sábado, noviembre 19, 2005

VIAJES. Kenia en el recuerdo 2.

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Día libre. Atanás, cabrón, nunca olvidaremos tu nombre, ni tu forma de conducir. “Matatu” en marcha dirección Mombasa City. “Welcome – Karibu”. El inmenso y cegador Océano Índico de la primera vez quedará grabado para siempre en nuestras retinas. “Pirates Restaurant”, la primera langosta. Más champán, que no cava, ¡papuchi, papuchi! Todo vale para festejar la primera noticia que nos llegaba de Ainara, reina de la sábana. Vuelta a Voi. Noche traicionera africana rodeada de gritos en las cunetas de sombras tenebrosas tras hogueras humeantes que crepitan sin cesar.

Noche de gala. Poblado Masai. Control Retevisión: “Hello, trasmision from Kenia”. London’s Control: “go, go, ok”. El “transponder” pega el latigazo, se hace el milagro, cientos de telespectadores reciben la señal en sus casas a miles de kilómetros. Es hora de unos brindis, Bond 7 por doquier. Hasta el fin de la noche: “don’t disturb. People sleeping”.


¡Por el trakas Zaorejas!, ¡no me jodas!, ¡por el trakas! ¿Vienes a descargar el “pen (drive)” a mi habitación? ¡Qué sudores! Pumuki interrumpe su lectura por un tiempo indefinido, Panini no encuentra sus gafas, la perplejidad lo rodea hasta el fin de sus días. Se rompió la magia de la tarde de piscina. Otra vez el Amore E Vita, malditos sean. Siempre son los mismos, no respetan ni una comida, siempre hay risas y cachondeo en su mesa, y ahora esto. Envidia endiablada.

Arde la Torre Windsor en España. Colapso invernal por un temporal de nieve en casa. ¡Quememos nosotros la noche africana! Fiesta en el Lion Hill Restaurant. Quiero más alcohol. Sólo queda absenta bwana. Me beberé hasta lo que haya en el botiquín. ¡De este overland no nos moverán! ¡Indurain, Indurain! Voi Eslava, la disco de moda, invadida por una noche por el Amore. Orgía interminable.

80 días, con 80 noches que llegan a su fin. De nuevo ocho horas de vuelo, tras una jornada eterna en un camión de safari. Lágrimas cálidas de adiós con unos y de reencuentro con otros, otra vez en Madrid. ¡A chuparla!, ¡a chuparla! Hasta siempre.

Por esos miles de momentos inolvidables que me habéis regalado. Para ese Amore E Vita, que se dejó la piel en tierras extrañas, pero ya amigas para siempre. Para: Aracely, Joana, Inma, Paco, Juanma, Pedro, Pablo, Carlos. Mis compañeros del Amore E Vita. Y para el resto del magnífico equipo de Aventura en África. Y para los muchos amigos que se quedaron en Voi. Para todos, de corazón.

+ Imagen: “Anopheles, derribado”.

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