Tus palabras son: «En la polis el sujeto
acepta su mortalidad, el ciudadano es el heredero del héroe que acepta una vida
breve. Cambia el autogoce de la adolescencia por casa y trabajo».
Cuando uno es joven se piensa a sí mismo como
irreemplazable, eterno y absoluto, cuando uno madura y entra en el teatro de la
finitud, en la sociedad, en la polis, descubre que el que es eterno,
irreemplazable y único es, al mismo tiempo, reemplazable.
Entrevista a Javier Gomá en Jot Down.
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