miércoles, diciembre 21, 2011

TEATRO. ï "Pan(carta) y circo".


Idea e interpretación: Blaï Mateu Trias.
Dirección: Michel Cerda.
Alcalá de Henares, Corral de Comedias.


Creado e interpretado por el polifacético performer Blaï Mateu Trias vimos el domingo pasado en el Corral de Comedias un espectáculo que podríamos calificar de circo-denuncia, (algo así como la canción-protesta de los sesenta), un espectáculo de difícil clasificación en el que el intérprete se sirve de su arte o habilidades particulares para vehicular una crítica social y política o simplemente para inducir al espectador, más allá del mero disfrute de su variada exhibición de técnicas circense-clownescas, a una reflexión de fondo sobre el exilio o sobre la falta de libertad.

Cabe decir que no siempre “idea e interpretación” corren parejos en ese difícil equilibrio entre fondo y forma que los clásicos invocaban como marca inequívoca de la calidad de una obra. La pericia indudable de Blaï Mateu en el cultivo de múltiples registros del lenguaje del circo, incluida su habilidad para interactuar con los más diversos objetos construyendo imágenes de fuerte contenido simbólico, no se compadece, a nuestro juicio, con sus dotes de filósofo o de moralista y el resultado en conjunto de su trabajo se hace difícil de digerir, aunque no lo manifestemos con síntomas tan evidentes y tan molestos como los que parece provocarle a él mismo la indigestión de aquellos aciagos años 38 y 39 del siglo pasado de nuestra historia patria.

Lástima, porque el planteamiento resultaba prometedor, si consideramos la vinculación misma del circo a una idea de itinerancia, de nomadismo, -de marginalidad, incluso-, de mestizaje, de espectáculo sin fronteras, que tan bien se aviene con esa incidencia en el exilio que es una de las ideas motrices del espectáculo. Pero ya desde sus primeros compases, con el dibujo de una pancarta cuyas señas de identidad son la A de anarquismo, la “G” y “F” de general Franco o la sopa de siglas de los partidos políticos del año 36 nos tememos lo peor. Y es que, como se dice en lenguaje coloquial, vuelta la burra al trigo. Y me pregunto si hay alguien que niegue a estas alturas el drama terrible, inimaginable, doloroso, de los quinientos mil españoles republicanos cruzando los Pirineos huyendo del ejército nacional -para morir, por cierto, infinidad de ellos, de disentería en los campos de refugiados del sur de Francia-; si hay necesidad de levantar una y otra vez la misma pancarta. ¿Qué tal si, para variar, dirigimos la lupa a los doscientos mil exiliados de las vascongadas -¡y al casi un millar de muertos víctimas del terrorismo etarra!-, o a los incontables “exiliados en su país” de los que habla el profesor Francisco Caja dentro de la misma comunidad autónoma catalana, por poner sólo un par de ejemplos? En fin es sólo una sugerencia que los creadores del espectáculo son muy libres de no aceptar. Faltaría más.

Gordon Craig.

ï en el Corral de Comedias de Alcalá de Henares.

Gordon Craig en el Diario de Alcalá.

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