
Bregovic acompañado de su Banda de Bodas y Funerales, trenza una historia fácil para que se pueda representar en cualquier boda y funeral, y perdonen por la repetición, pero su Karmen está escrita para que una humilde banda u orquesta la pueda ejecutar sin mayores complicaciones. “Karmen” también es un homenaje a los gitanos, y como señala el compositor balcánico, en la única ópera que una gitana es protagonista, el final no podía ser triste, como en la obra original se cuenta, porque a los gitanos, como a todas las personas, también les gustan los finales felices. Por eso Bregovic lo cambia, y la historia termina bien.
La composición musical es extraordinaria, a la altura de la banda sonora de la versión de “La Divina Comedia de Dante” de Tomaz Pandur, de la que pudimos disfrutar la temporada pasada en el teatro María Guerrero, o de cualquiera de los trabajos de Bregovic en el cine, ya sea con Kusturica o con Chéreau. Hay momentos emotivos de gran intensidad, por poner sólo un ejemplo: cuando las dos bandas de música rivales, una la del novio de toda la vida de Karmen, y la otra la de su nuevo amor, rivalizan musicalmente, la primera interpretando la nueva partitura de Bregovic, y la segunda siguiendo la composición original de Bizet.
Una noche mágica más en el Teatro Español. El público se lo pasó en grande; muchas veces la compostura se vino abajo, y el patio de butacas parecía una sala de baile, con la gente dando palmas y llevando el ritmo de la melodía desde sus asientos sin freno. Goran Bregovic y su Banda largamente ovacionados, regalaron a la concurrencia varios bises, como buenos músicos que son, y si los aplausos no hubieran cesado en algún momento, hubiéramos continuado en este plan hasta altas horas de la noche.
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