De Manuel de Falla.
Con: Mar Poveda, José Ignacio
Peña, Itziar Álvarez, Carolina Solas, Jorge Muñoz, Soledad Vidal, Jesús
Arcos, María Arévalo, Teresa Muñoz, Jesús Posada, Daniel Ledó, David
Alegre, Laura García y César Pérez.
Arreglos y dirección musical: Montse Muñoz.
Dirección y puesta en escena: Emilio del Valle
Alcalá de Henares. XIII Festival de las Artes Escénicas. “Clásicos en Alcalá”.
Instituto Cervantes.
Éste
montaje es una síntesis de la extraordinaria capacidad fabuladora de
Cervantes y del genio musical de Manuel de Falla. Se trata de la
adaptación musical y escénica de dos conocidísimos episodios de El Quijote,
el relativo a la aventura del rebuzno y el dedicado a la no maenos
donosa y divertida historia de maese Pedro el titiritero y su mono
adivino, correspondientes respectivamente a los capítulos XXV y XXVI de
la segunda parte de la novela.
Relatada por un paje que se dirige a la venta donde Don Quijote y
Sancho van a pasar la noche, la historia del rebuzno reproduce el chusco
suceso de un regidor manchego que habría intentado sin éxito buscar a
su burro extraviado recorriendo él mismo el bosque rebuznando; se trata
del típico chascarrillo satírico fruto de la sabiduría popular que Cervantes acertó inmortalizar dándole forma literaria. En esta ocasión
sirve para contextualizar la llegada de maese Pedro a la venta y para
preparar el terreno a los extraordinarios sucesos que van a tener lugar
durante la representación en el retablillo de títeres de la historia de
Melisendra cautiva del moro Marsilio y de su liberación por el famoso
caballero don Gaiferos. Como es sabido, dada la irrefrenable tendencia
de Don Quijote a confundir la realidad con lo imaginario, cuando ve que
los secuaces del rey Marsilio están a punto de dar caza a los huidos se
desata su cólera y la emprende a lanzazos y mandobles con las figuras
del retablillo no dejando literalmente títere con cabeza.
La acción se desarrolla en una especie de tablado de marionetas de
gran tamaño, montado sobre el escenario donde se sitúan los músicos, a
un lado y otro de dicho tablado, don Quijote y Sancho asisten a la
representación entre asombrados y perplejos. Rivalizan en este
espectáculo el ingenio y la tersura de la prosa cervantina, de una
sorprendente modernidad, con el talento y la sensibilidad de Manuel de
Falla para evocar con su música los diversos ambientes y atmósferas
sugeridos en el relato: la indolencia de don Gaiferos, los lamentos y
angustia de la prisionera o el fragor de atabales y tambores durante la
persecución de los amantes. Falla combina magistralmente el ritmo rápido
de los recitativos con serenos y hermosos pasajes orquestales en los
que se funden elementos de la música popular española con motivos del
estilo neoclásico.
Aunque quizá la integración de los diversos elementos expresivos
no siempre se produzca a pleno rendimiento y el movimiento escénico
resulte un tanto errático y confuso, la sofisticación y el colorido de
la música y la belleza de la palabra están siempre presentes y
confabuladas, las más de las veces, para provocar una grata experiencia
estética. De hecho el espectáculo supo a poco al reducido público
congregado en el hermoso patio renacentista de la sede del Instituto
Cervantes alcalaíno, público que aplaudió calurosamente a los
instrumentistas e intérpretes al final de la representación.
Gordon Craig.
El Retablo de Maese Pedro en el Festival Clásicos de Alcalá.
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