<< […] Nunca como ahora ha existido tanta distancia entre la conciencia individual y una realidad social que, por un lado, estimula los deseos y, por otra, los cercena de forma brutal.
Hace menos de un siglo, la política ofrecía una esperanza de liberación a quienes creían que los fascismos o el comunismo podrían solucionar los problemas del ser humano. Pero hoy la política ha sido secuestrada por las cúpulas de los partidos, que son realmente quienes detentan el poder e impiden cualquier cambio sustancial que perjudique su status.
Sólo me quedan las ensoñaciones del paseante solitario que
se consuela con la próxima llegada del otoño. >>
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