Este 2006 nos ha regalado una nueva novela del escritor peruano Mario Vargas Llosa y eso siempre es una buena noticia. Habían pasado unas semanas desde su publicación y ya había oído muy buenas críticas, demasiadas. Decidí comprar la novela y leerla antes de que ningún crítico más sin escrúpulos me la destripara.
También tengo que reconocer que su sugerente título, muy criticado por cierto, me llamó la atención. ¿En la vida de quién no se ha cruzado una niña mala o un niño malo? Cerca de mi han pasado algunas niñas malas, y me han hecho vivir algunos de los momentos más intensos de mi vida.
La novela de Vargas Llosa nos narra la historia de Ricardo, en un principio un niño peruano del limeño barrio de Miraflores que desde chiquitín quiere ir a vivir a Paris y que termina con un Ricardito adulto, traductor de novelas e intérprete que comparte un apartamento con una escenógrafa italiana en el madrileño barrio de Lavapiés veinte años más joven que él.
La aparición en la narración de la niña mala no se hace esperar, y ya desde que Ricardo es un joven adolescente, la niña irrumpe en la historia bajo la misteriosa apariencia de una chilenita que acompañada siempre de su hermana no se pierde ninguna de las fiestas organizadas en sus grandes haciendas por los jóvenes patricios miraflorinos. Ricardo se enamora de una de las hermanas, la niña mala, y desde este momento su vida queda marcada y unida hasta al fin de los tiempos con la de ella.
Ricardo consigue ir a Paris y allí se incorpora como intérprete a la UNESCO ya que conoce un montón de idiomas. La niña mala por sorpresa, de aquí en adelante siempre, aparece una y otra vez en la vida del peruanito, unas veces en la misma Paris, otras en Londres o en Tokio, pero también en el fronterizo y mestizo barrio madrileño de Lavapiés. Cada vez que la chilenita surge de repente, la vida de Ricardo da un vuelco, sus rutinas se tambalean y lo que su razón no para de repetirle una y otra vez, que deje de ver a la niña mala, se ahoga por los sentimientos de un corazón sediento y ardoroso que palpita de forma diferente cada vez que la niña está cerca y que pide a voces un amor frenético y sin límites.
Mario Vargas Llosa una vez más nos emociona a través de su palabra, su última novela es un viaje a los sentimientos humanos más íntimos, que de forma magistral con su pluma disecciona como si de un bisturí en manos de un avezado cirujano se tratase. La historia de la niña mala y Ricardo es una historia de amor, de amor loco y quizás imposible, pero de amor, de vida. El peruano crea, inventa dos personajes que sobrecogen, que enamoran, que hacen que devores página tras página de su novela sin descanso. Pero el viaje vital de Ricardo y la niña mala está preñado de otros protagonistas secundarios pero no por ello desmerecedores de carisma y encanto: hablo por ejemplo de Arquímedes, el hombre que conversa con el mar y señala dónde se pueden construir rompeolas para que la furia de Poseidón no se los lleve por delante, o del niño Yilal, mudo, que mantiene una enternecedora e íntima relación con la niña mala, difícil de explicar. Tantas y tantas cosas nos ofrece Vargas Llosa. Una invitación a la lectura. Urgente y pausada.
Doctor Faustus.
Referencia bibliográfica: ”Travesuras de la niña mala”, por Mario Vargas Llosa. Madrid: Alfaguara.
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