viernes, octubre 14, 2011

TEATRO. Ejercicios de amor. "Con derecho a paella".


Creación e interpretación de Àlex Cantó, Jesús Muñoz, Joan Collado y Pau Pons.
Compañía: El Pont Flotant.
Alcalá de Henares, Corral de Comedias


Al titular así esta crónica sobre Ejercicios de amor, pudiera llegar a pensarse que lo único que persiste en nuestro paladar de invitados/espectadores a esta singular performance teatral-culinaria es el aroma del suculento arroz a la valenciana y el buqué del tinto joven de Requena con los que estos chicos de El Pont Flotant nos obsequian al final de la representación. Pero tengo que apresurarme a afirmar que esa impresión es errónea; en el estricto dominio de la teatralidad al uso el montaje proporciona múltiples ocasiones para el disfrute de los paladares -ahora sí, metafóricamente hablando- más exigentes. (Aunque tengo para mí que más de uno de los espectadores del domingo, debieron decidirse a pasar por la taquilla tras haber sido testigos ocasionales de los preparativos del ágape en alguna de las jornadas precedentes, a juzgar por la acumulación de curiosos en torno al recinto donde los elegidos participamos del espectáculo, del ritual, cabe decir, que siempre supone la preparación de una paella multitudinaria).

Error, de nuevo. Acabo de utilizar la expresión “teatralidad al uso” y tengo que matizarla para disipar equívocos respecto a la naturaleza de un espectáculo concebido justamente como ruptura de los patrones, digamos, convencionales de la teatralidad. Un montaje que recurre a un discurso heteróclito, caleidoscópico; suma de episodios autónomos unidos por un hilo conductor, a saber, la necesidad de amar y los subterfugios, tópicos y dilaciones que dejamos que se interpongan entre nosotros y el objeto de nuestro deseo, y que con demasiada frecuencia impiden que estos deseos se cumplan.

Siguiendo la acción, los espectadores se desplazan por distintos lugares del teatro y por el exterior del recinto en una suerte de ceremonial itinerante en busca de la atmósfera más adecuada para cada una de las escenas, desde el aula de Secundaria, donde un profesor “chupi way” intenta a toda costa empatizar con sus alumnos, al desván de las confidencias, donde, mediante el conocido juego de las prendas poder sincerarse y hacer realidad los primeros inocentes deseos de adolescencia. Innocent when you dream cantará precisamente un Tom Waits de voz cascada y cavernosa (espléndida imitación de Jesús Muñoz) mientras Joan Collado y Pau Pons, con Àlex Cantó como maestro de ceremonias, parodian una de estas tópicas y almibaradas ceremonias nupciales a las que son tan aficionadas los americanos en una improvisada capilla de Las Vegas. Una de las escenas, por cierto, más hilarantes de un montaje que en su conjunto rebosa vitalidad, humor y cercanía.

Aún con el trabajo extra de los técnicos y el personal de sala, improvisados guías por angostos pasillos y escaleras del teatro, no ha podido, en mi opinión, tener mejor arranque esta nueva temporada en el Corral. Carcajadas a raudales y la grata sorpresa de asistir a un espectáculo novedoso, divertido y estimulante, con ingredientes de andar por casa y conducido por un elenco entusiasta que consiguió hacer de la participación mucho más que una mera figura retórica.

Gordon Craig.

Ejercicios de amor en el Corral de Comedias de Alcalá de Henares.

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