sábado, noviembre 18, 2017

TEATRO. Missing. "Perpetuum mobile".

Creador: Amit Lahav.
Intérpretes: Chris Evans, Anna Finkel, Ryen Perkins-Gangnrd, Amit Lahav y Katie Lusby.
Escenografía: Rhys Jarman y Amit Lahav
Diseño de luces: Chris Swain y Amit Lahav.
Música original: Dave Price.
XXXIV edición del Festival de Otoño a Primavera. Madrid. Teatros del Canal. 17 de noviembre de 2017.



Para el insigne escenógrafo, figurinista y director teatral Arthur Gordon Craig el Arte del Teatro surgió de la acción, del movimiento y de la danza. En un pasaje de su ensayo On the Art of the Theatre, de 1911, dirigido a los “creadores del teatro del futuro” en el que pondera precisamente las cualidades del movimiento leemos específicamente: “You now will reveal by means of movement the invisible things, those seen trough the eye not with the eye, by the wonderful and divine power of movement”.

El espectáculo de la compañía Gecko que vimos anoche en los teatros del Canal evidencia que esta vehemente exhortación del visionario director de escena británico no ha caído en saco roto, y que un siglo después, sus geniales intuiciones se han materializado y han fructificado en espléndidas realizaciones, como en la obra que comentamos, Missing, del creador israelí afincado en Gran Bretaña Amit Lahav.

Y es que el movimiento, desde la utilización de una cinta transportadora -sobre la que se desarrollan muchas escenas de la obra- hasta las evoluciones sobre el tablado de una bailarina de flamenco, pasando por el desplazamiento incesante de los intérpretes dentro de unos “marcos” luminosos que se achican o agrandan, suben o bajan, se acercan o se alejan del espectador, según los caprichosos vaivenes de la memoria de la protagonista, parece constituir unos de los elementos expresivos fundamentales a los que recurre el autor para mostrar las emociones de los personajes, en una suerte de celebración, de exaltación, casi, diríamos, de el “perpetuum mobile”, esa máquina de movimiento continuo que tantos físicos han perseguido infructuosamente desde la antigüedad.

La sensación de fatiga, de estrés, casi, con la que uno llega al final del espectáculo, sometido a los bruscos contrastes del claroscuro, a los hirientes fogonazos de la luz estroboscópica, a los violentos efectos sonoros y al frenesí del movimiento corroboran esta interpretación, e iluminan esas fulguraciones de la memoria en forma de recuerdo que invaden la mente de Lily en convulso y desordenado tropel.

Con un leve trasfondo autobiográfico -al parecer el padre de Amit Lahav fue músico, su madre bailarina y se conocieron en un salón de baile-, la pieza es una exploración de las profundidades de la psique humana, un viaje al lugar ignoto donde residen aquellos sucesos que marcaron nuestras vidas: la dulzura y las desdichas de la infancia y la adolescencia, las experiencias felices o traumáticas de la madurez, los amigos la pareja, etc…Pero más que una reflexión racional al uso, seguida mediante procedimientos discursivos, la obra apela a nuestro inconsciente, proporcionado imágenes llamadas a estimular la imaginación de cada espectador y a que éste haga suyo este viaje de exploración.

En conjunto, y más allá del contenido temático -si cabe expresarlo así-, de la obra, o en estrechísima vinculación él, cabe resaltar que estamos ante una extraordinaria experiencia estética ideada y ejecutada con la rigurosa meticulosidad del orfebre y pulida con cada encuentro con el público a lo largo de los más de cinco años que lleva rodando por los escenarios; ante la obra de un autor, que como los grandes creadores de la escena contemporánea llámense estos Etienne Decroux o Pina Bausch, Lloyd Newson o Romeo Castellucci, a quien vimos aquí hace un par de años, ha creado un lenguaje propio hecho de música, luz, palabras y movimiento  (“Action, words, line, color, rhythm”, como quería Craig), ensambladas armónicamente en un “espectáculo total”, de una excepcional calidad artística y que aúna verdaderos alardes de perfeccionismo formal por parte de los intérpretes con una genuina capacidad para establecer una conexión emocional con el público.

Gordon Craig.

Missing. Teatros del Canal.


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