martes, octubre 28, 2008

Unas palabras cariñosas desde el desierto Omaní. A proposito del derribo de la cúpula de la antigua cárcel de Carabanchel.

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Hace ya tiempo que no se lee Manolito Gafotas entre nosotros pero hay cosas que secan la memoria. Sobre todo cuándo hablamos del parque del ahorcado y el monolito a la represión que vigilaba tan fantasmagórico sitio literario (porque solo existió en la neuronas de Elvira Lindo).

Ruego un minuto de silencio para la muerte de la cúpula de la cárcel de Carabanchel.

El skyline de Aluche no será el mismo sin ese ovni de infancia y temor, de cemento y terror, cercano al cementerio de Carabanchel. Aun suena en mi cabeza la sirena de cambio de turno mientras jugaba a la pelota en la plazoleta. Plazoleta que despareció cuándo en mi colonia se construyo el aparcamiento. Cúpula que desaparece para construir más pisos. Ya no hay niños en la plazoleta, ni, separados por la vía del metro, antes línea 10 y línea 5 (ahora solo línea 5), presos en la cárcel. Pero siguen ahí los muertos del cementerio.

Las autoridades han pensado que Carabanchel necesita un lifting.

En mis instantáneas mentales sigue el recuerdo, suena la sirena.

Quién dijo que las cosas no cambian.

1 comentario:

chuliMa dijo...

Ays, manolito gafotas...

Shaluditosss