martes, febrero 07, 2006

LIBROS. "Soy Charlotte Simmons", de Tom Wolfe.

Enfrentarte con Tom Wolfe después de haber gozado con la lectura de la insuperable “La hoguera de las vanidades” era algo arriesgado, pero la tentación de volver a revivir la intensidad de la narrativa del genio de Nueva York era muy grande. Abrí con muchas ganas la última novela del americano, titulada: “Soy Charlotte Simmons”, que se adentra hasta en los más profundos intersticios del mundo universitario norteamericano, pero me quedé con el sabor agridulce de la decepción. El listón dejado por “los amos del mundo” era muy alto y la pobre Charlotte se queda tan sólo en una arriesgada apuesta que no culmina en una gran novela.

A pesar de lo dicho unas líneas más arriba, y sin querer desanimar a intrépidos lectores, aunque quizás muchos se queden en el camino después de lo leído arriba, Tom Wolfe nos ofrece una visión certera de lo que es el mundo universitario en su país, que muchas veces se asemeja, y se convierte en fiel reflejo de lo que sucede en España también. La historia de Charlotte, una inteligente joven inexperta de Sparta, un pueblo perdido de las montañas de Carolina del Norte, es también el diario del camino a recorrer, los ritos de paso que van desde la adolescencia a la iniciación de la madurez, con todos sus sinsabores y las constantes frustraciones que rodean la reafirmación de la persona y las relaciones con uno mismo y con tus semejantes.

El señor Wolfe nos muestra sin tapujos lo que rodea a la universidad, a la educación superior en un centro de élite en su país: Dupont, y también nos ofrece un fiel testimonio de la vida estudiantil “real”: las fiestas desenfrenadas preñadas de alcohol y de sexo, el papel insignificante de las actualmente denostadas Hermandades de alumnos, la hipocresía de los “estudiantes deportistas”, que cuentan con asignaturas “B” menos exigentes y con “becarios” a su servicio que los ayudan en el estudio y la realización de trabajos, el consumismo feroz que atrapa a los muchachos y la preeminencia como norma de éxito vital de la imagen corporal sobre el desarrollo intelectual y la exigencia personal, etc.

Charlotte Simmons viene a la Universidad con la ilusión de algo más que lo descrito arriba, en el párrafo anterior, un mundo de fantasía que ha ido creando en su cabeza con la inestimable ayuda de su profesora favorita en el instituto de Sparta. Es una chica inteligente, primera de su promoción en el instituto de su pueblo y con una capacidad por encima de lo normal. Sin embargo choca con todo lo descrito anteriormente, es el “bicho raro” que se interesa por conocer, por ampliar su formación y fraguarse un futuro a base de estudio y esfuerzo. Su apetecible y generoso físico y su inteligencia le ayudan a ir capeando el temporal y a, por un lado saciar, a medias, su ansia por conocer, y por otro a relacionarse con todo ese mundo universitario lastrado por la continua fiesta y por la predominante idea de conseguir los objetivos marcados con la ley del mínimo esfuerzo.

Referencia biliográfica: "Soy Charlotte Simmons", de Tom Wolfe. Barcelona: Ediciones B, 2005.

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