viernes, noviembre 05, 2010

TEATRO. Big night. "Parodia macabra".


De Sabri Saad El Hamus y Yahya Gaier.
Compañía De Nieuw Amsterdam.
Con: Sabri Saad El Hamus y Yahya Gaier.
Corral de Comedias, Alcalá de Henares.




Anoche tuvo lugar en el Corral de Comedias la puesta en escena de Big Night, de la compañía De Nieuw Ámsterdam, en el contexto del primer Encuentro Internacional “El inmigrante en el Teatro” que acoge estos días la sala alcalaína y que incluye, entre otras actividades, dos representaciones teatrales a cargo de compañías extranjeras invitadas. 



Big night es un breve espectáculo inclasificable que difícilmente puede reducirse a los patrones al uso de la teatralidad occidental actual, aunque participa, en todo caso de esa aspiración al ritual que tuvo en sus orígenes el teatro en Grecia (las danzas que acompañaban los cantos en honor a Dionisios, las dionisíacas, eran danzas de posesión que provocaban el trance y la histeria colectiva) por cuanto se inicia con una alusión a la Semâ, o danza de los Derviches, una danza ritual que pretende simbolizar una especie de ascenso místico en la espiritualidad sufí. Pero bien pronto nos damos cuenta que no estamos sino ante una parodia de esa ascesis o búsqueda de la perfección a juzgar por los efectos que produce en los oficiantes: una suerte de frenesí histérico que desemboca en un irrefrenable deseo de automutilación del que no saldrán indemnes los protagonistas, cocineros por más señas, que acto seguido prepararán, entre chanzas y bromas un exquisito menú de cocina creativa a base de orejas, dedos, lengua y hasta el pene de uno de ellos.

La música ocasional del aparato de radio que están escuchando mientras “cocinan” da pie a la introducción de numerosos gags que rompen la tensión provocada por los impulsos sádicos de que hacen gala los protagonistas una vez que se han despojado del atuendo ritual y acrecentados por la presencia amenazadora de grandes cuchillos de cocina y de otros utensilios del menaje que en sus manos se convierten en armas mortíferas y que nos hacen a cada instante temer lo peor.

Receta de alta cocina, pues, aderezada con unas pizcas de crueldad y de seducción fruto de una aquilatada comicidad gestual. Humor negro, macabro, con escenas donde esa comicidad llega hasta la frontera de lo repugnante (depende de los paladares). Un performance trepidante que no disgustaría seguramente a Rodrigo García, un menú digno del mismísmo Titus Andrónicos Shakespiriano.

Gordon Craig.

Bight Night. Corral de Comedias.

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