domingo, febrero 04, 2007

VIDA URBANA. La chica del Chupa Chups.

Me costó mucho tiempo olvidar el primer encuentro, la primera mirada furtiva que me ofreció sin complejos la chica del Chupa Chups. La escena se desarrolló en una heladería. Yo tenía mi cucurucho en la mano y entre grandes chupetones intentaba que la bola superior no terminara en el suelo. Una inocente criatura que no levantaba ni medio metro del suelo me miraba sin parpadear y entre dientes mascullaba algunas palabras. No alcanzaba a entender lo que quería decirme el pequeño hasta que su hermano mayor me sacó de dudas y me dijo que lo que me estaba intentando decir era que si no le daba un poco. No pude por más que soltar una gran carcajada y acariciar la cabecita del crío.

Mientras levantaba la cabeza y me disponía a abandonar la heladería, dejando atrás a los pequeños dilucidando que sabor de helado pedir y como convencer a sus padres de que les compraran el tamaño más grande, mi rostro se cruzó con el de ella. Sus ojos negros se clavaron en los míos, hacía tiempo que me observaban, no puedo asegurar cuanto, pero la firmeza con la que se mantenían enfrente de los míos y la valentía de su persuasivo gesto no podían significar otra cosa. Bajé la mirada unos segundos mientras avanzaba hacía la salida y cuando me encontraba frente a ella, a unos escasos centímetros de su cara, le ofrecí mis ojos y una inmensa sonrisa. Ella seguía mirándome sin reparo alguno, y la mínima distancia corporal que ahora nos separaba no le ofrecía ningún tipo de sonrojo. Me devolvió una sonrisa cálida y cariñosa al cruzarnos y cuando yo ya estaba en la calle, fuera de la heladería, no se volvió. Lo sé porque yo si lo hice.

Pasaron unos minutos eternos desde que salí de la heladería, haciéndome mil y una preguntas yo sólo para mis adentros sobre la misteriosa chiquilla que con tan sólo una mirada me había puesto en alerta en unos segundos, mientras el helado empezaba ya a chorrear por mis manos, la bocina de un coche oscuro me sobresaltó y me hizo volver a la vida real al instante, estaba cruzando la calle sin mirar fuera de ningún paso de peatones. La carcajada de mis amigos fue unánime y estruendosa.

Yo y mis colegas nos dirigíamos hacia una playa con un nombre muy andaluz, pero que he olvidado por completo. Los Planetas, los inmortales trovadores granadinos, nos iban a deleitar con uno de su inolvidables conciertos. Más grupos de la escena del pop independiente español formaban parte del cartel para aquella noche, pero a nosotros los que nos interesaban de verás eran Jota y su banda.

Los Planetas empezaban a calentar motores y Jota dirigía algunas palabras de agradecimiento a un público enfervorizado y entregado que había realizado muchos kilómetros para verlos en directo, pero yo todavía tenía la cabeza en otro sitio: la inquietante mirada de unos ojos negros que me fulminaron en unos segundos. Cuando sucede algo así hay que reaccionar al instante y coger la indirecta al vuelo. Así de fácil y de complicada a la vez es la solución. Aún con esas, todavía esperaba encontrarme con ella entre la muchedumbre de jóvenes que me rodeaba.

El destino quiso que hubiera una segunda oportunidad y ella apareció cuando “La caja del Diablo” nos estaba llevando hacia el éxtasis. Se acercó a mi, sigilosa y cauta y cuando estuvo bien cerca me volvió a mirar a los ojos y me susurró al oido hola. No hubo contestación. La besé con fuerza, como queriéndome desquitar del desliz anterior en la heladería. Mi lengua invadió el territorio de la suya y la saliva de ambos se convirtió en un lubricante mágico común. No se cuanto tiempo nos estuvimos besando, pero en un momento dado ella separó sus labios de los míos, me cogió de la mano y me llevó hacia la arena, hacia la orilla del mar. El runrún eterno de las olas del Mediterráneo nos acompañó mientras ambos gozábamos el uno del otro. Ella cerró los ojos unos instantes interminables de placer mientras su respiración se aceleraba y me permitió unos segundos de descanso, de satisfacción, y por primara vez fui consciente de que ella era real. Permanecimos abrazados hasta el amanecer, su cabecita apoyada en mi pecho y nuestros brazos entrelazados sobre su regazo.

Nunca olvidaré sus ojos, ni su mirada, ni su forma de besar. Tampoco aquel gracioso Chupa Chups verde fluorescente en miniatura que colgaba de su cuello a modo de amuleto. No puedo asegurar si en la heladería lo llevaba, supongo que si, porque quedé eclipsado por sus dos pupilas ardientes y el mundo se redujo a esas dos carbones incandescentes que no parpadeaban.

No hubo intercambio de teléfonos, ni tan siquiera un beso de despedida.

Adiós chica Chupa Chups. Hasta siempre.

8 comentarios:

EnLaOscuridadDeLaNoche dijo...

Se me ha quedado sonrisa de idiota :-)

Doctor Brigato dijo...

Hola enla oscuri... ¿por qué una sonrisa de idiota?

EnLaOscuridadDeLaNoche dijo...

Me gustan esas historias en las que la gente deja a un lado el pensamiento racional y simplemente se deja llevar, simplemente vive y aprovecha el momento.
Por un momento has sido capaz de hacerme sentir como si yo fuera la protagonista... sintiendo el hormiguillo en el estómago..., y sin poder evitar sonreir... :-)
Me encanta cómo eres capaz de transmitir sentimientos.
Besos

Doctor Brigato dijo...

Hola nen
Gracias por estar al otro lado... A veces es complicado seguir escribiendo si nadie deja una miguita de pan y te despierta del sopor...
Gracias por tus palabras... Es esa la intención de esa humilde sección...
Seguimos fuertes!!!!!!!!

EnLaOscuridadDeLaNoche dijo...

Doc, NO tienes que darme las gracias. Supongo que al no dejar comentarios siempre lo ignoras, pero estoy aquí leyéndote.
Besazos que te depierten del sopor. ;-)

Anónimo dijo...

Uys, no se como he llegado hasta este post, estaba buscando una foto para ponerla en mi blog, y me he encontrado con este relato.
En fin...que siempre me enrollo, Que me ha sorprendido por lo real y que me ha gustado mucho...(más que un helao)
Igual un dia repasas los comentarios y ves que a alguien le ha gustado tu relato.
Shaluditosssss

Doctor Brigato dijo...

Enlaoscuri.: Intuyo q estás muchas veces por aquí... Intentaré dejarte relatos parecidos a este de vez en cuando.
Laura: Me alegro q te gustara... Más q un helao??? ejjejejejeje.
Bss
PD Cual es tu blog?

chuliMa dijo...

ejjjjj queee a mi me gusta mucho el helao...tan fresquito y eso

Posdatilla: Mi blog es una "cosa, casa, guiso, de locos"
A no ser que seas doctor en psiquiatria...

;-)