miércoles, junio 04, 2008

VIDA URBANA. La huída continua. El fin se acerca.

.
Me llegan noticias de ti. Inesperadas. Efímeras. Casi fúnebres.

Parece que el tiempo no ha pasado. Sigues odiando a tu madre. Has vuelto al lugar en el que nos conocimos. Tu nuevo trabajo ha vuelto a ser el de hace tres años. Has vuelto, porque quizás sigues sin querer conocerte. No te atreves a saber nada de ti. Continúas dando importancia a la opinión que los demás tienen de tu persona. Lloras de noche, a solas. Como antes. Pocas cosas han cambiado. Quizás tu peinado, o la sombra de tus ojos. Nada más.

¿Qué buscas? Todavía no lo sabes. Tu aventura europea fracasó. Y se fue al traste una vez más porque sigues teniendo miedo de ti misma. El destino, la suerte, la casualidad, no existen, son inventos humanos que sólo pretenden hacer sonreír a los mediocres, a todas esas personas grises, tristes, melancólicas que no quieren vivir, que esperan el final de la vida sin ni tan siquiera intentar amar a alguien.

Decía vida, y bien digo. ¡Qué complicada es la vida! ¡Qué difícil es aguantarse cada día! Hasta el simple hecho de mirarse al espejo cada mañana puede convertirse en un esfuerzo sobrehumano. Recuerdo ahora, ya transcurrido un sano espacio de tiempo desde que nos separamos, algo que hablamos unas cuantas veces: la única manera de que cada mañana podamos ofrecer nuestra mejor sonrisa al que tenemos enfrente se basa en aceptarse uno mismo, en conocerse plenamente y de esta manera poder disfrutar al máximo de nuestra libertad. Respirando libres, amando sin complejos, viviendo, quizás sobreviviendo, pero plenos, alegres, realizados.

No quedas en mi más que en vagos recuerdos, escondida tras una nebulosa que cada día que acaba se vuelve más densa, más tupida. Una niebla casi oscura, un siniestro bosque en una noche lluviosa, cada noche que cae, sin descanso, cubre sin remedio lo poco que resta de ti en mi. Esto se acaba. Unos seguimos caminando. Tú sigues volviendo al ayer para ver si el pasado te puede dar las respuestas que nunca te concedió. Poco a poco de esta manera desapareces, y pronto morirás para siempre. El espectro que de ti quedará, vagará por esos lugares comunes que no quieres abandonar, los laberintos que tú misma creaste para esconderte de los demás y de un cobarde y frío corazón que late dentro de tu pecho.

5 comentarios:

peterpanpais dijo...

Qué caña. Tb creo que uno tiene que gustarse/aceptarse a sí mismo si quiere ser aceptado porque esa tranquilidad se transmite. Bss Bri

El Ratoncito Pérez dijo...

Eres un crack. Más vale que te presentes este año al concurso de relato corto de mi pueblo...

EnLaOscuridadDeLaNoche dijo...

Por alguna razón muchas veces tendemos a juzgarnos a nosotros mismos más duramente que al resto, y a querernos menos... Y aunque creo que aún sin quererse a uno mismo sí se pueden ofrecer cosas al resto del mundo, también creo firmemente que si no te amas a ti mismo nunca lo podrás dar todo.
Un abrazo, Doc, no sé porqué, pero me da que lo necesitas (los fantasmas que revuelven el pasado suelen traer el frío consigo).

csan dijo...

los fastasmas casi siempre llaman a la puerta, pero creo que lo mejor es vivir y no volver la vista atrás...

Doctor Brigato dijo...

Gracias a todos por los comentarios. Yo suelo echar una gruesa capa de hormigón sobre las relaciones que se agotan, que se acaban. Los fantasmas para las películas de miedo.