viernes, octubre 25, 2013

TEATRO. La vida es sueño. "Dragones y mazmorras".

De Pedro Calderón de la Barca.
Con: Ernesto Mussano, Guillermo Tassara, Joaquín Tato, Lucía Arias, Clara Chardin y Pablo Maidana.
Diseño de títeres: Florencia Salas.
Objetos: Compañía de titiriteros de la Universidad Nacional de San Martín.
Puesta en escena y dirección: Carlos Almeida.
Alcalá de Henares. Corral de Comedias.


Cuando nos acercamos a las obras señeras de la literatura y del teatro en particular, a las cumbres inmarcesibles en las que brilla el genio de los grandes creadores, nos embarga su extraordinaria habilidad constructiva, la abrumadora fuerza de la idea, la hondura de sus personajes y la belleza y exuberancia del lenguaje; enfrentados a un panorama humano y a un universo estético tan rico y complejo, acaso naufragamos un tanto en la visión del todo y perdemos de vista multitud de facetas que estaban ahí, como las aristas ocultas de un diamante en bruto esperando la mano del tallista experto que sabe descubrirlas y exponerlas a nuestra contemplación. Cada nuevo montaje de la obra desvela aspectos desconocidos del contenido y de los personajes o arroja nueva luz sobre los mismos al cambiar el punto de vista o los intereses de los directores que se acercan a ella. Pero quizá sea en las interpretaciones más irreverentes o en las lecturas más iconoclastas -como en el caso que nos ocupa, con el argumento y la trama reducidos a los términos esenciales del conflicto y con los personajes materializados en títeres de extraña apariencia bestial-, donde ese proceso de desvelamiento nos depara las mayores sorpresas.

Confiesa Carlos Almeida que el desencadenante del proceso creativo que ha dado lugar a su montaje de La vida es sueño fue la contemplación de una foto de un preso de Guantánamo, de rodillas, esposado y con una mascarilla cubriéndole el rostro. Ello quizá no explique todas las decisiones en el orden de la dramaturgia y de la puesta en escena que están detrás de este espectáculo de tan intenso dramatismo y de tan rara y enigmática belleza plástica. Pero ¡qué sabemos nosotros de los mecanismos de asociación de ideas! Lo que importa es que esa contemplación súbita de la tortura y de la privación de libertad, hacen quizá más comprensible la figura del personaje dramático de Segismundo, más acuciante dar testimonio de la condición de extrema menesterosidad en que se halla, de la dureza y crueldad, lindante con lo monstruoso, con la que es tratado por su propio padre, temeroso de los hados y presa de la superstición, y justificar, en fin, la violencia y fiereza de sus reacciones. (En algún lugar el príncipe se define a sí mismo como “un compuesto de hombre y fiera”).

Música y ambientación son acordes con el aspecto de estos extraños seres de la estirpe de los dragones que pueblan la escena retrotrayendo la peripecia de Segismundo a un tiempo mítico, legendario, donde fuerzas oscuras parecen oponerse al ejercicio de la razón; pobladores de un universo misterioso que hunde sus raíces en la nebulosa del sueño en un tiempo que está fuera del tiempo y en el que sin embargo, las palabras resuenan con más fuerza que nunca entre los quejidos desgarradores que humanizan al monstruo en su lamento por su carencia de libertad. Y la sonoridad y hondura de los versos calderonianos magníficamente incorporados a la morfología y movimientos de los títeres no se menoscaban un ápice por parecer emitidos por estos extraños seres con cuernos y pico corvo de rapaz, cuello de hidra y enigmática mirada, antes bien ofrecen un espléndido contraste -una vez más la antítesis luz/oscuridad- a lo monstruoso y primitivo de estas bestias que parecen salidas del Averno.

Completamente absorto durante toda la representación el público aplaudió con entusiasmo a la caída del telón. Ganadora merecidamente del primer Certamen Internacional de Teatro Clásico de Almagro Off este mismo año, esta arriesgada y heterodoxa visión de la obra de Calderón constituye un espléndido y prometedor inicio de temporada para el Corral de Comedias.


Gordon Craig.

 La vida es sueño. Corral de Comedias de Alcalá de Henares.

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