martes, septiembre 16, 2008

VIDA. ¿Somos lo que quisimos ser o somos lo que la inercia nos llevó a ser?


Gordon Craig ya os brindó la oportunidad de acercaros y de presenciar Traición de Harold Pinter en la Sala Guindalera hace unos meses. Y también os regaló algunas pequeñas pinceladas de lo que sintió con la puesta en escena de Juan Pastor.

En Traición salen a la luz multitud de asuntos, la infidelidad, la amistad, el cariño, la mentira, etc. Pero sobre todo ello ya habló Gordon Craig, como he dicho antes. A mi me interesa, sin embargo, como trata el autor el paso del tiempo perdido, aquellas veces que uno dudó y no tomó la decisión correcta, o creyó que iba por el buen camino pero cuando el paso del tiempo le permitió un respiro y la posibilidad de volver la vista atrás, se dio cuenta de que se había equivocado y de que aquel momento de indecisión, o de no haber meditado lo suficiente lo que iba a llevar a cabo le hizo equivocarse, y luego la rutina, el conformarse, el dejarse llevar, le ha convertido en otra persona, en olvidar que es lo que realmente buscaba, que anhelaba y que no pudo ser.

Hay una escena en la que los dos amigos, Jerry y Robert quedan para almorzar. Uno quiere contarle y quizás también pedirle explicaciones de porqué se está acostando con su mujer, pero no puede decírselo, es uno de esos momentos en que una persona tiene que sacar todo lo que tiene dentro, pero sin embargo se achica y cobardemente prefiere empezar a olvidar y mirar hacia otro lado. Durante la cita, uno de los amigos echa la vista atrás y recuerda al otro los momentos en los que ambos eran brillantes alumnos de Filología de Oxford y Cambridge y como el destino los unió para crear ambos un sello editorial. Pero de repente uno le dice al otro: yo sigo leyendo a Yeats, y tú sin embargo tienes un olfato excepcional para los nuevos valores; ¿tanto hemos cambiado que yo no aprecio a esos mediocres escritores tuyos, pero tú has dejado de leer poesía? Después de este cruce de palabras se suceden unos eternos segundos de silencio. Y es entonces cuando un resorte dentro de nosotros se dispara y nuestra cabeza empieza a recordar.

¿En qué medida somos lo que quisimos, o soñamos, o imaginamos ser? ¿Cuándo elegimos un camino que nos llevó hacia un callejón sin salida, a empezar a vivir con el alma entristecida? ¿Nos llegó ese momento en realidad?

Imre Kertesz en su gran novela “Sin destino” viene a decirnos que si todo esta predispuesto por el destino no existe la verdadera libertad, porque si en algún sitio está escrito lo que va a suceder o no, nuestra ansiada libertad, ya desde que uno nace, es esclava del destino, y no se la puede llamar libertad. Yo creo que a algunas situaciones fortuitas que han hecho cambiar nuestra vida las denominamos suerte o desgracia y para generalizar decimos que nuestro destino estaba escrito, pero la realidad no es así. Modestamente creo que muchas veces nos dejamos llevar y nuestra comodidad y no asimilada cobardía nos empuja a vivir rápidamente y no mirar atrás hasta que es demasiado tarde. ¿En alguna ocasión es demasiado tarde? Es difícil darse cuenta de cual es la realidad que te rodea, ya que la vida real es dura y de por si complicada, pero nunca es tarde para rectificar y volver a empezar.

Mis abuelos me solían decir que la vida es demasiado larga en muchas ocasiones, que no hace falta correr tanto al principio, que de vez en cuando había que pararse a pensar lo que uno está haciendo o lo que está dejando a un lado. Pero para mi, todavía muy joven en esos momentos, era harto complicado poder asimilar sus palabras con la misma perspectiva que el paso del tiempo les daba a ellos. Ahora cuando ya han pasado unos cuantos años desde esas palabras, creo que llevaban toda la razón y que en alguna ocasión debería de haberme parado a reflexionar si lo que estaba llevando a cabo era realmente lo quería, lo que tenía que hacer para no defraudarme.

¿Estamos a tiempo todavía de dar un brusco giro de timón e intentar iniciar una nueva vida?


[Desgraciadamente ya no podéis disfrutar de Traición, de Harold Pinter en la Sala Guindalera, porque sus funciones terminaron en junio de 2008.]

Aquí puedes leer la reseña de Gordon Craig.

6 comentarios:

peterpanpais dijo...

Interesantes tus reflexiones: ¿decidimos nosotros o el destino ya está escrito? Dicen que la vida es aquello que te va sucediendo mientras que tú te empeñas en conseguir otra cosa.
Recuerdo a mi abuelo diciéndome: "Hay que vivir la vida" una vez que los críos de la escuela pasaban por mi casa jugando pero yo no quise salir del portal para jugar. Es curioso pero son instantes que se quedan grabados. Y eso intento cada día: vivir.

EnLaOscuridadDeLaNoche dijo...

Nunca es tarde para cambiar nuestra vida, lo que nos es difícil muchas veces es conseguir el valor para hacerlo.

Como dije en su día "A corto plazo ceder es mucho más fácil... lo malo es que eso, a la larga, acaba pasando factura."
Cambia, si quieres, ceder por dejarse llevar...

Tomar nuestras decisiones, marcar nuestro camino tiene el inconveniente de que luego no se puede culpar a nadie, no hay excusas... Y la ventaja es que es la única posibilidad de ser realmente felices.
Un besazo.

P.D.: Lo siento, no puedo evitar el preguntarlo... ¿te planteas un giro en tu vida?

Doctor Brigato dijo...

Enlaoscuridad: releo tus palabras (culpa, excusas) y mientras estoy leyendo "la insoportable levedad del ser" de Milan Kundera, y bufffff...
No hay cambios a la vista, cuando deje que mi curiosidad se extinga no viviré.
Peter: vida?, vivir la vida? en qué consite?

peterpanpais dijo...

uf... pregunta difícil. Yo sé que tú sabes lo que es. Eso se siente.

Blanca dijo...

bonita reflexión.

Anónimo dijo...

Cambiar algo en tu vida siempre es dificil.
Pero lo mas importante es no mirar atrás.
Porque siempre hay alguien que cierra la puerta después de uno irse...
csan