miércoles, junio 16, 2010

TEATRO. Tambores en la noche. "La luna roja de la revolución".


De Bertolt Brecht.
Con: Paulo Freixinho, Pedro Almendra, Sara Carinhas, Jorge Mota, Emilia Silvestre, Fernando Moreira, Marta Freitas, Joana Manuel, Luis Araujo y otros.
Dirección y escenografía: Nuno Carinhas.
Madrid. Naves del Matadero. 12 de junio de 2010.


Sobre le telón de fondo de una revuelta armada de las que protagonizó en Alemania en 1919 el movimiento espartakista tras el asesinato de Rosa de Luxemburgo, teje Brecht esta ácida diatriba contra la corrupción. Con el ímpetu -y la inexperiencia- propio de los veinte años, bajo los efluvios de la poética expresionista de Büschner y de Wedkind arremete, asimismo, contra cualquier vestigio de retórica romántica mediante un lenguaje rotundo, descarnado y brutal del que se sirve para desenmascarar sin contemplaciones los ideales y mitos de la burguesía (la familia, la amistad, el heroísmo, etc.) pero también la supuesta inocencia de los más desfavorecidos, en su conjunto miembros de una clase explotada y embrutecida que ahogan sus penas en alcohol y se refugian en los brazos de las prostitutas.

La noche misma en que, presionada por sus padres, Anna accede al compromiso con su nuevo pretendiente, Friedrich Murk, aparece su antiguo novio, Andreas Klager, que había partido para la guerra justo hace cuatro años, y del que desde entonces no se tenía noticia. La inesperada aparición de Andree trastoca todos los planes de la familia y desencadena una acción que pronto abandona los límites espaciales de la residencia de los Balicke, para desplazarse a una ciudad sumida en el desorden y la anarquía de una revolución en ciernes. Durante el largo peregrinaje de los personajes por tabernas y clubes de alterne Brecht tiene la posibilidad de mostrarnos el extremo grado de ignorancia y embrutecimiento de las capas sociales más bajas, y el envilecimiento de los instalados, traficantes de armas y estraperlistas que se han enriquecido con el negocio de la guerra. Esa lucha despiadada por la supervivencia tiene su contrapunto en el camarero del bar Picadilly, que es como un anacronismo, el único romántico, alguien que cree en la revolución, frente al cinismo desencantado de Andreas, y cuyas palabras ponen la única nota de esperanza, o adquieren una tonalidad lírica, cuando, por ejemplo, describe a Anna en la lejanía diciendo de ella que “se la ve como una vela blanca, como una idea, como una última estrofa, como un cisne embriagado volando sobre las aguas.”

Del montaje, en su conjunto, cabe decir que es espléndido; en un espacio abierto y limitado por unos rudimentarios paneles moviles, -que luego serán espejos cóncavos y convexos, como los del callejón del Gato, que devolverán la imagen deformada de unos personajes de ademanes y aspecto grotesco-, con una enorme luna roja presidiendo la noche sangrienta, y con los tambores restallando junto a las descargas de las ametralladoras, todo coadyuva a crear un ambiente de irrealidad y de farsa violenta de recia impronta expresionista. El trabajo de los actores, es sin excepción, magnífico y consiguen traspasar la barrera del idioma encontrando ese “ritmo gestual” al que más tarde se referiría el propio Brecht, es decir, el acorde secreto que liga el ritmo del gesto con el ritmo del lenguaje. Hay, también una magnifica utilización de la iluminación, -con los proyectores a la vista del público- al servicio de esa atmósfera de irrealidad a la que aludimos arriba; y, desde luego, el espectáculo alcanza cotas difícilmente superables de virtuosismo en la instrumentación e interpretación de las canciones y recitativos que tanta importancia cobran en el teatro de Brecht.

La magia del circo, la decrépita atmósfera del cabaret y la denuncia descarnada de un orden social corrupto conviven en este espectáculo deslumbrante y de empuje arrollador de Nuno Carinhas poniendo de manifiesto el altísimo nivel artístico del Teatro Nacional de Sao Joao de Oporto.

Gordon Craig.

Tambores en la noche. Teatro Nacional de Sao Joao. Naves del Matadero.">

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, necesito ponerme en contacto con Gordon Craig a fin de utilizar una de sus críticas. Mi correo es vilord1@hotmail.com
Gracias
Pedro Víllora