José Antonio Marina vuelve a la actualidad libraria española, con la edición de: “La inteligencia fracasada: teoría y práctica de la estupidez”. El nuevo ensayo del filósofo propone una investigación de la estulticia, ¿por qué existen tratados sobre la inteligencia y no sobre la estupidez? Este novedoso estudio viene a llenar ese vacío.
El resultado es una obra asequible para todos los públicos, con menos enjundia y carga intelectual que las anteriores obras de Marina, que desmenuza los causas y consecuencias de una conducta estúpida, tanto en el ser humano como persona, como en la sociedad que lo rodea, de perentoria y obligada lectura.
La primera parte del libro define y nos introduce en el concepto de fracaso en contraposición con el de inteligencia. Luego Marina desarrolla en varios capítulos lo que él considera las causas de la estupidez: los fracasos cognitivos, los fracasos afectivos, los fracasos operativos, los lenguajes fracasados y el fracaso de la voluntad.
Los fracasos cognitivos aíslan acérrimamente a la inteligencia, la destierran de la realidad, hablamos de los prejuicios, la superstición, el dogmatismo y el fanatismo. Hay culturas y religiones que fomentan y motivan estos comportamientos, que estrangulan el raciocinio de la persona, y con ello maniatan la inteligencia.
Los fracasos afectivos sociales aumentan o disminuyen las condiciones sociales del individuo, es decir imponen una serie de condicionantes que hacen que una persona evolucione con su sociedad o se estanque y se radicalice. Hablamos del odio, la agresividad, la envidia, la impotencia, la soberbia, que según Marina extravían a las sociedades, pero olvidamos, siguiendo al autor, la compasión, el respeto y la admiración, que engrandecen a los ciudadanos. A nivel personal se producen los problemas cuando no se reconocen los afectos propios y los de los demás y con algunas serie de conductas basadas en la vanidad, el aburrimiento, la envidia, el resentimiento y los celos.
Con los fracasos operativos, el autor quiere explicar cuando las sociedades se equivocan de camino para alcanzar una serie de objetivos, por ejemplo cuando se recortan derechos individuales con la aparición de una tiranía avalada por la masa social. La inteligencia busca los medios para llegar a la felicidad, pero muchas veces el camino elegido no es el correcto, estos senderos erróneos son los fracasos operativos.
En lo que se refiera a la los leguajes fracasados Marina quiere decir que el lenguaje es un medio de entendimiento y cuando esto no funciona así, la inteligencia hace aguas. Nuestras sociedades modernas no nos dejan tiempo para la conversación con los amigos, con la familia, con la pareja, de los problemas cotidianos, de los sentimientos de la persona; pero también que el poco del que disponemos no lo valoramos en su justa medida. Según Marina, también es un error del lenguaje fracasado, cuando nuestra conciencia nos da a nosotros mismos una visión de lo que queremos, no de lo que hay, o de lo que es, en realidad.
El capítulo que se refiere al fracaso de la voluntad se puede resumir en las causas por las que la inteligencia no motiva lo suficiente al individuo para alcanzar lo que quiere conseguir. Marina diferencia entre las deficiencias del deseo, cuando un individuo no desea conseguir algo, o no lo tiene claro, donde está influenciado por el cansancio, la desgana o el desánimo, y la esclavitud de la voluntad, un fenómeno que se desarrolla cuando el individuo está lastrado en su proceso de elección de deseos a llevar a cabo por problemas fisiológicos o psicológicos. En este capítulo también identifica como causas del fracaso de la voluntad: a la impulsividad, la indecisión, la rutina, la inconstancia y la obcecación y la procastinación, que de forma breve la podemos definir como el “dejar algo para mañana”.
Los dos últimos capítulos tratan de la elección de metas y de las sociedades inteligentes y las estúpidas. En el primero de ellos Marina trata de desmenuzar el proceso de elección de metas, que todos nosotros desarrollamos a través de la inteligencia y que nos supone la incertidumbre de elegir, y con ello de fracasar o tener éxito. Este proceso que nos proponemos llevar a cabo, sin embrago, conlleva problemas, ver si nuestras metas son contradictorias, es decir, si no nos dejamos llevar por intereses ajenos a nosotros mismos, la coordinación de metas con otras personas, por ejemplo nuestra pareja, el saber diferenciar entre el uso privado y el uso social de la inteligencia, etc.
Cuando Marina habla de sociedades inteligentes y estúpidas, es cuando aplica todos los preceptos de su teoría de la inteligencia fracasada, centrada en el individuo personal, a las sociedades, como conjuntos de ciudadanos, y de esta manera divide a las sociedades en dos grupos, las que utilizan la inteligencia para construir sociedades más igualitarias y libres, más útiles para sus conciudadanos y las que no, las que denomina estúpidas.
La lectura de “la inteligencia fracasada” se hace indispensable para cualquier persona que tenga un poco de curiosidad por conocer que sucede a su alrededor y dentro de si misma. La obra de Marina se hace imprescindible en tiempos oscuros como los actuales, en los que todo vale, y lo mejor es dejarse llevar por el camino que nos indica la masa. Más que nunca se tiene que aupar nuestra inteligencia, tanto individual como social, sobre los grandes problemas que la sociedad actual nos arroja, con valentía, sin miedo, mostrándonos una imagen veraz de la realidad y guiándonos para intentar conseguir vencer a la adversidad de la mejor manera posible.
Doctor Brigato.
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