sábado, junio 02, 2007

TEATRO. Closer. "La necesidad de ser amado".

De Patrick Marber.
Con: Belén Rueda, José Luis García Pérez, Sergio Mur y Lidia Navarro.
Dirección: Mariano Barroso.
Madrid. Teatro Lara.



Dan es periodista en la sección de necrológicas en un diario de mala muerte y Alice una joven stripper. Se conocen en la clínica a la que éste la lleva tras haber sufrido un accidente y ella se enamora de él a primera vista. A raíz de esta relación Dan triunfa con una novela basada en la turbulenta vida de Alice; para entonces ha conocido y se ha enamorado de Anna, mujer madura, divorciada y fotógrafa de éxito, que ahora vive con Larry, médico dermatólogo al que conoció en una cita a ciegas, concertada precisamente por Dan -para gastar una broma a Anna-, después de una tórrida conversación que ambos habían mantenido en un chat porno. A su vez, Larry conoce a Alice en la fiesta de presentación de una exposición fotográfica de Anna y se queda prendado de ella.

A su manera, cada uno está insatisfecho consigo mismo y con lo que tiene y busca desesperadamente la felicidad fuera de su pareja. Más que el amor yo diría que lo que mueve a estos cuatro personajes solitarios, un tanto neuróticos y aquejados en buena medida de autismo afectivo -esa enfermedad de nuestro tiempo que diagnosticara Juan Manuel de Prada-, es un deseo impostergable de ser amados, la necesidad de comprensión y de ternura por parte del otro, más allá de la satisfacción expeditiva e inmediata de sus fantasías sexuales. Pero paradójicamente, y excepción hecha de Alice, que si sabe lo que quiere, todos ellos parecen incapaces de sobreponerse a este impulso primario, al placer fácil de la conquista, que se convierte en el mayor obstáculo para su ansiada estabilidad emocional y para satisfacer su ego inmaduro. Todos ellos se mueven en esa zona difusa en que libertad se confunde con egoísmo, amor con sexo y éxito con las mujeres con verdadera capacidad de amar. Por otra parte, todos parecen empecinados en conocer la verdad, hasta en sus detalles más íntimo y morbosos, aunque luego son incapaces de soportarla y caen, al sentirse traicionados, en los mismo extremos de animadversión y de desprecio por quienes creen ser los causantes de sus desdichas.

Estamos ante una alambicada trama de dobles parejas en exceso artificiosa, construida en progresivos avances y retrocesos de la acción que terminan cansando un poco; el ritmo, con todo, es ágil, con escenas bien construidas y un diálogo vivo e ingenioso que permite oportunidades de lucimiento no siempre aprovechadas por los actores. Sobre todo al principio la obra resulta un tanto fría, seca, aséptica; luego, a medida que se desarrolla la acción nos vamos familiarizando con los personajes, los términos del conflicto se van haciendo más explícitos y nos vemos arrastrados por las tribulaciones de estos pobres diablos que aunque lo aparentan, no son inmunes al dolor del desamor, a la soledad o a la traición.

Hay un solvente trabajo de actuación. Los personajes resultan creíbles, salvada, como se ha dicho, esa frialdad inicial; Lidia Navarro (Alice) y José Luis García (Larry), parecen mostrar más energía en sus respectivos papeles, aunque quizá pueda deberse a la idiosincrasia misma de los personajes: el primero un adulto inseguro y mordaz cuya despreocupación y buen humor están lejos de ocultar sus obsesiones sexuales y su rol de macho celoso; la segunda, en una directa y vulnerable émula de “Belle de jour”; ambos son más vehementes en sus manifestaciones aunque no menos necesitados de amor que Anna y Dan, la primera (Belén Rueda), fría, distante, rodeada de una aureola de respetabilidad que la hace aparecer como alguien que está más allá del bien y del mal; el segundo (Sergio Mur), un don nadie que bajo su jovialidad y aspecto inofensivo esconde a un aprovechado y un arribista un tanto infantiloide; ambos parecen asumir su infidelidad como la cosa más natural del mundo aunque no dejan de acusar los daños colaterales de sus escaramuzas amatorias.

Gordon Craig.

3 comentarios:

chuliMa dijo...

pos como sin que venir a cuento....te dire...
buaaapoooo....

e que no se me ocurre otra cosa que decir
(cualquier dia destos haces una criba de mensajes y me borras)

beshitos

Anónimo dijo...

Muy buena crítica.
Lo del autismo afectivo define muy bien la situación de muchos de nosotros hoy en día. La necesidad de amar y ser amado. El tiempo perdido.

Doctor Brigato dijo...

Muchas gracias.
Todavía estamos a tiempo.