Creacion colectiva a partir del texto de William Shakespeare.
Con: Jorge Cruz, Ricardo Peres y Tiago Viegas.
Dirección: John Mowat. Teatro do Chapito.
Alcalá de Henares. XIII Festival de las Artes Escénicas “Clásicos en Alcalá”.
Corral de Comedias.
Con Hamlet, Otelo, El Rey Lear y Antonio y Cleopatra
, Macbeth integra el grupo de piezas de Shakespeare que Harold Bloom
denomina las “grandes tragedias”. Salvo por la mordaz ironía que
impregna muchas escenas de estas obras memorables o por casuales
anticlímax que relajan momentáneamente la tensión -sólo para prepararnos
para la siguiente vuelta de tuerca- el aliento trágico de los
protagonistas de estas obras y el dramatismo de muchas de sus escenas es
casi insuperable, no es extraño por ello que, metidos en faena, estos
incorregibles chicos grandes de la compañía do Chapitô hayan elegido
precisamente una de estas piezas como blanco de los dardos de su acerado
instinto para la parodia. Y es que a mayor distancia entre el original y
la copia más perceptibles son los desplazamientos de sentido
desencadenantes de una comicidad basada en el contraste entre el modelo y
su caricatura.
La ambición y los escrúpulos de Macbeth, la
perfidia de la sanguinaria y malévola lady Macbeth, la condescendencia
del clemente y justo rey Duncan y la cobardía de sus hijos Malcolm y
Donalbain, el fantasma ensangrentado de Banquo o la desesperación y la
rabia del fiero Macduff azuzado por el afán de venganza por la muerte de
su esposa y de sus hijos a manos de los esbirros de Macbeth, todo lo
pasan por la trituradora estos cómicos irreverentes que no dejan -nunca
mejor dicho- títere con cabeza, subvirtiendo el supremo orden de lo
trágico que inspiró esta pieza para “inadaptarla” y convertirla en una
descacharrante comedia. La atmósfera de misterio y pesadilla y que
impregna toda la historia es asimismo degradada por vía de la
deformación grotesca, convirtiendo en risibles las escenas más
violentas, como el combate de Macbeth con Macduff o las más truculentas y
terroríficas, como el apuñalamiento del rey, los encuentros con las
brujas o la aparición de los espectros de Duncan y Banquo.
De nuevo, como ya hicieran en 2009 con su versión de Drácula,
tres únicos actores en un continuo y vertiginoso y proceso de
trasformación son capaces desdoblarse en la multiplicidad de personajes
que pueblan la obra original mediante mínimos cambios de atuendo y de
ademán; nunca dieron tanto juego en el proceso de caracterización de los
personajes un “kilt” y una bandolera de tartán de pura lana escocesa,
reconvertidos sucesivamente en saya, minifalda, mortaja o sábana de
fantasma. Dueños de un extraordinario repertorio de recursos expresivos
de la voz y del cuerpo y armados con un mínimo equipo de sonido y tres
micrófonos consiguen recrear en vivo y en directo desde el tétrico y
brumoso ambiente de las tierras altas hasta el avance imparable del
bosque de Birnan pasando por el fragor de la sangrienta batalla con la
que se abre la obra, en la que un intrépido reportero, micrófono en mano
pretende obtener las impresiones de los moribundos soldados, o la no
menos hilarante secuencia en la que Malcolm trata de captar partidarios
para luchar contra el tirano y recuperar el trono de su padre,
secuencia, que para la ocasión se ha convertido en un partido de golf
sobre las verdes praderas de la campiña inglesa, utilizando como palos
de golf los mismos soportes de los micrófonos y retransmitido, de nuevo,
por un místico reportero de voz lánguida y amanerada.
Gordon Craig.
Macbeth: Clásicos de Alcalá 2013.
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