lunes, septiembre 13, 2010

TEATRO. El proyecto Youkali. "Le pays de nos desires".


Escrito y dirigido por Miguel del Arco.
Con: Dulcinea Juárez, Donat Mbuyi, Genoveva Caro, Sonia Ofelia Santos, Pedro Forero, Cristóbal Juárez, Mar Fernández-Sousa, Kati Dada, Ángel Ruiz, Alberto Sánchez, Wenceslao Scyzoryk y otros.
Madrid. Naves del Matadero.


Miguel del Arco, que nos sorprendió la temporada pasada con La función por hacer (una inteligente y divertida puesta al día de Seis personajes en busca de autor, de Pirandello) vuelve a la carga de nuevo en el mismísimo arranque de la temporada con una denuncia cruda y entusiasta de la indiferencia con que los miembros de las sociedades acomodadas asistimos a la tragedia de los refugiados. Nació, al parecer, el espectáculo, auspiciado por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado para conmemorar el día mundial del refugiado (20 de junio) y después ha ido creciendo hasta convertirse en un montaje teatral tout court; de ahí su carácter de performance, miscelánea de testimonios “reales” cohesionados por una débil trama que los da cobertura dramática convirtiéndolos en material para un reality televisivo.


La trama parece sobrevenida; eficaz a veces, para aglutinar las cuatro historias terribles que integran el relato, otras, se despeña hacia un desenlace inverosímil, como en la grabación clandestina de un espacio llamado a denunciar las presiones de la dirección de la cadena, ¡casualmente propiedad de un político de derechas!; o se pierde en un alegato antisistema lleno de tópicos y generalidades. Fuera de ese sesgo ¿cómo llamarlo?, ¿progre?, el valor testimonial de las cuestiones abordadas -violencia de género, represión de la libertad de expresión, discriminación en razón de la orientación sexual y las deletéreas secuelas de la corrupción política- es innegable, y queda claro el mensaje de que hay que reaccionar ante la impostura y ante la tiranía antes de que sea demasiado tarde y el miedo nos agarrote imposibilitándonos para la acción en defensa de la libertad y de la dignidad.

El trabajo de actuación es riguroso y responde a las necesidades del espectáculo. El tenue aroma interétnico, el recurso al lenguaje audiovisual y un sugerente espacio sonoro, con deliciosas canciones incluidas (de hecho, la bellísima habanera Youkali, de Kurt Weill y Roger Fernay con su canto a una isla utópica donde reine la paz y la armonía universales es el leit motiv de la obra) hacen en exceso digerible, a mi modesto entender, un plato que debería de resultar indigesto. Aunque, en fin, cada cual es muy libre de elegir el papel en el que envuelve su mercancía; faltaría más.
Es de justicia decir, empero, que el acomodado público asistente disfrutó del espectáculo y aplaudió larga y calurosamente al final.

Gordon Craig.
Arte en la Red. Proyecto Youkali.

1 comentario:

antimateriavieja dijo...

Fue increíble. Me dejó sin palabras.