martes, diciembre 14, 2010

TEATRO. Siempre fiesta. "Carcajadas para tiempos de crisis".


De J. L. García Aráus, Susana Sánchez y J. García Yagüe.
Con: María Antón, Luciana Drago, José Melchor, Javier Pérez-Acebrón, Asu Rivero y José Sánchez.
Dirección: Javier García Yagüe.
Sala Cuarta Pared. Madrid.


Decía Mihura acerca del humorismo en una de sus últimas entrevistas: “Es lo más limpio de intenciones, el juego más inofensivo, lo mejor para pasar la tarde”. Definición que viene como anillo al dedo para caracterizar esta pieza con la que la compañía de la Cuarta Pared cierra este año 2010, y que según los productores ha constituido todo un éxito de público.


Y es que en efecto, se trata de una humorada inofensiva que se ríe de la sarta de tópicos que rodean a ese ritual vacuo y delirante en que año tras año convertimos la cena de Navidad. Por circunstancias que no hace al caso mencionar, para no desvelar el contenido de la obra, los cinco miembros que componen esta típica familia de clase media, se verán obligados a repetir ese ceremonial de manera reiterada, revelándose precisamente en esa reiteración lo falso y estereotipado de los comportamientos, sentimientos y actitudes de los personajes. Los equívocos, meteduras de pata, anticipaciones, frases extemporáneas o fuera de lugar y la chispa de los diálogos son los principales ingredientes de la comicidad y el principal activo de la obra, porque la leve sátira social vertida ocasionalmente entre líneas o ciertas reflexiones de naturaleza moralizante formuladas en voz alta por el “narrador” de la obra carecen, creo yo de enjundia y de fuerza suficiente para atravesar la batería y tocar al respetable.

Pese a la entrega y oficio de los actores, que muestran buenas dotes para la comedia, la reiteración en el mismo patrón constructivo hace que su energía y esfuerzo por reinventarse cada nueva velada termine por agotarse; ello se hace evidente sobre todo después de haber echado el último cuarto a espadas con ocasión de la celebración de la cena en agosto. Con todo, el público parece divertirse hasta el final.

La risa es liberadora, es una válvula de escape momentánea para huir de la realidad, es un consuelo en las tribulaciones y hasta una terapia, y si llega a la carcajada puede constituir un estupendo relajante muscular que tonifica los abdominales; bien está, por tanto, recurrir a la risa como lenitivo para mitigar los efectos deletéreos de la crisis sobre los espectadores. No estoy tan seguro, en cambio, de que sea justificable -artísticamente hablando, al menos-, servirse de la risa para aminorar la crisis “de espectadores”, o dicho de una manera menos complicada, para buscar en los caladeros de un público más complaciente y menos amigo del riesgo, de la experimentación y de planteamientos genuinamente “alternativos” que otrora fueron la marca de la casa. ¡Denostamos tanto a Mihura, y a Jardiel, a Paso y a tantos otros, para volver ahora por la misma senda del realismo un tanto naïf con pizcas de absurdo al servicio de una sátira edulcorada de personajes convencionales y de ambiente navideño! Pero no nos dejemos abatir por la nostalgia. Todo sea por que la sala se mantenga llena en estos tiempos difíciles.

Gordon Craig.

Cuarta Pared. Siempre fiesta.

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