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Las vacaciones de Semana Santa no sólo sirven para viajar y disfrutar de unos días de playa y sol, o de lluvia y de cielos grises como este año, sino que también te permite disponer de un valioso tiempo para pasar un rato con tus seres queridos, con tu amigos, con tu pareja, contigo mismo y para abrir un buen libro y devorarlo.
“Suite francesa” lleva siendo una asignatura pendiente desde hace unos cuantos meses para mi. Primero fueron varias recomendaciones muy cualificadas, poco después empezaron a lloverle los premios, el Premio Renaudot de 2004 en Francia, el del Mejor libro editado en 2005 en España, y un largo etcétera.
Tengo que reconocer que también la curiosidad y el morbillo ante tanto halago me decía ábrelo de una vez y empieza a leerlo. Y afortunadamente ese momento llegó.
“Suite francesa” relata la invasión alemana de Francia y su posterior ocupación hasta que las tropas nazis abandonan el país galo para apoyar el frente oriental. La novela originariamente constaba de cinco partes, pero a la Némirovsky sólo le dio tiempo a escribir dos, las que completan este volumen, porque la escritora rusa de origen judío fue asesinada en el campo de exterminio de Auschwitz el 17 de agosto de 1942.
La novela comienza describiendo el caótico éxodo de la población de París ante la inminente llegada de las tropas de Hitler a la capital francesa: unos huyen a pié, otros en vehículos que pronto se quedan sin combustible, otros de trenes abarrotados que a mitad de trayecto tienen que detenerse porque las vías férreas han sido bombardeadas. La sutileza y la sensibilidad de la pluma de Irene Némirovsky nos ofrece un relato sobrecogedor de las calamidades que sufren sus protagonistas y nos hace vivir en primera persona la angustia, el desasosiego, el miedo, el cansancio y la tristeza de una población que huye despavorida tras la derrota del ejército francés.
La segunda parte del relato nos presenta a unas tropas alemanas asentadas en la Francia ocupada y que a la espera de una nueva ofensiva descansan en las haciendas de los lugareños galos. Némirovsky nos muestra los recelos y los miedos de los franceses ante los soldados, pero también como empiezan a aflorar sentimientos de amistad y de algo más profundo entre algunos alemanes y los franceses.
La novela de Irene Némirovsky es un conmovedor testimonio escrito por un privilegiado observador que vivió en primera persona la invasión alemana y que nos regaló este magnifico texto cargado de sensibilidad, frescura y lucidez que retrata fielmente a una sociedad a la deriva y totalmente desorientada. Sin la distancia y la reflexión meditada que da el tiempo, que le hubiera dado conocer el fin de la contienda, Némirovsky nos ofrece un fiel retrato de la condición humana ante la barbarie bélica nazi.
3 comentarios:
Tiene muy buena tinta, aunque aún tengo lista de espera... Lo recordaré para cuando vaya de compras.
Con tan buena critica, tendré que buscarlo.
Ya te dire algo en cuantico lo lea, esto al menos puedo hacerlo, ya que aquí a poco teatro se puede ir y claro...
Shaluditos
Ratoncito: apútalo y disfruta.
Chulima: aplícate y me cuentas... Q tenéis por allí de teatrito?
Bss a los dos
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