viernes, abril 12, 2013

TEATRO. Murmurs. "Entre el sueño y la alucinación".


Concepción y dirección de Victoria Thierrée Chaplin.
Con: Aurélia Thierrée, Jaime Martínez y Magnus Jakobsson.
XXX Festival de Otoño a Primavera.
Madrid. Teatros del Canal




Tiene esta nueva entrega de Aurélia Thierrée el mismo arranque inesperado e insólito de El oratorio de Aurelia, el fascinante espectáculo con el que se dio a conocer en España hace ahora casi tres años. A poco de levantarse el telón nos vemos sumidos en una similar atmósfera onírica, obligados a abandonar cualquier pretensión de análisis discursivo de lo que ocurre en el escenario e impelidos a elevar el vuelo por las etéreas regiones de la fantasía. Sin a penas tiempo para reaccionar el mundo real se disuelve en una sucesión de imágenes que parecen sacadas de la paleta de un pintor surrealista o extraídas del polvoriento desván de nuestros sueños.

Mientras espera la llegada del empleado de las mudanzas una mujer se afana en la tarea imposible de guardar sus pertenencias en unas desvencijadas cajas de cartón; pero los objetos que ella envuelve meticulosamente en papel de embalaje no parecen resignarse al traslado y cobran vida propia, desaparecen, reaparecen, o se transforman ante la incredulidad y la alteración crecientes de la mujer, como esa tetera que se esfuma en el fondo de una caja o ese par de zapatos de tacón, color fucsia que, como por arte de magia, vuelven una y otra vez a sus pies tras infructuosos y repetidos intentos de descalzarse.

A partir de ahí todo es posible. El papel de embalaje puede conformar una figura de pesadilla que nos recuerda al abominable hombre de las nieves y que abraza con ternura a la protagonista; un tocado de plumas puede convertirse en un pájaro exótico, un fuelle trasformarse en una misteriosa cabeza de expresión altiva mirada escrutadora, o ella misma, la mujer, escaparse de un abrazo y desaparecer entre los pliegues de un suntuoso y elegante vestido de noche para reaparecer por la grieta de un muro o en la cornisa de un edificio de tres plantas ante la mirada atónita de unos minúsculos transeúntes silueteados en papel pinocho.

Dirigida por su madre, Victoria Thierée Chaplin, y secundada por el bailarín y actor Jaime Martínez y por el acróbata cómico Magnus Jacobsson -responsable de alguno de los números más celebrados de la función-, Aurelia Thiérrée es la protagonista absoluta del montaje; más allá de la agilidad del acróbata, de la pericia del transformista o de la voluptosidad de la bailarina, es su propio encanto personal lo que seduce y cautiva al espectador: su expresión infantil de asombro, su mirada pícara y seductora, su enigmática belleza, sus manos prodigiosas y la desenvoltura y el gracejo de su leve y menuda figura.

Poesía visual, en suma, con imágenes que fluctúan entre el sueño y la alucinación. Y la reivindicación de un lenguaje propio vinculado a la tradición más artesanal y primitiva del teatro y de los espectáculos de variedades.

Gordon Craig.



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