miércoles, diciembre 21, 2016

TEATRO. Best of BE Festival 2016. "Los espectadores protagonistas".

Situación con brazo en alto. Oliver Zahn. Alemania.
“Premio ACT” BE festival 2016.
Overload. Teatro Sotterraneo. Italia.
Primer Premio BE Festival 2012.
Quintetto. Teatro Instabile di Aosta. Italia.
Primer Premio BE Festival 2015.
Alcalá de Henares. Corral de Comedias. 21 de octubre de 2016.



Como en años anteriores, esta función incorpora tres de los espectáculos más premiados del festival de teatro europeo de Birmingham (Birmingham's European festival). Seleccionados de entre las más de 40 producciones que allí se exhiben, constituyen una muestra representativa de las nuevas tendencias en el campo de la performance y del teatro alternativo emergente del viejo continente.

En esta ocasión los espectáculos seleccionados tienen en común el protagonismo conferido a los espectadores. En el primero de ellos, Situación con brazo en alto, una joven actriz (Isabelle Przemus) adopta la posición del saludo nazi y desde distintas ubicaciones en el escenario trata de mantener dicha posición durante los treinta minutos que dura el espectáculo (50 minutos, al parecer, en el estreno del montaje originario en Berlín).

Hay un brevísimo interludio cómico al principio, en el que una voz en off enumera pormenorizadamente -con evidente intencionalidad irónica- los músculos que intervienen para mantener la posición de la mano y el brazo en la situación y ángulo correctos e invita a la actriz a mostrarnos la posición desde diversos puntos de vista (de frente, de lado, de espaldas, ...). luego la tensión se acrecienta a medida que pasan los minutos y observamos la incomodidad manifiesta de la performer y sus esfuerzos redoblados para mantener la postura, mientras la voz neutra del narrador se detiene con toda parsimonia en referir los antecedentes legendarios, artísticos y políticos del mal llamado “saludo romano”, desde su primera representación pictórica en el cuadro “El juramento de los Horacios” de Jacques-Luois David hasta el gesto marcial de las juventudes nazis en los documentales de Leni Riefenstahl.

Controvertido en Alemania -llevado a los tribunales, incluso- debido a la estricta prohibición de usar dicho saludo en aquel país, el espectáculo no concita obviamente reacciones tan viscerales por parte del público español; no obstante la presencia insistentemente mantenida ante nuestros ojos de uno de los símbolos más reconocidos y potentes del horror nazi no deja de producir un ligero cosquilleo de incomodidad cuando no un abierto sentimiento de repulsa.

Las dos siguientes obras se sitúan definitivamente en otra onda. En “Overload” (Sobrecarga) el grupo florentino Teatro Sotterraneo juega con la progresiva pérdida de la capacidad de atención a la que nos estaría conduciendo el empleo abusivo de las nuevas tecnologías de la información, llevando hasta extremos absurdos y surrealistas los efectos de este supuesto déficit cognitivo. El resultado es una divertidísima sucesión de escenas en los más variados contextos y situaciones (desde la ceremonia de la entrega de los Oscar hasta un concurso de Miss Universo) interrumpidas bruscamente pasados 8 segundos desde su inicio, tiempo máximo antes de que la atención se disperse o sea demandada por otros requerimientos. Y vuelta a empezar. El resultado es de un ritmo trepidante que no decae en ningún momento gracias la inventiva y el ingenio que derrochan los actores (dos actores y dos actrices) para conectar con los grandes tópicos y “trending topics” que modulan nuestra experiencia cotidiana de la realidad a golpe de “tweets”, “podcasts” o pantallazos.

De una comicidad desbordante, un punto ácida, es también “Quintetto”. Protagonizada por Marco Chevenier la obra tiene como punto de partida las dificultades de supervivencia del teatro en una sociedad en crisis. De hecho “Quintetto” hace referencia a una compañía de cinco miembros, en la que sólo queda un actor para llevar adelante el espectáculo. Para ello tendrá que limitarse a realizar un simulacro, un sucedáneo de cómo era la función originaria, sirviéndose de espectadores voluntarios para suplir a los actores que faltan y a los técnicos de luz y sonido. Tras un sorprendente ejercicio de empatía para granjearse la colaboración del público y un fase de ensayos, con continuas interrupciones para dar instrucciones a los miembros del elenco recién reclutado, el resultado es una hilarante parodia de la que los espectadores son protagonistas por partida doble, disfrutando tanto dentro como fuera del escenario.

Gordon Craig.

Best of BE festival 2016.

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