"Y había allí algo más, algo invisible, un ángel exterminador metido muy dentro".
Lord Jim. Joseph Conrad.
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jueves, julio 06, 2017
lunes, enero 30, 2017
1000 razones para no dejar de leer. El negro del Narcissus de Joseph Conrad.
"Detener, por un instante, las manos ocupadas en los trabajos prácticos de la tierra, y obligar a hombres fascinados por la visión de metas distantes a contemplar por un momento el espectáculo de forma y color, del sol y sombra que los rodea; hacerlos detenerse el tiempo de una mirada, de un suspiro, de una sonrisa; tal es la finalidad, difícil y evanescente, y que poquísimos pueden alcanzar. Pero a veces los merecedores y los afortunados logran incluso realizar esa tarea. Y, cuando eso se logra. ¡prodigio!- toda la verdad sobre la vida está allí: un momento de visión, un suspiro, una sonrisa... y el retorno a un reposo eterno".
Prefacio a El negro del Narcissus de Joseph Conrad.
Prefacio a El negro del Narcissus de Joseph Conrad.
miércoles, mayo 14, 2014
1000 razones para no dejar de leer. Joseph Conrad. Crónica personal [Remembranzas].
<< [...] Fue entonces cuando por primera vez en mi vida se dirigió a mi
alguien en inglés - el idioma de mi secreta elección, de mi futuro,
de mis amistades más duraderas, de mis más hondos afectos, de horas de duro faenar, de horas de asueto y de horas solitarias, de los libros que
habría de leer, de los pensamientos que me embargaron, de las emociones
que recuerdo, ¡de mis mismísimos sueños! >>
Joseph Conrad. Crónica personal [Remembranzas]. Madrid: Trieste, 1990.
Joseph Conrad. Crónica personal [Remembranzas]. Madrid: Trieste, 1990.
domingo, abril 27, 2014
1000 razones para no dejar de leer. Joseph Conrad. "Crónica personal [Remembranzas]".
<< Nos llevaría demasiado tiempo explicar la íntima alianza que se da entre las diversas contradicciones dentro de la naturaleza humana, alianza que a veces hace vestir al amor el desesperado atavío de la traición. Tal vez habría que reconocer que no existe en efecto, explicación posible. La indulgencia, desconozco ahora quién lo dijo, es la más inteligente de todas las virtudes. Me aventuraré a decir que es una de las menos corrientes, si no la menos frecuente de todas. [...]. La suya [de Don Quijote] fue una fantasía muy noble, y muy ajena al egoísmo, apta tan sólo para aventar la envidia de los simples mortales. [...] Tras la lectura de tantisimas novelas, fue ingenuamente presa del deseo de escapar en cuerpo y alma de la intolerable realidad de las cosas. [...] Con todo y con eso, fue el suyo un acto de autocomplacencia, y el ingenioso hidalgo de La Mancha no fue un ciudadano ímprobo.>>
Joseph Conrad. Crónica personal [Remembranzas]. Madrid: Trieste, 1990.
Joseph Conrad. Crónica personal [Remembranzas]. Madrid: Trieste, 1990.
lunes, febrero 13, 2012
1000 razones para no dejar de leer: “El agente secreto” de Joseph Conrad.
<< […] El comisario estaba ya encargando su cena al camarero de un pequeño restaurante italiano a la vuelta de la esquina: una de esas trampas para hambrientos, larga y estrecha, aparejada con el cebo de una perspectiva de espejos y mantelería blanca; sin aire, pero con una atmósfera propia; una atmósfera de cocina fraudulenta burlándose de una humanidad menesterosa en la más ineludible de sus miserables necesidades. […] >>
Joseph Conrad, “El agente secreto”.
lunes, abril 24, 2006
LIBROS. LECTURAS CONVULSIVAS. La línea de sombra, de Joseph Conrad.
[Mi pequeño homenaje a Cervantes en el día del Libro no podía ser otro, una lectura imprescindible]
Hace unos meses ya os hablé de Joseph Conrad en Whispers aquí, fue cuando leí “El corazón de las tinieblas” y otros dos relatos de los que ahora no recuerdo el título, recién llegado de África y todavía hechizado por embrujo del espíritu indomable del continente negro. De lo que si me acuerdo con certeza es que la narración del británico me sobrecogió, me emocionó la grandeza y la humanidad, la cercanía de sus personajes y la exuberancia de su prosa y de sus lejanos escenarios paradisiacos.

El responsable de la actual relectura de otra de las obras cumbres de Conrad, “La línea de sombra”, es el “Diccionario de adioses” del filósofo Gabriel Albiac, de perentoria y urgentísima lectura para todos, que nos desmenuza a modo de ensayo, con el estilo personalísimo que caracteriza a Albiac, los problemas del mundo de hoy, desde el 68, pasando por la caída del Muro de Berlín, hasta la contemporaneidad del hoy mismo. Una invitación más.
Un joven marino, el protagonista de “la línea de sombra”, abandona el vapor comandado por el capitán Kent en un puerto oriental, su intención es volver a casa, quiere abandonar la mar. En el Hogar del Mar del puerto pide alojamiento y en su primer almuerzo en tierra se encuentra con un viejo conocido: el capitán Gilles. Gilles es un viejo lobo de mar, una persona más madura que nuestro protagonista, y un personaje entrañable y oscuro, pero lúcido y perspicaz, siempre deja entrever algo que parece evidente pero nunca lo afirma categóricamente. Entre los dos entablan una conversación de altura, Gilles pregunta al marino por sus razones para dejar el barco del capitán Kent, qué si tiene algo o alguien esperándolo en tierra, también le recuerda que hasta dentro de cuatro o cinco días no hay ningún barco que vaya camino de Europa.
El insondable Gilles al entender perfectamente lo que le sucede al joven personaje de Conrad, que sabiamente no nos cuenta, tras su interrogatorio casi inquisitorial en el Hogar del Mar, le tiende una pequeña trampa, le ofrece la capitanía de un barco de vela que ha perdido a su capitán y regresa a Europa, no un vapor como el de Kent, donde nuestro protagonista era el segundo de a bordo, un ofrecimiento demasiado jugoso como para ser rechazado. El joven marino y nuevo capitán se incorpora a un barco maldito, dónde le espera una travesía que no espera en ninguna de las ensoñaciones que le han rodeado desde que aceptó el encargo de Gilles.
El segundo de a bordo, el enigmático Mr. Burns, es un personaje que cala desde el principio en el lector, su misterioso carácter sorprende al joven capitán desde que se conocen, pero a lo largo del viaje una extraña relación une a las dos personajes, los vuelve inseparables durante los veinte días que dura el maltrecho trayecto hasta Singapur. No sólo Mr. Burns y el entrañable y eficaz Ransome hacen del capitán otra persona, una persona diferente de la que abandonó el barco del capitán Kent, toda una tripulación enferma que derrama hasta la última de sudor que les queda por obedecer las órdenes del capitán, juega un papel tan importante o más en este cambio.
Joseph Conrad pretende con esta obra, y así nos lo expresa en la introducción: “presentar ciertos hechos referentes a ese instante en que la juventud despreocupada y ardida alcanza la época más consciente y conmovedora de la madurez”. El narrador británico, eclipsado por un “mundo de los vivos que encierra ya por si solo bastantes maravillas”, de una forma magistral nos presenta en su narración uno de los momentos de la vida en que se cierra una etapa y se comienza otra, el momento de la elección, que muchas veces llega sin querer, así sin avisar, y al que hay que hacer frente con gallardía y sin dudar.
Referencias bibliográficas: ”La línea de sombra”, por Joseph Conrad. Barcelona: Bruguera. “Diccionario de Adioses” por Gabriel Albiac. Madrid: Seix Barral.
Hace unos meses ya os hablé de Joseph Conrad en Whispers aquí, fue cuando leí “El corazón de las tinieblas” y otros dos relatos de los que ahora no recuerdo el título, recién llegado de África y todavía hechizado por embrujo del espíritu indomable del continente negro. De lo que si me acuerdo con certeza es que la narración del británico me sobrecogió, me emocionó la grandeza y la humanidad, la cercanía de sus personajes y la exuberancia de su prosa y de sus lejanos escenarios paradisiacos.

El responsable de la actual relectura de otra de las obras cumbres de Conrad, “La línea de sombra”, es el “Diccionario de adioses” del filósofo Gabriel Albiac, de perentoria y urgentísima lectura para todos, que nos desmenuza a modo de ensayo, con el estilo personalísimo que caracteriza a Albiac, los problemas del mundo de hoy, desde el 68, pasando por la caída del Muro de Berlín, hasta la contemporaneidad del hoy mismo. Una invitación más.
Un joven marino, el protagonista de “la línea de sombra”, abandona el vapor comandado por el capitán Kent en un puerto oriental, su intención es volver a casa, quiere abandonar la mar. En el Hogar del Mar del puerto pide alojamiento y en su primer almuerzo en tierra se encuentra con un viejo conocido: el capitán Gilles. Gilles es un viejo lobo de mar, una persona más madura que nuestro protagonista, y un personaje entrañable y oscuro, pero lúcido y perspicaz, siempre deja entrever algo que parece evidente pero nunca lo afirma categóricamente. Entre los dos entablan una conversación de altura, Gilles pregunta al marino por sus razones para dejar el barco del capitán Kent, qué si tiene algo o alguien esperándolo en tierra, también le recuerda que hasta dentro de cuatro o cinco días no hay ningún barco que vaya camino de Europa.
El insondable Gilles al entender perfectamente lo que le sucede al joven personaje de Conrad, que sabiamente no nos cuenta, tras su interrogatorio casi inquisitorial en el Hogar del Mar, le tiende una pequeña trampa, le ofrece la capitanía de un barco de vela que ha perdido a su capitán y regresa a Europa, no un vapor como el de Kent, donde nuestro protagonista era el segundo de a bordo, un ofrecimiento demasiado jugoso como para ser rechazado. El joven marino y nuevo capitán se incorpora a un barco maldito, dónde le espera una travesía que no espera en ninguna de las ensoñaciones que le han rodeado desde que aceptó el encargo de Gilles.
El segundo de a bordo, el enigmático Mr. Burns, es un personaje que cala desde el principio en el lector, su misterioso carácter sorprende al joven capitán desde que se conocen, pero a lo largo del viaje una extraña relación une a las dos personajes, los vuelve inseparables durante los veinte días que dura el maltrecho trayecto hasta Singapur. No sólo Mr. Burns y el entrañable y eficaz Ransome hacen del capitán otra persona, una persona diferente de la que abandonó el barco del capitán Kent, toda una tripulación enferma que derrama hasta la última de sudor que les queda por obedecer las órdenes del capitán, juega un papel tan importante o más en este cambio.
Joseph Conrad pretende con esta obra, y así nos lo expresa en la introducción: “presentar ciertos hechos referentes a ese instante en que la juventud despreocupada y ardida alcanza la época más consciente y conmovedora de la madurez”. El narrador británico, eclipsado por un “mundo de los vivos que encierra ya por si solo bastantes maravillas”, de una forma magistral nos presenta en su narración uno de los momentos de la vida en que se cierra una etapa y se comienza otra, el momento de la elección, que muchas veces llega sin querer, así sin avisar, y al que hay que hacer frente con gallardía y sin dudar.
Referencias bibliográficas: ”La línea de sombra”, por Joseph Conrad. Barcelona: Bruguera. “Diccionario de Adioses” por Gabriel Albiac. Madrid: Seix Barral.
domingo, julio 03, 2005
LIBROS. Joseph Conrad, ese olvidado narrador. “El corazón de las tinieblas y otros relatos” .
Acabo de terminar de leer, “El corazón de las tinieblas y otros relatos” de Joseph Conrad. Era una lectura que tenía pendiente desde que volví de Kenia, una compañera de redacción de vídeos, me lo recomendó encarecidamente, y prometió prestármelo allí, pero no hubo tiempo para más.
Cuando llegué a Madrid me compré el librito, que viene acompañado de otros dos relatos: “Juventud” y “En las últimas”, es una edición de Dámaso López García y lo edita Valdemar.
Joseph Conrad es de origen polaco pero nacionalizado inglés, todos sus escritos versan en la lengua de Shakespeare. Es un escritor preciosista, exuberante, y su traducción se hace complicada para un traductor poco conocedor de la lengua castellana y de la obra de Conrad. No es el caso de esta traducción, muy buena.
La obra comienza con el relato “Juventud”, que nos narra las peripecias de un joven marinero, en su primera travesía hacia Bangkok. La frescura de la narración, y el marinero Marlow, protagonista, que nos atrapa desde el comienzo de la historia, con sus ganas por descubrir, por degustar las vicisitudes que la vida, el viaje hacia el Oriente, le va a deparar. Un relato breve, pero de altura para comenzar la lectura.
El segundo relato es “El corazón de las tinieblas”, quizás uno de los más conocidos del autor junto con “La línea de sombra” y la novela “El agente secreto”. Está vez Conrad, gran marino y viajero en la vida real, nos presenta al Capitán Marlow, ya curtido, una persona madura, que busca algo más dentro de si mismo. Este ahogo interior le hace aceptar un puesto en un barco de vapor para una ruta fluvial peligrosa en el Congo africano. El relato tachado de racista, nos ofrece una crónica fiel del estado de los nativos en el corazón de África en plena época de la colonización. La búsqueda del Capitán Marlow se convierte en una búsqueda en si mismo, personificada en el encuentro con Mr. Kurtz, un comerciante de marfil, el mejor, una verdadera leyenda en la colonia belga. Conrad te ahoga con la búsqueda sin descaso de Marlow del mítico Kurtz.
El último relato, y valga la repetición “En las últimas”, es una verdadera joya, sólo apto para paladares exquisitos. Escoged el mejor sillón de vuestra casa, y dejaros llevar por la magia de la pluma de Conrad.
Esta vez el protagonista es el Capitán Whalley, un gran marino, descubridor de un paso seguro por islas del Pacífico, una de las cuales lleva su nombre, para las mercancías con la metrópoli, antes de que se abra el Canal de Suez. Esta vez no se trata de un inexperto jovenzuelo, ni de un intrépido y experimentado capitán. Whalley es una institución dentro de la Marina, que por vicisitudes de la vida, cuando ya es mayor cae en desgracia.
Whalley te atrapa, te guía cogido de la mano hasta dentro de sus entrañas y te lleva por los Mares Orientales como si tú estuvieras al mando del “Sofola”, su último barco. El relato es exquisito, con un final inesperado, digno de un narrador con mayúsculas. Disfrutadlo.
Cuando llegué a Madrid me compré el librito, que viene acompañado de otros dos relatos: “Juventud” y “En las últimas”, es una edición de Dámaso López García y lo edita Valdemar.
Joseph Conrad es de origen polaco pero nacionalizado inglés, todos sus escritos versan en la lengua de Shakespeare. Es un escritor preciosista, exuberante, y su traducción se hace complicada para un traductor poco conocedor de la lengua castellana y de la obra de Conrad. No es el caso de esta traducción, muy buena.
La obra comienza con el relato “Juventud”, que nos narra las peripecias de un joven marinero, en su primera travesía hacia Bangkok. La frescura de la narración, y el marinero Marlow, protagonista, que nos atrapa desde el comienzo de la historia, con sus ganas por descubrir, por degustar las vicisitudes que la vida, el viaje hacia el Oriente, le va a deparar. Un relato breve, pero de altura para comenzar la lectura.
El segundo relato es “El corazón de las tinieblas”, quizás uno de los más conocidos del autor junto con “La línea de sombra” y la novela “El agente secreto”. Está vez Conrad, gran marino y viajero en la vida real, nos presenta al Capitán Marlow, ya curtido, una persona madura, que busca algo más dentro de si mismo. Este ahogo interior le hace aceptar un puesto en un barco de vapor para una ruta fluvial peligrosa en el Congo africano. El relato tachado de racista, nos ofrece una crónica fiel del estado de los nativos en el corazón de África en plena época de la colonización. La búsqueda del Capitán Marlow se convierte en una búsqueda en si mismo, personificada en el encuentro con Mr. Kurtz, un comerciante de marfil, el mejor, una verdadera leyenda en la colonia belga. Conrad te ahoga con la búsqueda sin descaso de Marlow del mítico Kurtz.
El último relato, y valga la repetición “En las últimas”, es una verdadera joya, sólo apto para paladares exquisitos. Escoged el mejor sillón de vuestra casa, y dejaros llevar por la magia de la pluma de Conrad.
Esta vez el protagonista es el Capitán Whalley, un gran marino, descubridor de un paso seguro por islas del Pacífico, una de las cuales lleva su nombre, para las mercancías con la metrópoli, antes de que se abra el Canal de Suez. Esta vez no se trata de un inexperto jovenzuelo, ni de un intrépido y experimentado capitán. Whalley es una institución dentro de la Marina, que por vicisitudes de la vida, cuando ya es mayor cae en desgracia.
Whalley te atrapa, te guía cogido de la mano hasta dentro de sus entrañas y te lleva por los Mares Orientales como si tú estuvieras al mando del “Sofola”, su último barco. El relato es exquisito, con un final inesperado, digno de un narrador con mayúsculas. Disfrutadlo.
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