miércoles, marzo 30, 2016

1000 razones para no dejar de leer. Libre y con compromiso, por Javier Gomá.

“Nada más eficaz para exigir decencia que practicarla. Una sociedad comprometida con aquello mismo que reclama ejerce una presión muda sobre la selección de los administradores públicos y somete su gestión a la medida de una pauta moral —no escrita pero realísima— que éstos ya no pueden ignorar sin gravísimo y justificado reproche”.

Libre y con compromiso, por Javier Gomá.

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lunes, marzo 28, 2016

TEATRO. Los dramáticos orígenes de las galaxias espirales. “La irresistible tentación de plagiarse a si mismo”

De Denise Despeyroux.
Con: Ester Bellver, Juan Ceacero, Cecilia Freire y Ascen López.
Actor de video: Pepe Viyuela.
Música: Luis Miguel Cobo
Dirección: Denise Despeyroux.
Madrid. Teatro María Guerrero, sala de la Princesa.



Juega aquí Denise Despeyroux, como sus mayores, Spregebuld, Daulte o Tolcachir, con el sempiterno tema de la desintegración de la identidad individual en el seno de la familia. Andrómeda vive su particular crisis de identidad cuando se ve obligada a suplantar a su hermana gemela, Luz, en la fiesta de cumpleaños de su madre. Luz, la ausente, es, al parecer un dechado de virtudes y perfecciones, en tanto que Andrómeda, la depositaria, por cierto, del último resto de cordura y de soporte económico que hace que su atípica familia mal que bien vaya tirando, se ha convertido en el patito feo. Por razones que no hacen al caso, esta vuelta simulada de la “hija pródiga” se prolonga más de lo debido y la situación estalla por los cuatro costados. La predilección -“ceguera”, más bien, en expresión popular- de la madre por la hermana ausente, que hasta ahora Andrómeda había sobrellevado con ejemplar entereza termina por hacérsele insoportable, cuando ya investida de la nueva identidad de su hermana, se convierte en blanco directo de las invectivas, descalificaciones y del menosprecio de su madre. Aún así, acepta el juego, quizá porque quiere descubrir lo que significa realmente ser querida. Desde su nuevo rol, asistirá sin embargo a un curioso fenómeno de transferencia o de reajuste de los afectos, a una inversión de filias y fobias, por la que Luz comienza a experimentar lo que significa ser rechazada mientras que la ausente, comienza a granjearse el aprecio y el respeto del resto de los miembros de la familia. Y es que como le espeta la madre a Luz en una ocasión: “Hecho de menos tenerte lejos, porque entonces estabas mucho más cerca”. ¿El final de este embrollo? Me lo reservo; solo diré que se produce tras un vuelo transoceánico con ribetes de viaje astral estimulado por los efectos de una poción alucinógena.

El derroche de ingenio verbal que exhibe la autora a lo largo de toda la obra, con la parodia hilarante de la jerga de los gurus, chamanes y embaucadores de nuevo cuño, sumos sacerdotes de una nueva trascendencia, o los destellos ocasionales de verdadera emoción, en el desvalimiento, la serenidad y la paz interior que transmite de Luz ante la inminencia de su muerte, o en el acendrado sentimiento y la ternura que muestran las cartas de Andrómeda a su hermana y que sabe sin respuesta, no consiguen ocultar el artificio unos personajes caricaturescos y una trama disparatada y que se enreda las más de las veces entre los pliegues del psicodrama -Lacan mediante-, urdida para dar cobertura a un mismo asunto que ya desarrolló la autora con mucha mayor hondura y perfección y con dos personajes idénticos, hasta en los nombres, en La realidad, pieza, esa sí originalísima tanto en su concepto como en su poética escénica que se estrenó en enero de 2013 en el Teatro Fernán Gómez.

Los actores salvan los muebles y asumen con entrega y solvencia su cometido en una labor de construcción de personaje que huye del realismo mimético; un acierto, a nuestro juicio, que los preserva de caer en el histrionismo. La obra se desarrolla a buen ritmo, desde el inicial ceremonial de “enconstelación”, que uno podría leer en clave de trabalenguas -“el cielo está enconstelado, quien lo desenconstelará, el desenconstelador que ... etc.”- pasando por los rituales de iniciación de Casandra hasta las baladas de pop lacaniano que entona con más entusiasmo que fortuna Oliver (bien la música de Luis Miguel Cobo), en una interminable sucesión de ocurrencias y situaciones delirantes que el público jalea con sus carcajadas y que agradeció con un cerrado aplauso final.

Gordon Craig.


martes, marzo 15, 2016

1000 razones para no dejar de leer. "Historia de un idiota, contada por él mismo", por Félix de Azúa.

"Los padres destrozan a sus hijos haciéndoles felices; los amantes se destrozan entre si haciéndose felices; los sabios se mantienen en una rigurosa ignorancia con el fin de hacer felices a los humanos; los poderosos explotan a los débiles para facilitarles la felicidad.
[...] Miles, millones de hombres y mujeres viven ochenta años sin pena ni gloria, y sin hacer demasiado daño; pero son insignificantes, NO NOS DICEN NADA".

"Historia de un idiota, contada por él mismo, o El contenido de la felicidad", por Félix de Azúa.

domingo, marzo 13, 2016

TEATRO. “Arte Nuevo”. (Un homenaje). "La (sin)razón de la existencia".

Cargamento de sueños, de Alfonso Sastre.
El hermano, de Medardo Fraile.
Con: Miguel Ángel Muñoz, Gary Piquer, Ana Carlota Fernández, Ana Fernández e Irene Pozo.
Diseño de escenografía: Sebastià Brosa.
Diseño de vestuario: Lourdes de Orduña..
Dirección: José Luis Garci.
Madrid. Teatro Español.



Alfonso Sastre se ha caracterizado por su inconformismo radical ideológico y estético. Infatigable escritor y polemista, ha impulsado desde su escritura dramática, desde sus manifiestos y desde su obra teórica la transformación de las estructuras teatrales en la España del pasado siglo, siendo uno de los autores españoles de la contemporaneidad que más ha hecho por incorporar a nuestra escena el teatro épico de Bertolt Brecht. Durante los primeros años cuarenta fundó junto a Medardo Fraile (y otros autores, como Alfonso Paso, José María Palacio o José María del Quito) el grupo Arte Nuevo con la pretensión de transformar una escena que languidecía bajo los embates de la censura y del cierre de fronteras a las profundas transformaciones que estaba experimentando el arte dramático en el exterior. Este montaje de José Luis Garci pretende justamente homenajear a aquellos pioneros que lucharon por mejorar la condición de la escena en tiempos en que tal actividad resultaba incluso peligrosa.

La primera de las obras que forma parte de esta sesión doble es Cargamento de sueños. Pertenece junto a Uranio 235 o Prólogo patético, a la época de Arte Nuevo, primera etapa de la producción dramática de Sastre caracterizada por su reflexión existencialista. Se trata de una hermosa parábola sobre la soledad y sobre las dificultades del hombre contemporáneo para encontrar una razón a la existencia. En “una encrucijada cualquiera del viejo continente europeo” -señalizada curiosamente con un indicador de dirección rotulado en alemán con la palabra “EWIGKEIT”, que significa “eternidad”-, Man, un vagabundo próximo a la muerte, tiene un encuentro fortuito con Jeschoua, un afable y misterioso desconocido, que consigue traer paz a su espíritu atribulado por un horrendo crimen cometido años atrás y por el que no ha conseguido experimentar arrepentimiento. El hermano, de Medardo Fraile, la segunda de las obras incluidas en este montaje, es un vívido apunte del natural en el que con pinceladas diestras el autor nos describe a una familia del común en la intimidad, descorriendo sutilmente los velos que nos permitirán descubrir un secreto inconfesable de la relación entre los hermanos. Aunque vertida en un esquema formal distinto, más afin a los patrones del teatro realista en ciernes (su parentesco con su coetánea Historia de una escalera, de Buero Vallejo, es evidente) esta breve pieza, como la de Sastre, descubre en personajes cotidianos la dimensión trágica otrora reservada a caracteres excepcionales.

El acercamiento a ambas piezas por parte de este contador de historias que es Garci se produce desde la nostalgia y en cada detalle del montaje, desde el tratamiento del espacio escénico y sonoro hasta en la dirección de actores su trabajo desprende una cálida vaharada de cordialidad y un intenso halo poético que cautivan al espectador. Y se advierte en ambos casos una perfecta concordancia entre la forma de construir los personajes y el estilo de la puesta en escena, de corte más simbólico la primera frente al explícito realismo de la segunda. El ritmo pausado -un tanto más vivo en El hermano- permite a los actores explayarse e indagar en el rico universo psicológico de los personajes ofreciéndonos una más que sobrada dosis de esa “verdad” escénica que perseguían los stanislavskianos. Miguel Ángel Muñoz, Gary Piquer y Ana Carlota Fernández hacen doblete. El primero es un angustiado Man, maltratado por la vida, corroído por la culpa y la desesperanza, un ser desorientado, como sonámbulo, que apenas si se reconoce a sí mismo que vive su experiencia con Jeschoua como si fuera un sueño del que no quiere despertar. En la obra de Medardo Fraile encarna a Pedro, el hermano, un joven osco y reconcentrado, su tono imperioso oculta a duras penas una cierta inseguridad en sí mismo y la incapacidad de controlar sus emociones; hay en él, como en su hermana Lucía (Ana Carlota Fernández) una extraña y ambigua complicidad que va más allá del cariño entre hermanos; ella parece mucho más insegura y vulnerable. Gary Piquer, en esta misma obra, es un padre despreocupado, maestro en contemporizar y en eludir sus responsabilidades, sus intentos de resultar agradable y comprensivo no ocultan su carácter autoritario. En Cargamento ... es Jeschoua, una suerte de clochard atildado, de venerable cabellera, mirada profunda, palabra justa y ademanes corteses, ungido, parece, de poderes extraños, irradia mansedumbre y dulzura. Ana Fernández, por último, hace un memorable trabajo en su brevísimo papel de Madre, en la pieza El hermano; solícita, tierna, complaciente, emociona hasta las lágrimas en su intento infructuoso de que su hijo se sincere con ella.

Gordon Craig.