viernes, diciembre 19, 2014

TEATRO. ¡Bleu!: "Protagonistas los niños".

Dirección artística: Francesco Gandi y Davide Venturini.
Coreografía: Anna Balducci.
Diseño visual: Elsa Mersi. Diseño de sonido: Spartaco Cortesi.
Compañía: TPO en coproducción con Teatro Metastasio Stabile della Toscana.
Madrid. Teatro de la Abadía.


Como ya viene siendo habitual, la programación de La Abadía se orienta durante estas fiestas navideñas hacia un público más joven dando cabida en sus salas a obras que, sin merma de la calidad de los espectáculos dirigidos a los espectadores adultos, salen al encuentro de un público infantil y familiar con necesidades y apetencias probablemente distintas, pero con no menor grado de exigencia artística que los primeros. Espectáculos, cuya selección conlleva si cabe una mayor responsabilidad de los programadores, porque, sin duda, del éxito o del fracaso con el que el niño afronte esas primeras experiencias en el mundo del teatro dependerá en gran medida el que se convierta en el futuro en un buen aficionado y en un amante del arte de Talía. Tengo para mí, después de haber asistido a la doblemente estimulante experiencia del espectáculo y de las reacciones y de la implicación -entusiasta- de los niños, que esta delicada e imaginativa propuesta ha colmado las expectativas del publico infantil y ha pulsado la fibra emotiva, la sensibilidad a flor de piel y la innata propensión a la fantasía que anidan en los corazones y en las mentes de los más pequeños.

Se trata de una poética e imaginativa fantasía de luz y color que tiene como motivo el universo marino y submarino. La obra toma como punto de partida el encuentro de un marinero solitario y una misteriosa ninfa de las profundidades cuando éste extrae, adheridos a la cuerda que sujeta el ancla de un imaginario navío diversos objetos entre los que figura una especie de bola (¿perla?) dotada de poderes mágicos reclamada por la ninfa. A partir de ahí, la obra se desarrolla como una sucesión de cuadros evocadores de distintos motivos y ambientes marinos y de animales subacuáticos como las olas en movimiento, la arena de la playa, las tonalidades iridiscentes del agua al ser atravesadas por los rayos del sol o peces y criaturas marinas de extraños poderes, como unas caracolas a cuyo contacto la arena produce vistosos fenómenos luminiscentes. Cuadros construidos en torno a un esbozo -mínimo, si es que lo hay- de argumento que es apenas el pretexto para una sorprendente exhibición de creatividad visual.

Sometidos al encantamiento y a la seducción de las imágenes proyectadas y al influjo de la espléndida ambientación sonora los niños apenas si necesitan un mínimo estímulo del marinero y maestro de ceremonias para irrumpir en el escenario, embarcarse en una incierta travesía de cuento o entregarse con fruición al juego de perseguir burbujas, o estrellas marinas, de dibujar divertidos arabescos sobre la arena mientras intentan zafarse de las olas. Y es que ahí radica a mi juicio el principal atractivo de este trabajo de la compañía italiana, el conseguir la participación de los pequeños y convertirlos en protagonistas activos, junto a los dos actores, del espectáculo, para disfrute y regocijo del resto.

Una muestra consumada, en fin, de dominio de los medios y sistemas interactivos de generación de imágenes combinado con una sensibilidad exquisita y una rara habilidad para conectar con las necesidades y los gustos de los más pequeños. Todo un acierto para despertar en ellos el gusto por el teatro.

Gordon Craig.

Teatro de la Abadía. Bleu! 

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