"[...] El teléfono no era su objeto favorito y más de una vez había considerado la posibilidad de librarse de él. Lo que más le disgustaba era su tiranía. No sólo tenía el poder de interrumpirle contra su voluntad, sino que inevitablemente él tenía que ponerse a sus órdenes. Esta vez decidió resistir. [...]".
La ciudad de cristal de
Paul Auster.
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