jueves, noviembre 24, 2005

VIDA URBANA. Xan Meo en el Metro de Madrid.

Como cada mañana en un vagón de Metro, pegado a una puerta y con libro abierto me dirigía a mi trabajo. Lectura: perro callejero, de Martín Amis. Metro: línea roja, estación de Noviciado. El protagonista de Mister Amis, Xan Meo, traspasa todo los límites de la realidad literaria y se persona delante de mi, agarrado a la barra vertical del vagón que tengo delante de mis narices.

Xan hecho hombre. Pelo pincho muy corto, unos cuarenta y muchos, ropa deportiva con playeras cantosas, con colores y reflectantes muy brillantes. Chupa de cuero.

No paso de página durante unos minutos. No me puedo concentrar en la lectura. Me está mirando, con ojos tímidos. Disimulo, haciendo que leo.

Un maldito frenazo del convoy y me abalanzo sobre la barra donde Xan sigue aferrado, nervioso, intranquilo, después del duro golpe sufrido en un tugurio de las afueras de Londres. Lo siento, musito. Estas cosas pasan me responde. Veo que tiene ganas de seguir con la charla, y me refugio en mi voluminoso librito. Es algo que siempre me he preguntado, vamos 950 de cada 1000 viajeros van sujetos a las barras, los restantes, no sé muy bien cómo lo hacen pero se sostienen sin más, me espeta de nuevo Xan. No sé nunca me lo había preguntado le contesto todavía un poco perplejo por la situación creada. Xan continua: y por los frenazos vienen los empujones y esos malditos pisotones, y claro no te vas a pegar por un pisotón, pero a veces te entran ganas de romper alguna cabeza por menos. Yo, cabizbajo y huidizo: no hombre no, estas cosas pasan a diario, unas veces recibes y otras machacas el juanete de alguien, un poco de calma y más por la mañana. Xan: es verdad es muy pronto para pegarse.

El convoy bufa por uno de sus altavoces: próxima parada Canal. Me dirijo a Xan por última vez: es mi parada, que pase usted un buen día. Él, se cuadra en una pose militar y me tiende la mano. Se la estrecho y me largo a toda prisa de los andenes. Cuando el metro vuelve a moverse me giro dos veces para comprobar que ninguna sombra extraña me sigue. Inicio mi huida.

Como la vida misma. Sucedió esta mañana a eso de la 8:15 en la línea 2 del Metro. Yo era yo, y Xan Meo, era un friki convertido en Xan Meo por unos minutos. ¿Por qué me suceden estas cosas, y tan temprano?

5 comentarios:

Chasky dijo...

Pues yo hoy estoy esperando el metro y veo que un tío calvo de unos 35 años me mira (yo intentando buscar en mi cerebro alguna referencia sobre esa cara, pero no, no le conocía de nada).

Entro en el vagón, él también lo hace en el mismo, me apoyo a uno de los laterales del metro, él se agarra a una barra de las que salen del techo. No hay mucha gente. Al principio está a medio metro de mi, al cabo de dos paradas está rozándome.

Al final se ha bajado una señora que estaba al lado de la puerta y he ocupado el lugar dejado por ella y el tío se ha bajado a la siguiente parada.

Y es que hay mucho maricón suelto.

Doctor Brigato dijo...

Lo que faltaba... Con lo claro que yo tengo esas cosas... El mío, creo que era un loco, friki, y con ganas de que alguien le escuchara... Estoy seguro de que podría haberse puesto a hablar de cualquier otra cosa si hubiera surgido la ocasión... A ver si la próxima vez es una tía buena, y medianamente cuerda...

Doctor Brigato dijo...

Hola guapa
El encargado iba a ser el Chasky... el mío podrá salir el lunes o el martes... ya veremos...
fuiste una agradable sorpresa... pero te vi un poco off en algunas canciones... hay que darle más training al preconcierto.
hoy es un día de esos, como para no salir de la cama.. Alguien ha faltado al curro?

Wendyqueridaluzdemivida dijo...

Bueno, a ver que va a pasar que saco la fusta ¿eh?

Yolanda es MÍA.

Doctor Brigato dijo...

Nu, tú con fusta? Me arriesgaré y sino creo que todavía puedo correr. Bombón: dr.brigato@gmail.com