miércoles, marzo 22, 2006

ACTUALIDAD. Los árboles, según la sociedad española.

"La magia de los árboles".


Según un estudio reciente un porcentaje muy alto de la población española sólo sabe reconocer como especies arborícolas a: pinos (todas las especies de coníferas), palmeras (en cuanto las plantas tienen palmas en vez de hojas, palmeras), y árboles (todas las que no son ni pinos ni palmeras). Un porcentaje menor también podía distinguir como especie al abeto de Navidad.

¿Hemos bajado del árbol? ¿O fue de un pino o un palmera?

7 comentarios:

Wendyqueridaluzdemivida dijo...

Yo cuando voy por ahí soy capaz de reconocer muchas plantas (por presión familiar y porque mi hermano es un plasta) y la gente alucina.

A mi me da lo mismo que no reconozcan un roble mientras no lo quemen o lo corten...

Hola Brigatín.

Doctor Brigato dijo...

Hola guapa...
Son cosas diferentes: no cortarlo y no quemarlo es cuestión de respeto y educación. No reconocerlo es cuestión de ignorancia.

Anónimo dijo...

Yo creo que la gente, más que bajar de un pino o de una palmera, lo que hace es caerse de un guindo.
Ah!!hay alguien por ahí que tiene que darte una noticia buenaaa!
BLOODYMARY

Doctor Brigato dijo...

He heredado un bosque de hayas en el Pirineo de Navarra???

Wendyqueridaluzdemivida dijo...

Claro que son cosas diferentes y que es cuestión de ignorancia, pero no creo que sea tan importante. A mi desde luego no me afecta. Como no me afecta la indiferencia de la gente por otras cosas, como el teatro. Un, dos, tres, responda usted otra vez...

¿¿¿¿Has heredado un bosque????

Doctor Brigato dijo...

Yo tengo en casa una experta... Pero de todas maneras la naturaleza me llama... Yo también soy de pueblo...

Anónimo dijo...

Quiza, como en todo, la importancia no radique en saber el nombre de nada, pero uno empieza a querer y respetar lo que conoce y entiende.
No es importante el nombre pero esta ignorancia nos demuestra que nadie quiere saber ya nada de los bosques que fueron los padres de nuestra civilización.
Nosotros pertenecemos a una de las generaciones del petroleo, pero quiza nuestros hijos vuelvan a necesitar de los bosques para sobrevivir.