burr de la Costa Brava, vaya. Que yo sepa, Boadella, que no es amigo mío, estaba defendiendo libertades en este país cuando la morralla de Terra Lliure, hoy reconvertidos en burgueses gordos y calvos con coche oficial y modales de parvenu, se dedicaba a explotar bombitas por ahí. Pero El Juglar es hombre admirado, envidiado y odiado a partes iguales, así que, como estos son tiempos de canallas, más de uno hasta se alegrará de verle en el brete.

Exceptuando la ADE, que ha felicitado las pascuas con una tarjeta de inequívoco mensaje integrador (y Juan Antonio Hormigón no es precisamente de derechas), los profesionales callan ante el conflicto del Estatut, como si no fuera con ellos. Personalmente, y más allá del episodio concreto, me abochorna profundamente un socialismo tan dispuesto a defender en público aquello en lo que no cree en privado; un socialismo en el que nadie se atreve a salirse del discurso oficial por miedo a ser acusado de facha, antidemócrata, o cosa así, como si no fuera la autocrítica la base misma del pensamiento de izquierdas; un socialismo tan ansioso de pactar con los mismos tipos que solucionaron la crisis del Carmel acusándose unos a otros de cobrar comisiones que luego no tuvieron huevos de denunciar. A mí me gustaría escuchar lo que opinan mis colegas sobre todo esto. En cuanto a mi pancarta personal, ahí queda.

Ignacio GARCÍA MAY

miércoles, enero 18, 2006

INICIATIVAS. MOMOSTENANGO, una escuela en Guatemala.

[Momostenango: municipio de Guatemala, en el departamento Totonicapán.]


Hace un par de años decidí apoyar un proyecto de desarrollo de la ONG Fundación Intervida, y ayudar a construir las aulas necesarias para completar la Escuela “Centroamérica” en Momostenango (Guatemala), para conseguir que los niños de la zona pudieran tener acceso a la educación básica.

Conseguimos la implicación del municipio donde vivo y recaudamos los fondos necesarios. Aunque parezca mentira tuvimos que aportar tan solo ocho mil euros para construir:

- Un aula cómoda, segura y agradable para impartir de forma adecuada las clases.
- Una cocina que permitiera preparar de forma higiénica y cómoda los alimentos a los alumnos.

La realización de este proyecto (que tiene como beneficiarios directos a 565 alumnos) ha venido a cubrir una necesidad real de la población estudiantil de Momostenango. Actualmente cada grupo de niños por grado cuenta con un aula específica para la recepción de sus clases, ya que anteriormente dos grados tenían que compartir aula impartiendo clase a la vez, estando las mismas ubicadas en un espacio no adecuado para recibir las clases, los alumnos estaban hacinados en una bodega y rodeados de un ambiente improvisado.

Ahora, tras todo el esfuerzo, tan solo con poder ver que la escuela es una realidad, y que los niños pueden asistir a clase y acceder a la educación, todo ha merecido la pena. Pero, además, recibir sus cartas en las que te transmiten su alegría, en las que no sólo te dan las gracias una vez tras otra “por la construcción del aula y la cosina”, sino que tratan de enviarte lo mejor de ellos (con sus dibujos, sus pegatinas)… Eso es un regalo que no tiene precio.

A pesar del desánimo ocasional, sigo estando convencida de que el mundo se puede mejorar. Es necesario generar los cambios para conseguir unas estructuras más justas que permitan el derecho de todas las personas a una vida digna, y por eso muchos trabajamos en nuestro país en la educación para el desarrollo, y luchamos por llevar la educación a los niños que todavía no tienen acceso a ella en sus países, Al fin y al cabo, ellos son nuestro futuro, y quizás ellos si puedan hacer de este mundo un mundo mejor para todos.

Madame Bovary.

WHISPERS’ GALLERY. Basic_B, 2004.

39. Homenaje a Miró.



domingo, enero 15, 2006

INICIATIVAS. ¡Bienvenida Madame Bovary!

Desde hace unos meses algunos conocíais nuestras intenciones de dar nuevos aires a “Whispers”, que desde su tribuna se pudieran escuchar nuevas voces, que tuvieran cabida en sus páginas ideas innovadoras, o por lo menos diferentes. El resto de mortales también teníais noticias de estos cambios porque se anunció a bombo y platillo en un “post” a primeros de mes. La nueva sección “Iniciativas” es una de las primeras novedades que os vamos a ofrecer.

“Iniciativas” va a empezar a andar esta misma semana. No os vamos a dar pistas de ningún tipo sobre su contenido para crear algo de expectación y para que su estreno sea como en un representación teatral, una sala oscura, espectadores a un lado y un escenario cubierto por un telón al otro. Hasta que las luces y los actores salten a escena nadie sabe lo que va a pasar al otro lado. Paciencia.

Por otro lado, y ya hablando en primera persona, también os tengo que presentar a la persona que estará tras bambalinas, no os voy a rebelar su identidad, pero la voy a llamar provisionalmente Madame Bovary. Emma Bovary fue uno de los personajes femeninos de la historia de la literatura que más impresión me causó en su momento, cuando leí la novela por primera vez, y su dulzura y su magia todavía me persiguen, cuando ya he olvidado las veces que he releído el texto de Flaubert. Si la interesada no se queja, o mientras no prefiera otro pseudónimo, mantendremos este.

MÚSICA. Los Negativos. Nueva recopi de Mancuso.

Sir Hannofer el Maligno hace unos días, desde las páginas de El Badaluque, nos regaló una nueva recomendación musical: Los Negativos. Sir Hannofer no falla, siempre sus descubrimientos, en este caso redescubrimiento, son bien recibidos, sólo contando que vengan de su parte están medio garantizados, pero el misterio de la otra mitad que queda lo tienes que dilucidar por ti solito.

Una vez más los buenos augurios se cumplen, Los Negativos, y en concreto la reedición de su Piknik Caleidoscópico, es un verdadero regalo. Desde que puse el cd la primera vez no he podido dejar de darle una y mil vueltas, las primeras buenas vibraciones se están volviendo en verdadera adicción. Su sonido sesentero es intenso, y sus pegadizas letras no paran de resonar en mi cabeza una y otra vez. Sir Hannofer decía que era complicado quedarse con alguna canción del disco, citaba algunas, no recuerdo cuales, pero yo me quedo con ¡Stop!, Cigarras Panameñas y Pasando el tiempo. Disfrutadlo. Gracias Maligno.

Aprovecho el “post” también para escribir unas letras sobre la nueva recopi del Patrullero Mancuso. Lo primero que hay que decir es que a pesar de que todos estábamos expectantes porque viera la luz, se ha hecho esperar demasiado, quizás el retraso se haya debido a que Sir Hannofer dejó el listón muy alto con “Hincando Broca”, su última exquisita propuesta, y que Mancuso necesitaba “tiempo” para sacar una recopi al menos a su mismo nivel.

La nueva recopi de Mancuso, todavía sin título, es una gran selección, intensa y que comienza con fuerza, con guitarreo y batería y con sonido electrónico de alto voltaje. Yo destacaría el corte ocho, el tema de The Dandy Wharhols, que muchos ya conocíamos pero que por eso no desmerece el temazo del Come down. También hay que destacar el corte 17 de Ladytron, que me recuerda al adictivo tema de Neulander de Hincando Broca de Sir Hannofer y la impactante “Someboy told me” de The Killers. Hay muchas canciones que muchos de nosotros ya teníamos catalogadas, Deluxe, Franz Ferdinand, Kasabian, Moby, Pixies (temazo), FatBoySlim, aparte de la de The Dandy Wharhols, aunque bien es verdad como bien nos recuerda el Patrullero, son canciones de recopi, que no aguantamos un disco completo y seguido de estos tíos (hago extensivo el comentario original referido a The Dandy Wharhols). También esta nueva recopi nos trae mucho sonido electrónico, muy de mi gusto, pero no se de algunos otros brigatos.

Mancuso ya sabes mi predilección por Sir Hannofer, a pesar de ello no voy a desmerecer la recopi, porque suena cojonuda, pero los tiempos de La Taberna de Moe o del Increíble Sonido de Bender, o mismamente de The Gredos’ Survivals Songs se están quedando lejos, así como el de Los Chavalines o de El Papel Albóndiga de Sir Hannofer.

miércoles, enero 11, 2006

TEATRO. Los Niños Perdidos. "Memorabilia"

De Laila Ripoll.
Con: Juan Ripoll, Mariano Llorente, Marcos León y Manuel Agredano.
Dirección: Laila Ripoll
Madrid. Teatro María Guerrero

Afirmaba Pirandello que todo sostén descriptivo o narrativo debería ser abolido de la escena. Se refería, obviamente, al teatro de sus contemporáneos; aunque si aplicáramos en sentido lato este postulado a la valoración de la escritura teatral actual, una parte significativa de la misma, incluyendo la mayoría de las piezas de nuestro teatro histórico, debería ser arrojada sin contemplaciones al contenedor de papel reciclado. Matizaba esa afirmación revelando lo que a su juicio constituía un defecto intrínseco en tales obras, un error de partida, consistente en arrancar de un hecho o de una situación dada, o de la reflexión suscitada a partir de la observación de dicha situación y “sacar de ella un drama”, mediante la adición de elementos exteriores “cuyas relaciones –decía-, los autores estudian, entrelazan y combinan, incluidos los personajes más idóneos para mostrarlo”. Mucho me temo que Laila Ripoll, que ha firmado espléndidos espectáculos como Atrabilis o La ciudad sitiada, por poner sólo un par de ejemplos, incurre en esta ocasión en los defectos que criticaba el maestro de Agrigento.


Ya en el mismo programa de mano que se nos entrega al entrar a la sala, junto a la ficha técnica del montaje, la autora, -o alguien autorizado por ella, supongo-, declara el objetivo del espectáculo: satisfacer la curiosidad de los que “quieren saber” acerca de las condiciones de vida de los represaliados por el régimen de Franco y las de los hijos de los represaliados. Legítimo objetivo, por cierto, que se sustancia en un vívido testimonio de la crueldad y de la saña con que fueron tratados muchos de los vencidos, inobjetable como documento histórico pero de escasa efectividad dramática. Es lo que tienen los aniversarios y ese afán de las instituciones de rememorar a fecha fija y al albur de las caprichosas combinaciones numéricas de los múltiplos de números enteros (milenarios, centenarios, quinquenarios, etc.) determinados sucesos pretéritos urgidos sus responsables por motivos de oportunidad y no estrictamente por criterios de naturaleza artística.

La frialdad glacial de la sala durante la representación del espectáculo demuestra que no ando descaminado, aunque al final se tributara un cerrado aplauso a los actores. A ello coadyuva en mi opinión el escaso grado de individuación de los caracteres, apenas sustentados en una común experiencia del infortunio y de sus secuelas psicológicas. El hecho de que sean actores adultos los encargados de representar a los personajes, niños o, a lo sumo, adolescentes, distorsiona todavía más el cuadro, pese al esfuerzo ingente del elenco, y en particular de Juan Ripoll que hace un trabajo excepcional en el papel de Lázaro. Asimismo, es demasiado evidente el artificio: el progresivo desvelamiento de las claves a cuya luz se van reinterpretando las escenas anteriores, mientras se alimenta la intriga con nuevas revelaciones monologadas (lo mejor de la obra) hasta llegar al viraje final –en la línea de Los otros, de Amenábar-, en el que se eleva el contenido de lo narrado a categoría de recuerdo mediante el expediente de convertir a los protagonistas en meros espectros, seres de pesadilla, que obsesionan a Tuso y acaban por trastornar su mente desequilibrada y enferma.

Meritorio esfuerzo, por tanto, y estremecedor documento de un pasado ominoso, que, lamentablemente, una cierta reserva, o prejuicio, si se quiere, nos induce a interpretar como fruto de oportunismo político. Una ocasión fallida, en fin, de hacer a los espectadores protagonistas de una genuina experiencia de la historia.

Gordon Craig.

lunes, enero 09, 2006

BLOGUEROS. ¡¡Ratoncito Pérez, bienvenido!!

El Ratoncito Pérez , como podréis haber visto en mi breve pero selecta lista de “blogs” recomendados, forma parte del universo “bloggero” desde hace unas semanas. Muchos de vosotros ya lo conocéis y os habéis acercado a su guarida secreta, escondida allá por las altas cumbres nevadas de la meseta castellana. A pesar de ello le quiero dar una calurosa bienvenida desde aquí, y desearle la mejor de las suertes en este laberinto mágico que es Internet.

También me gustaría darle la enhorabuena por un proyecto titánico que acaba de ver la luz gracias a su paciencia, excelente memoria y sabiduría, y bueno porque no confesarlo a unas buenas dosis extras de queso manchego, que lo mantienen lúcido y ojo avizor. Me refiero a su proyecto de “Diario de un español en Kenia” que ya ha nacido y las dos primeras entregas de la serie ya las podéis disfrutar en su “blog”. Te recuerdo que a mi gato lo apodan en el barrio como “la fiera”, lo digo más que nada por si das demasiadas pistas de los experimentos mágicos llevados a cabo por el Doctor Brigato en tierras africanas.

Ya que estamos de estreno voy a contar dos pequeños cotilleos que quizás no debiera confesar, pero que voy a hacer públicos en homenaje a Break Frenill, el tercer mosquetero en discordia, y que sin su albariño cosecha de 2005 nunca habría visto la luz el blog del Ratoncito. Aquella borrachera y sus consecuencias trajeron al Ratoncito al mundo “bloggero”, y permitieron que todos nosotros disfrutemos de su fina pluma y de su exquisita ironía y buen humor. El segundo cotilleo más que un cotilleo es una obviedad, el Ratoncito Pérez trae regalos sorpresas a quien se le cae un diente, nosotros no tenemos dientes de leche ya, algunos vamos, pero estad prestos y alerta, que su “blog” nos va a regalar palabras, sueños ...

Dicho queda. ¡Salud Ratoncito y larga vida! Resto de mortales, visitad su morada y apreciar su deliciosa carta de quesos y lácteos, sólo apta para finos y refinados paladares.

ARTE. Bea de las Heras, Basic_B, El viaje de la pulga, 2004.

38. El viaje de la pulga.













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miércoles, enero 04, 2006

LIBROS. Lecturas Convulsivas. "Los girasoles ciegos", de Alberto Méndez.

Los girasoles ciegos es uno de esos libros que caen en tus manos casi por error, de esos que no esperas pero que el destino quiere que abras y que así, sin avisar y de repente, forme parte de tus íntimos ratos de lectura durante unas horas.

A mi me lo recomendó un amigo sin leerlo. Lo compré y lo presté, pero también sin leerlo. Algo extraño sucedía, y no llegaba a comprenderlo del todo. Otro amigo me lo devolvió, me dijo que le había sobrecogido la narración de Alberto Méndez, y que sin falta lo leyera. En esos momentos tenía varias cosas empezadas, algunas bastante interesantes, pero me picó la curiosidad, quería desvelar por mi mismo el secreto de los girasoles ciegos, y lo leí.



Los girasoles ciegos son cuatro relatos que se entrelazan entre si a la vez que la narración avanza, las posteriores apariciones de algunos personajes de los primeros cuentos en los que ordenadamente les siguen, dan verosimilitud a la obra como un todo. Uno de ellos presta su título al libro de Méndez. Se trata de cuatro narraciones breves pero intensas, reales, crudas, tristes, descorazonadoras. Méndez nos presenta a cuatro perdedores, sus personajes, unos espectros semiinvisibles, supervivientes que sobreviven a su condición de derrotados, vencidos, alineados accidentalmente en el bando que perdió la Guerra Civil española y arruinó sus vidas para siempre.

Los cuatro cuentos al principio nos hacen creer, vislumbrar, una salida a la vida de sus protagonistas, nosotros queremos, anhelamos, dar una oportunidad a la esperanza; el apego a la vida de las personas es muy fuerte, los sentimientos inconfesables que los unen entre ellas también, pese a todo ello, los personajes de Méndez se derrumban una y otra vez. Y también nos hunden a nosotros, fieles lectores, incansables enamorados de las palabras, hechizados por el melancólico relato de Méndez, caemos en la tristeza y el dolor, sentimos la impotencia y la rabia contenida de sus personajes, ni tan siquiera la candidez e inocencia de algunos pasajes del relato, que los hay, nos sirve de aliento.

Alberto Méndez nos ha derrotado, y hay que felicitarle por ello, nos ha mostrado a cara de perro el rostro de la derrota, de la derrota en general del ser humano, pero también nos ofrece un atinado y tan necesario hoy en día, recuerdo de una lucha fratricida entre hermanos, que es lo que fue la Guerra Civil española, que segó muchas vidas, pero que dejó muchas otras mediomuertas, como girasoles ciegos, allá por los años treinta del siglo XX, no tan lejos como muchos nos quieren hacer creer. Alberto, ¡bravo por tu narración!, y gracias; y por mi parte no quedará, nunca olvidaré lo sucedido en el 36.

Doctor Brigato.

Referencia bibliográfica: ”Los girasoles ciegos”, por Alberto Méndez. Barcelona: Anagrama.

lunes, enero 02, 2006

¡Feliz 2006! Más de 100 anotaciones.

Whispers ha superado las 100 anotaciones en nuestro cuaderno de bitácora de Internet. Un estudio sobre el fenómeno de los “blogs” publicado recientemente en El Cultural venía a decir que un “blog” particular sin una finalidad mercantil o intelectual tenía una vida media de una semana o el tiempo correspondiente a la publicación de 10 “posts”. Creo que Whispers ha superado ampliamente esa barrera psicológica con vuestra sincera e inestimable ayuda. Larga vida pues.


Whispers nació de repente, casi sin querer. Unos amigos tenían un “blog” comunitario, que todavía existe, y que por cierto goza de muy buena salud: El Badaluque, del que me hicieron partícipe muy pronto. Durante unos meses colaboré en este proyecto de forma activa, pero llegó un momento en que se me quedó pequeño El Badaluque. Además de esta contrariedad, algunos amigos habían comenzado ya su aventura en solitario, y se produjo la pregunta que en algún instante tenía que llegar: ¿por qué yo no?

Tras un periodo breve pero intenso dilucidando qué hacer y porqué hacerlo, nació Whispers. Las primeras notas fueron llegando una tras otra. Más tarde empezaron a incluirse imágenes, que daban más colorido a los “posts”, pero que había que subir con un programa complicado de manejar, vamos una odisea, o al menos para mi si lo era.

En junio de 2005 se produjo un pequeño replanteamiento del “blog”, los títulos iban a ser más informativos, añadiendo un pequeña palabra clave en su inicio, que denotara de que asunto se iba a hablar. Además los contenidos más frecuentes se iban a subdividir en algunas secciones fijas: Teatro: El Rincón de Gordon Craig, Libros: Lecturas Convulsivas, Arte: Whisper’s Gallery, Actualidad política: ZP en la isla de Alborán, Vida cotidiana con: Vida Rural y Vida Urbana. A parte de otra secciones no identificadas con un nombre pero que versan sobre Libros, Música, Cine, Actualidad, Curiosidades, etc.

Este año vendrán más sorpresas, más cosas nuevas, pequeñas notas que os entretendrán un rato en vuestro devenir “internetiano”.

Aprovechando la ocasión, todas las personas que hacemos Whispers: Basic_B, Kimbisa, Gordon Craig, Doctor Faustus y Doctor Brigato os deseamos un Feliz y Próspero 2006.