El fin de semana anterior fue intenso. Madrid vuelve a vestirse de otoño, y con la caída de las hojas vuelven a llenarse las salas de conciertos y los teatros. La programación de la capital se llena de mil y una propuestas, muchas de ellas irrenunciables. El tiempo para asistir si no se tiene se pinta, se inventa, el único límite que tienes que tener en cuenta es el que te marque tu libreta de ahorros.
En esta ocasión, el viernes 13 de octubre tuve la ocasión de asistir a uno de los últimos conciertos de los Gigoló Aunts. La madrileña sala El Sol se vistió de gala una vez más recibir a los americanos. Los Gigoló nos regalaron un recital de altura, con muchos temas de su último trabajo, pero también nos deleitaron con un montón de sus temas míticos, de sus himnos, de esas melodías que muchos aún sin saber que se tratan de los Gigoló, recordamos en cuanto escuchamos un par de acordes.
En esta ocasión los brigatos tenían mejores planes para esa noche, o eso nos dijeron, y sólo, y nos bastamos sobrados, nos reunimos Sir Hannofer, Javibroker y su chica y yo. Bueno yo iba muy bien acompañado por unos ojitos azules que me siguen allá por dónde piso desde hace un tiempo, como si fuera mi encantadora sombra con su dulce y tierna sonrisa tras de mi.
Al día siguiente, y después de demasiadas peripecias para conseguir unas localidades, mis ojitos azules y yo nos plantamos en Guadalajara para asistir al espectáculo que abría el Festival de Teatro Urbano de la capital alcarreña.
Por una vez y sin que sirva de precedente tengo que agradecer a toda la gente que mueve el FUT que en esta ocasión haya invitado a Rodrigo García y su elenco a la iglesia de los Remedios para que nos ofrezcan su nuevo espectáculo, “Borges+Goya”. Rodrigo es un dramaturgo inclasificable, pero en la actualidad uno de los mejores representantes de eso que se puede venir a llamar como “vanguardia teatral”: es decir uno de los dramaturgos más frescos, provocadores e innovadores del momento.
Borges+Goya es un espectáculo que se divide en dos monólogos que enlazan uno con el otro a través de un vídeo: “Prefiero que me quite el sueño Goya que lo haga cualquier hijo de puta” que da vida al cuadro de Goya: “Duelo a garrotazos”. En el primer monólogo, Borges, se prima al texto sobre el trabajo actoral. Tras unas videoproyecciones en las que se ven entre otras cosas al escritor argentino asintiendo con la cabeza y a su lado, en la otra mitad de la pantalla, un perro de estos que se ponen en el salpicadero del coche y siempre mecen de arriba abajo la cabeza, y a una máquina de picar carne mientras desfilan al otro lado de la pantalla imágenes de los militares golpistas argentinos, un escenario salpicado de guiños minimalistas nos presenta a un actor de la Carnicería Teatro que se mete en la piel de un escritor, alter ego de Rodrigo García, que creció eclipsado por la figura de Borges, pero tras conocer de verás lo que representó la figura del escritor argentino en su sociedad, cae en una crisis existencial abismal. Rodrigo describe mejor que nadie esta situación de desengaño y desamparo: “Lo ví en el café Tortoni a Borges con la secretaria y el secretario y con Octavio Paz, el poeta que nunca se mojó por anda ni nadie, el poeta condecorado, el poeta insignia. Ahí estaban sentados los dos poetas insignia, los que nunca se mojaron por nadie y al fondo unos desconocidos jugaban al billar”. Este es el principio del fin, la tumba de Borges en Suiza, de boca del narrador, termina estallando por los aires y sus restos caen en la Bombonera, el estadio de Boca Juniors.
Goya comienza con Indy, la mascota del Atlético de Madrid bailando al son de la música de un lado a otro del escenario. De repente el muñeco nos enseña al actor que se esconde tras el peluche y la magia de Rodrigo vuelve al escenario. El tipo del disfraz tiene un plan para gastarse con sus hijos los 5000 euros que ha logrado ahorrar durante su vida: “Vamos a ir al Prado. Con la mochila a tope de droga, bocatas de tortilla, y birra, y Macallan. Y piedras para romper las ventanas. Y la sangre haciendo bum bum. Una fiesta”. La putada es que sus hijos prefieren ir a DisneyWorld. Y se desata la locura, lo grotesco y lo irónico del gran Rodrigo en su máxima expresión.
Para terminar un guiño a todas las cabezas pensantes de la buena cultura de nuestro país, a las que mueven los cuartos públicos y con ellos los cachés y el funcionamiento de muchas salas: con mis impuestos también se le dan oportunidades a unos tipos tan peculiares como es el caso de Rodrigo García, sin censuras y sin imposiciones. Urgente y necesario.
¡Bravo Rodrigo!, sigues estando en forma.
5 comentarios:
Los Gigolo Aunts son cojonudos y además Delco iban de teloneros que suenan de puta madre, joer ya podriais haber llamado, yo es que ahora no puedo abrir el correo por la mañana, snif snif.
Pues tronco ya te puedes imaginar q dimos la plasta la hostia para ver quién se quería venir... Lo siento... Delco sonaron bastante bien... No te pierdas la próxima...
Hay que joderse, ¿y por la tarde tampoco podías abrir el correo?... Los Gigolo aunts sonaron de puta madre, como se nota que son americanos. Delco estuvieron bien, aunque todavía les faltan unas cuantas horas en el fogón, bastante tiernecitos.
a mi esto me empieza a mosquear...
estuve en la opera de 99 centavos y en los gigolo aunts... joder que tenemos una agenda variada...
dime que viste witt ayer en guada y lo flipo...
Jajaja... No vi Witt, no me gusta la Sardá... Y bueno vr teatro en el Buero es algo masoquista, ni se ve, ni se oye, ni se siente...
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