miércoles, enero 04, 2006

LIBROS. Lecturas Convulsivas. "Los girasoles ciegos", de Alberto Méndez.

Los girasoles ciegos es uno de esos libros que caen en tus manos casi por error, de esos que no esperas pero que el destino quiere que abras y que así, sin avisar y de repente, forme parte de tus íntimos ratos de lectura durante unas horas.

A mi me lo recomendó un amigo sin leerlo. Lo compré y lo presté, pero también sin leerlo. Algo extraño sucedía, y no llegaba a comprenderlo del todo. Otro amigo me lo devolvió, me dijo que le había sobrecogido la narración de Alberto Méndez, y que sin falta lo leyera. En esos momentos tenía varias cosas empezadas, algunas bastante interesantes, pero me picó la curiosidad, quería desvelar por mi mismo el secreto de los girasoles ciegos, y lo leí.



Los girasoles ciegos son cuatro relatos que se entrelazan entre si a la vez que la narración avanza, las posteriores apariciones de algunos personajes de los primeros cuentos en los que ordenadamente les siguen, dan verosimilitud a la obra como un todo. Uno de ellos presta su título al libro de Méndez. Se trata de cuatro narraciones breves pero intensas, reales, crudas, tristes, descorazonadoras. Méndez nos presenta a cuatro perdedores, sus personajes, unos espectros semiinvisibles, supervivientes que sobreviven a su condición de derrotados, vencidos, alineados accidentalmente en el bando que perdió la Guerra Civil española y arruinó sus vidas para siempre.

Los cuatro cuentos al principio nos hacen creer, vislumbrar, una salida a la vida de sus protagonistas, nosotros queremos, anhelamos, dar una oportunidad a la esperanza; el apego a la vida de las personas es muy fuerte, los sentimientos inconfesables que los unen entre ellas también, pese a todo ello, los personajes de Méndez se derrumban una y otra vez. Y también nos hunden a nosotros, fieles lectores, incansables enamorados de las palabras, hechizados por el melancólico relato de Méndez, caemos en la tristeza y el dolor, sentimos la impotencia y la rabia contenida de sus personajes, ni tan siquiera la candidez e inocencia de algunos pasajes del relato, que los hay, nos sirve de aliento.

Alberto Méndez nos ha derrotado, y hay que felicitarle por ello, nos ha mostrado a cara de perro el rostro de la derrota, de la derrota en general del ser humano, pero también nos ofrece un atinado y tan necesario hoy en día, recuerdo de una lucha fratricida entre hermanos, que es lo que fue la Guerra Civil española, que segó muchas vidas, pero que dejó muchas otras mediomuertas, como girasoles ciegos, allá por los años treinta del siglo XX, no tan lejos como muchos nos quieren hacer creer. Alberto, ¡bravo por tu narración!, y gracias; y por mi parte no quedará, nunca olvidaré lo sucedido en el 36.

Doctor Brigato.

Referencia bibliográfica: ”Los girasoles ciegos”, por Alberto Méndez. Barcelona: Anagrama.

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