martes, octubre 18, 2005

KARMEN DE GORAN BREGOVIC CON FINAL FELIZ.

Goran Bregovic desembarca con fuerza en el Festival de Otoño, con su primera ópera, y haciendo sus pinitos como director de escena. La Karmen de Bregovic, no es la Bizet ni la de Merimé, tan solo, según el autor, “he conservado el nombre de Carmen, porque es una metáfora de alguien que no se compromete con la libertad” y sin este precepto los personajes de su ópera carecerían de verosimilitud.

Bregovic acompañado de su Banda de Bodas y Funerales, trenza una historia fácil para que se pueda representar en cualquier boda y funeral, y perdonen por la repetición, pero su Karmen está escrita para que una humilde banda u orquesta la pueda ejecutar sin mayores complicaciones. “Karmen” también es un homenaje a los gitanos, y como señala el compositor balcánico, en la única ópera que una gitana es protagonista, el final no podía ser triste, como en la obra original se cuenta, porque a los gitanos, como a todas las personas, también les gustan los finales felices. Por eso Bregovic lo cambia, y la historia termina bien.

La composición musical es extraordinaria, a la altura de la banda sonora de la versión de “La Divina Comedia de Dante” de Tomaz Pandur, de la que pudimos disfrutar la temporada pasada en el teatro María Guerrero, o de cualquiera de los trabajos de Bregovic en el cine, ya sea con Kusturica o con Chéreau. Hay momentos emotivos de gran intensidad, por poner sólo un ejemplo: cuando las dos bandas de música rivales, una la del novio de toda la vida de Karmen, y la otra la de su nuevo amor, rivalizan musicalmente, la primera interpretando la nueva partitura de Bregovic, y la segunda siguiendo la composición original de Bizet.

Una noche mágica más en el Teatro Español. El público se lo pasó en grande; muchas veces la compostura se vino abajo, y el patio de butacas parecía una sala de baile, con la gente dando palmas y llevando el ritmo de la melodía desde sus asientos sin freno. Goran Bregovic y su Banda largamente ovacionados, regalaron a la concurrencia varios bises, como buenos músicos que son, y si los aplausos no hubieran cesado en algún momento, hubiéramos continuado en este plan hasta altas horas de la noche.

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