viernes, noviembre 16, 2012

TEATRO. Lorca al vacío: “... Vengo con tres heridas / la del amor, la de la muerte, la de la vida.”.

“... Vengo con tres heridas
la del amor, la de la muerte, la de la vida.”.

Dramaturgia de María Velasco a partir de textos de Federico García Lorca.
Con: Raúl Jiménez, Aarón Lobato, Esosa Omo, Natalie Pinot, Irene Serrano, Jorge Silvestre y Teresa Vallejo.
Teatro de Cámara Cervantes. Dirección: Sonia Sebastián.
Madrid, Sociedad Cervantina.



Como en el caso de su coetáneo Miguel Hernández, poeta también inspirado, telúrico y de aguda conciencia social, quizá Lorca sangraba por las mismas tres heridas que el escritor alicantino: la de vida, la del amor, la de la muerte. Una y otra vez a lo largo de su trágicamente truncada carrera de escritor, variantes de estos temas genéricos afloran en su obra con una intensidad y un dramatismo sobrecogedores, bien a través de cauces formales consagrados por la tradición (el romancero, el teatro poético o la tragedia de ambiente rural), bien bajo la envoltura de la experimentación vanguardista, concretada sobre todo en su libro Poeta en Nueva York y en las obras dramáticas que la crítica ha dado en llamar su “teatro irrepresentable”.

El montaje que nos ocupa, que acaba de estrenarse en la Sociedad Cervantina con dramaturgia de María Velasco y dirección de Sonia Sebastián, se alinea estéticamente con esa faceta más experimental del teatro lorquiano, la de sus dramas surrealistas y aunque sus fuentes son muy variadas, bebe sobre todo de dramas como El Público, Así que pasen cinco años o la inconclusa Comedia sin título, de la que procede precisamente el arranque del espectáculo con una paráfrasis actualizada del discurso del Autor (de su silueta proyectada sobre una pantalla), dirigiéndose al público congregado en el vestíbulo.

De nuevo, el Autor, (personaje dramático y alter ego del propio Lorca) se propone desenmascarar el artificio de este arte milenario que es el teatro, su mentira, para dar entrada en la obra a la realidad más hiriente, que hoy como ayer sigue siendo la misma: la incomprensión, la brutalidad y el dolor, la injusticia y la muerte, en la creencia de que así podrá despertar la conciencia aletargada de los espectadores viciados por la práctica generalizada del drama burgués. Dos aspectos habría que destacar en este montaje, que a nuestro juicio pone a prueba -con éxito- la capacidad que tiene la obra de los verdaderos artistas de trascender su propio tiempo y dialogar con el presente; por una parte, es su insistencia en la exploración del drama personal del artista, de su lucha denodada por descubrir el núcleo más irreductible de su verdadera identidad. A este respecto la escena en la que al Autor intenta reflejar su imagen sobre una pantalla dibujando su propio contorno, para luego abominar de ella, avergonzarse, horrorizado, de lo que descubre resulta esclarecedora. Resulta asimismo encomiable el distanciamiento irónico con el que la dramaturgista mira a los personajes, desdibujándolos, distorsionándolos, desmitificándolos, en suma, a la vez que se disuelve la separación tradicional entre escenario y sala mezclando prácticamente a los actores con los espectadores y desplazando a estos para llevarlos al lugar de la acción, en vez de recrear ficticiamente el espacio sobre el escenario. Así la balconada desde la que Don Perlimplín parlamenta con Belisa es real y lo mismo puede decirse de la luna del jardín de los Capuleto (en el umbrío patio interior del edificio de la calle Atocha) o de la cripta donde descansarán los cuerpos de Romeo y Julieta. Sobre ambos espacios, sendas instalaciones de dos artistas plásticos (Juan Zamora e Hisae Ikenaga) configuran por contraste una atmósfera onírica, desrrealizada, acorde con la estética surrealista propia de la fértil imaginería lorquiana.

Una novedosa y rompedora propuesta, en fin, que combina las artes plásticas con la expresión dramática abriendo nuevas vías de acercamiento a una dramaturgia apenas transitada por los creadores; un estimulante ejercicio de reelaboración, o mejor, de recontextualización de algunos pasajes memorables de la obra de Lorca que demuestra que su teatro sigue más vivo que nunca.

Gordon Craig.

2 comentarios:

Nordavind dijo...

¿Que tal?

A diferencia tuya apenas comenzamos con el blogg y si, te invito. Como veràs, es tremendamente sencillo. Tratamos un tema diario, al menos, esa es mi aspiración bloguera. Nada del otro mundo, sólo lo bueno para los momentos de ocio. Estoy seguro que si tienes sentido del humor te la pasas bien.

Cualquier sugerencia, comentario, crítica que puedas hacer al respecto será muy bien recibida.

Recibe mi saludo ;) y espero tu respuesta.

Ojalá algo bueno resulte de esto.

Att: Nordavind

http://dude-freak.blogspot.mx/

Hasta pronto

Doctor Brigato dijo...

Bienvendios a la blogosfera!