lunes, julio 09, 2012

1000 razones para no dejar de leer. Los inquilinos de Bernard Malamud.

<< […] No es posible, no tengo nada que valga la pena robar. Pero el candado estaba en el suelo, serrado en dos. La puerta había sido forzada. Llorando de furor, agitando ambos brazos ante sí como si quisiera ahuyentar el mal, Lesser entró en su piso y encendió la luz. Lamentándose, corrió de una habitación a otra, hurgó ciegamente en el armario del estudio, entró danto un traspiés en el cuarto de estar y lo atravesó frenético entre masas de viejas páginas manuscritas, pilas de libros desgarrados y discos rotos. En el cuarto de baño, después de haber mirado en la bañera y de haber emitido un largo, prolongado y triste alarido, el escritor, al borde la locura, se desmayó. […] >>.

Bernard Malamud, “ Los inquilinos “.

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