miércoles, septiembre 22, 2010

TEATRO. Próspero sueña a Julieta, o viceversa. "Mísero Próspero; desventurada Julieta".


Variaciones sobre Shakespeare. Textos de José Sanchis Sinisterra. Con: Héctor Colomé y Clara Sanchis. Dirección María Ruiz. Teatro Español, Sala Pequeña.


No se si esto es “la obra de arte viviente” que quería Adolphe Appia pero, desde luego, se le parece mucho. Verbo, música, ritmo, cuerpo, gestualidad y movimiento escénico se funden orgánicamente en una suerte de “texto total” autónomo, no mimético, que sale al encuentro del espectador, salta sobre él y lo interpela, invitándole a sumergirse en un universo de imágenes que trasmiten la misma viva impresión que esas terribles pesadillas que a menudo nos atenazan en las noches de insomnio y que no son sino la traslación subconsciente de nuestros más ocultos temores. Y es que como Próspero dice, estamos hechos de la misma materia que nuestros sueños.


Hay un punto de locura en estos dos personajes -prodigiosmente plasmado por Clara Sanchis en el papel de Julieta-, cuyo maltrecho equilibrio emocional les hace bascular desde las espesas brumas del delirio a los dolorosos momentos de lucidez en los que, sometidos al imperio de un todopoderoso principio de realidad constatan, bien la pérdida de sus otrora ilimitados poderes o la evidencia de la extrema decrepitud, en el caso del anciano y achacoso Próspero, bien la imposibilidad de encontrar una explicación o una justificación razonables para su malogrado destino, en el caso de la desafortunada Julieta.


Ambos son, asimismo, esclavos de su memoria o víctimas de su pérdida y de sus omisiones. En un diálogo, que es soliloquio, con su hija Miranda, Próspero se envanece una y otra vez de sus poderes mágicos ahora perdidos, se enerva ante el recuerdo de la perfidia de su hermano o se emociona evocando la llegada del apuesto Fernando y la dulzura de las caricias de su hija adorada; Julieta, trata de mantener vivo el recuerdo de sus fugaces momentos de dicha asiéndose desesperadamente a unos cuantos objetos, únicos vestigios del pasado: la daga de Romeo, el sable de Paris o el pomo con el veneno de Fray Lorenzo. Y mientras se resiste a entregarse definitivamente a los brazos de la muerte ironiza sobre la impetuosidad de Romeo en la mismísima noche de bodas, se lamenta del destino sangriento de los miembros de dos familias enfrentadas por el odio, de la soledad de sus padres o elucubra sobre una vida feliz casada con el conde Paris rodeada de hijos y nietos.

Y como trasfondo, esa bella y terrible metáfora del teatro que se adivina en las palabras de Próspero cuando equipara la sórdida gruta en la vive a la oscura cavidad del escenario, con sus candilejas, sus bambalinas y los complejos engranajes de esa máquina de crear ilusión que es el teatro.


Espléndida la música que es etérea presencia de los espíritus, sonido hiriente de los desvaríos de Próspero, violencia del viento, fragor de la tormenta, o dulce nana que trae paz al corazón atribulado de Julieta. Rigurosas son la dirección musical y la dirección escénica y estupendo el trabajo de los actores. Sin menospreciar el oficio y la energía de Héctor Colomé, para llevar al límite de la decadencia, de la decrepitud y del desvalimiento al anciano nigromante, hay que destacar el extraordinario talento de Clara Sanchis para encarnar esa inimaginable y sin embargo verdadera Julieta crepuscular, sensata, juiciosa, irónica, con un encomiable sentido práctico en el que ya han empezado a hacer mella de manera perceptible los estragos del tiempo. Hace una creación realmente soberbia, deslumbrante, en su presencia espectral y sin embargo profundamente humana, con su pizca de coquetería, de malicia, de sarcasmo, con sus momentos de enajenación y sus explosiones de ira, que trasmite con la prodigiosa y cambiante modulación de la voz, de las manos, del cuerpo; una Julieta que puede ser tierna o frágil o comprensiva, pero también rigurosa y amenazadora. En fin, una rara avis en el panorama actoral español cuyo trabajo nadie debería de perderse.

Gordon Craig.

Teatro Español, Próspero sueña Julieta o viceversa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sobresaliente Clara Sanchis.