lunes, septiembre 20, 2010

CINE. Federico Fellini.


Me enamoré de Federico Fellini hace poco. Recuerdo un fugaz primer encuentro cuando cayó entre mis manos “Ginger and Fred”. Pero no se dieron las condiciones para que su embrujo me cautivara; quizás Cupido estuviera mirando para otro lado en ese momento, o tal vez, ya estuvo trabajando para mi la noche anterior y no me rondaba esa tarde de cine en casa.


Tardé un buen tiempo en volver a cruzarme con Fellini. Yo me encontraba en una biblioteca de pueblo, mirando la colección de películas. Hacia un tiempo terrible, no paraba de llover, y las adversas circunstancias auguraban una larga tarde de televisión. Le di varias vueltas a las estanterías, no había gran variedad, pero si muchas películas del Oeste. Cogí un poco por curiosidad y por descarte, La Dolce Vita.

En La Dolce Vita, Roma se ha convertido en un pequeño estudio de Hollywood y muchas de las estrellas del celuloide se pasean por las calles de la Ciudad Eterna, entre rodaje y rodaje. Algunos italianos, hartos de penurias tras una posguerra larga y dura, se dedican a perseguir a los actores y las actrices y a retratarlos con su cámaras fotográficas, para con un poco de suerte ser portada de algunas de las revistas de petardeo, que llevan a la gente corriente el glamour del cine hasta sus hogares. La llegada de una gran actriz (Anita Ekberg) casada con un famoso escritor, trastorna la cotidianidad de la ciudad, y la del buscavidas Marcello (Mastroianni) y su joven acompañante Papparazzo, fotógrafo.


La película ya te sorprende desde la primera secuencia, cuando un helicóptero sobrevuela Roma transportando una estatua de Jesucristo para el Vaticano. Y desde este sorpresivo comienzo, La Dolce Vita no para de conmover al espectador, el glamouroso aterrizaje en Roma de Anita Ekberg rodeada de fotógrafos, la energía que derrocha el zapateo de esta última en la fiesta que organiza con un grupo de rock and roll incluido, en uno de los más conocidos garitos de Roma, el inolvidable chapuzón entre Anita y Mastroianni en La Fontana de Trevi, donde se respira el erotismo y la exuberancia de una secuencia mágica que los convierte en mitos, y que les permite formar parte de la Historia del Cine. Podía seguir enumerando una a una decenas de secuencias que todavía sobreviven en mi retina, pero creo que es mejor invitaros a que vosotros mismos disfrutéis de la película, sin complejos y con alegría, y saquéis vuestras propias conclusiones.

Sin lugar a dudas, Fellini es un mago del cine, controla perfectamente el lenguaje cinematográfico, es un gran narrador de historias con imágenes (a él le gustaba decir: “no quiero demostrar nada, lo que quiero es mostrar”), pero va un poco más allá que muchos otros, porque cruza la línea que separa a los directores de cine, de los maestros, consigue crear un lenguaje propio. Y lo más importante de todo, que a los amantes del cine, nos hace disfrutar, evadirnos de la sucia realidad durante un buen rato.

El Caixa Forum de Madrid ofrece hasta 26 de diciembre una fabulosa exposición que pretende, y consigue con creces, retratar al cineasta italiano: “Federico Fellini: el circo de las ilusiones”. La muestra nos ofrece un recorrido cronológico sobre su obra, apoyándose en vídeos, fotografías y material de periódicos y revistas de época, para que comprendamos cual fue la evolución de la cinematografía de Fellini. La exposición también nos detalla como Fellini comenzó a contar historias con imágenes: dibujando caricaturas y chistes para diarios de información, o creando personajes fantásticos para comics (el Mago Mandrake). Sam Stourdze, comisario de la exhibición, nos presenta numerosos recortes de prensa que nos desvelan como Fellini creaba sus guiones bebiendo de lo que sucedía en la cotidianidad de la sociedad de su tiempo, de la más radiante actualidad; y como trabajada en sus guiones, rodeado de amigos, siempre sonriente y alegre y eternamente fascinado por las mujeres.

No me quiero olvidar que el Caixa Forum de Madrid también ha programado la proyección de algunas de las películas de Fellini en el auditorio de la propia Fundación. El programa es el siguiente:

- Amarcord, jueves 23 de septiembre a las 19 horas.
- La Dolce Vita, jueves 30 de septiembre a las 19 horas.
- El jeque blanco, jueves 7 de octubre a las 19 horas.
- 8 1/2, jueves 14 de octubre a las 19 horas.


PD. Un pequeña cita para todos llos amigos que trabajan en televisión: “Para mi la televisión no tiene nada que ver con el cine. La televisión limita, perjudica a las películas. Además yo no creo que exista un estilo televisivo […] El televisor es un aparato doméstico, no puede restituir las imágenes de un auténtico cineasta” (Federico Fellini).

Federico Fellini: el circo de los sueños.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bien, pero ayer nos quedamos sin ver Amarcord.